Señoras y señores, todavía estoy flipando.
Escribía yo el 16 de mayo pasado en un post titulado Nuevo encuentro con M57 desde Madrid que:
Telescopio escribió:(...) Como ya comenté en un post del año pasado, y como aviso a principiantes, nada de esperar ver el colorido "Donut" de este Messier que aparece en libros y astrofotografías. Visto con un 127 mm con ocular de 25 mm desde un cielo malo como es el de una gran ciudad, M57, repito, no aparece más que como un parche grisáceo (...) En principio sería posible ver (o al menos percibir) la estructura del anillo o "Donut", pero con este telescopio desde Madrid se me antoja imposible. Habría que ir a cielos más adecuados
Bien, pues de lo dicho, nada. Rectificar es de sabios. Anoche logré ver (o más bien, percibir por instantes) el "agujerito" de M57 desde la capital de España.
Curiosamente, volvió a coincidir que el peque se durmió pronto, que era lunes y que tocaba sesión de cadáveres y autopsias en CSI. Así que en previsión de un episodio sanguinolento me pertreché de una bandeja bien provista de pan untado en "foie gras", aceitunas, queso semicurado y jamón serrano, acompañado de algo de fruta y un helado... Qué le voy a hacer, a mí las prácticas forenses me abren el apetito.
Organizada la pitanza, y faltando escasos cinco minutos para que se iniciase la sesión semanal de evisceraciones, análisis de ADN y salpicaduras varias de distintos fluidos corporales, me asomé un momento a la ventana a ver si los dioses habían tenido a bien darnos un cielo mínimamente en condiciones a los sufridos aficionados matritenses... Y así era. Ya se barruntaba al atardecer que aquella podía ser una buena noche, con esa ausencia de viento, esa temperatura estable, esa escasa humedad... Sólo hacía falta esperar a que los chicos de Gallardón apagasen de una vez los estúpidos focos nocturnos con los que "embellecen" el curso del Manzanares.
Deprisa y corriendo, saqué la montura, monté el maksutov, retiré las tapas y puse el buscador. Acto seguido, galopé hasta al salón. Justo a tiempo. La cortinilla publicitaria daba paso a Grissom y sus muchachos. En la pantalla, un par de pijas recauchutadas consultaban con una "medium"... que no tardó ni dos minutos en conocer por ella misma los secretos del Otro Mundo. Ya teníamos fiambre en la cena.
Al cabo de un rato y con la panza satisfecha, aproveché una de las inevitables e insufribles pausas publicitarias para ir a atender una necesidad fisiológica perentoria y ajustar el buscador. El cielo, despejado y estable, sólo se veía perturbado por los dichosos "focos antiaéreos" del alcalde. Bueno, era cosa de esperar a medianoche.
Un nuevo asalto al frigorífico me proporcionó la impedimenta necesaria para enfrentarme al segundo episodio de la noche, uno de una temporada anterior en el que un mechero barato y una botella de ron de garrafón permitían a la víctima de turno comprobar las excelencias de la carne a la brasa muy hecha... en su propio pellejo. Se trataba de un asunto de cuernos muy ardiente y que me trajo a la memoria las inmortales estrofas de Javier Krahe:
(...) Sacudir con corriente alterna
reconozco que no esta mal
la silla eléctrica es moderna,
americana, funcional
y sé que iba de maravilla nuestro
castizo garrote vil
para ajustarle la golilla
al pescuezo mas incivil.
Pero dejadme, ¡ay!
que yo prefiera,
¡La hoguera!, ¡la hoguera!, ¡la hoguera!
la hoguera tiene... que sé yo,
que solo lo tiene la hoguera.
En fin, concluida la chamusquina, y mientras mi propia dormitaba en el sófá -como siempre le ocurre con el CSI-, me fui a la habitación-observatorio, donde el telescopio llevaba casi dos horas de adaptación térmica. El el cielo, Lyra estaba bien alta.
A oscuras, metí el el filtro UHC-LPR (imprescindible) en el ocular de 25 mm y apunté a Vega. Las estrellas aparecían puntuales y bien definidas: la cosa pintaba bien. En unos segundos tenía en la cruceta del buscador a Beta Lyrae, así que subí un poco y moví el telescopio a la izquierda un pelillo y... ¡¡ZAS!! Allí estaba M57, clavada en el centro del ocular.
En un principio, nada fuera de lo habitual. La nebulosa aparecía como en otras muchas ocasiones, un pálido manchurrón de novena magnitud.
Cubriendo mi cabeza y el portaocular con una camiseta negra para eliminar molestias luminosas del exterior, observé durante un buen rato la nebulosa y sus alrededores, tiempo en el que sin duda mis ojos y mi cerebro se prepararon de forma inconsciente para captar el más mínimo fotón de luz. Y fue entonces, al cabo de unos minutos, mientras observaba algunas de las débiles estrellas de los alrededores, cuando me pareció captar, de reojo, un evanescente giño en el centro de la nebulosa. Fue sólo una fracción de segundo.
Un calambrazo me recorrió la espina dorsal ¿Acaso he visto el "donut"? ¿No me habrá gastado el cerebro una mala pasada? Empecé a probar distintos trucos: visión lateral, desenfoque, cambio de ojo... Y en casi todas las ocasiones pude ver, o mejor, percibir, vislumbrar durante apenas unos instantes y de forma casi fantasmal el "agujero" de M57, que aparecía y desaparecía, a veces nítido y casi siempre vaporoso, oscilando juguetón ante mis ojos durante más de media hora.
En fin, ¿qué más decir? La de anoche fue una de las sesiones de obseravación de Messiers más satisfactorias que he podido disfrutar en los últimos tiempos.
¡Qué grande es mi pequeño mak de 127 mm!
Saludos
12" - WO UWAN 28mm. - WO UWAN 16mm. - NAGLER 7mm. - ... y LUZ, MUUUCHA LUZ ¡¡¡¡
