Y para mí ha sido un año que por supuesto me apena que acabe, en este aspecto, porque aprovechánolo me ha servido para hacer cosas relacionadas con la astronomía que hasta nunca me había animado a hacer. Me animé a continuar con la astrofotografía (...bueno, con el astrodigiscoping, para ser sinceros
), hice parte del maratón Messier (lástima lo que te pasó, plazasMurcia, la noche pintaba muuuuuuuy pero que muy bien), he enseñado astronomía básica a muchos de mis amigos y amigas, he difundido la astronomía por mi pueblo, en mis ratos libre me he cultivado con los libros y las palabras de los que saben un rato de astronomía.Y al acabar el año, me da la impresión de que no va a volver a ser lo mismo; 2010 será el año de otras muchas cosas, y sin embargo, también tengo la misma sensación que Galileo hace 400 años, lo que originó este año: me enorgullece mucho haber contribuido con mi granito de arena al conocimiento de esta ciencia, que digo ciencia, VIDA, y haber contribuido también a su fascinación y admiración.
Estoy triste por que acaba, pero contento por saber que ha existido. Y no puedo evitar esbozar una sonrisa de alegría cuando escucho al padre decirle al hijo de corta edad, o viceversa: "Mira, papá, esas tres estrellas tan gordas forman el cinturón de Orión". Sólo por eso creo que estos 365 días han valido la pena.
En definitiva, éste ha sido mi año. Y el tuyo. Y el de todos nosotros.Aunque creedme, que si vuelvo a vivir otro AIA, volvería a hacer lo mismo con la misma ilusión.
Saludos.
