Ayer regresamos los últimos que quedamos de una estancia de varios días en Don Domingo (unos 1560 m, Sierra de Segura, Jaén). Yo estuve una semana (13 a 20 de julio), pero otros compañeros estuvieron algunos días menos. La razón de estar tantos días no sólo era para desquitarme de no haber podido ir a observar desde un cielo bueno desde hace un año, sino sobre todo, poder aprovechar bien alguna noche (hay muchas noches en esta época del año en que hay nubes de tormenta) y poder descansar del viaje (entre la ida y la vuelta, se pierde un día entero desde Málaga).
En esta ocasión, no hice fotos. Sólo disfruté cuanto pude de las vistas, si bien sólo hubo tres noches aprovechables debido a la nubosidad. Todas las noches hubo algo de brisa, que resultaba algo molesta a veces por su persistencia, y acabé con algo de frío a pesar de que la temperatura rondó los 17ºC y llevaba tres capas de ropa, que resultaron insuficientes.
Acostumbrado como estoy al cielo de Málaga y, como mucho, la Venta de la Leche (Zafarraya, Granada), la diferencia del cielo es abismal. En Don Domingo, la lectura habitual del SQM se suele situar normalmente entre 21,3 y 21,6, siendo más común el valor de 21,4, sobre todo a partir de las 1:00 h más o menos.
Tengo curiosidad por este comportamiento de la atmósfera. A pesar de que son muchas las localidades que reducen su emisión lumínica a partir de las 12, el cielo se muestra claramente más luminoso bien entrada la madrugada, y no es un efecto debido a la mayor altura de la Vía Láctea. ¿Por qué estará el cielo más oscuro en el primer cuarto o tercio de la noche?
Pero lo mejor llegó la última noche, en la que nos quedamos solos un compañero de la agrupación y yo. El valor del SQM llegó nada menos que a un 21,8 al principio de la noche, gracias a una atmósfera diáfana. Ha sido mi récord absoluto de todas las medidas que he realizado. En el horizonte, la CL resultaba evidente, lo que hacía descender la medida a 21,3 en el peor de los casos. Es decir, en el horizonte, el cielo está mejor que en el cénit la mejor noche que he medido desde la Venta de la Leche (21,2). La vista me dejó anonadado y me hizo preguntarme cómo sería desde un sitio completamente libre de CL y redobló mi convencimiento de la responsabilidad que tenemos los aficionados de, al menos, dar a conocer la magnitud de este problema. Como sociedad, no deberíamos haber permitido que desapareciera algo tan hermoso y que encima era gratuito.
La última noche, la Vía Láctea se recortaba sobre el fondo del cielo, de horizonte a horizonte, de un modo que nunca antes recuerdo haber visto, resaltando nítidamente multitud de estructuras oscuras sobre las más brillantes. A simple vista, con filtros NPB sobre los ojos, la imagen se volvía aún más contrastada, haciendo impactantes muchos objetos de Messier y otros como la nebulosa de Norteamérica, el Velo..., aunque yo prefería la imagen sin filtro. Hacia el centro de la Vía Láctea, las condensaciones se volvían de una notable complejidad, y fui capaz de reconocer e identificar algunas constelaciones que hacía mucho que no veía por tener estrellas muy débiles, como Ofiuco o la Serpiente que lo rodea. Sin duda, si tuviera que quedarme con una imagen de la semana, no sería con las magníficas vistas ofrecidas por los grandes telescopios que se juntaron en esta ocasión, sino con la sencilla visión a ojo desnudo de la parte de nuestra galaxia en la que habitamos.
Con los prismáticos de Nikon 10x70, el contraste y la nitidez eran absolutamente apabullantes. Dan una imagen muy bien corregida hasta un 85-90% del campo, aunque con algo de cromatismo que no se aprecia muy ligeramente más que en la Luna, Venus y escenas diurnas a contraluz. Con ellos hice un repaso se multitud de cúmulos y nebulosas de Escorpio, Ofiuco y Sagitario, además del Doble Cúmulo de Perseo, M31, M33, M101, M5, M13, M51, M81, M82... Menudo festín...
El gran campo cubierto por estos prismáticos (5.1º), unido a su contraste y la calidad del cielo, ofrecía imágenes memorables, como la de la galaxia de Andrómeda, que ocupaba buena parte del campo y mostraba al menos una banda oscura, el Doble Cúmulo, o un precioso acercamiento entre la finísima Luna creciente de hace tres noches (que no había llegado a ver a simple vista en el crepúsculo) y Venus, que también mostraba una fase muy acusada. Especialmente delicada resultaba la imagen de la zona de Sagitario, en donde además de las impactantes M8, M20, M16 y M17, se llegaba a ver el fondo del cielo no sólo como una mancha lechosa, sino como una profundidad insondable colapsada de una miríada de pequeñísimas estrellas que completaban el campo de visión. Nunca antes había tenido la fortuna de experimentar algo así. Intuyo que algo así, a menor aumento, claro, es lo que debería verse sin CL.
La turbulencia era variable, pero relativamente escasa la mayoría de los días, aunque apreciable a aumentos medios y altos. Las vistas de Saturno estaban claramente limitadas por la misma, tanto a través de telescopios modestos (Vixen 115ED) como reflectores medianos (8", 9.25") o grandes (16" y 20"), aunque se notaba más en telescopios de más diámetro, claro. Aún así, la imagen, relativamente estable y con Titán a un lado, era muy agradable en el Vixen. Ya con el 16" me resultó muy llamativa la clara presencia de un buen puñado de satélites alrededor del planeta, no menos de 5. Con los prismáticos de 10x70, se podían apreciar los anillos, aunque no se llegasen a resolver como tales, y Titán.
La penúltima noche, aprovechamos para hacer una comparativa directa entre los Ethos 13 y 17, y los Nikon HW 12.5 y 17 (que pueden transformarse en 10 y 14 respectivamente con sus respectivos convertidores dedicados incluidos de serie). Para ello usamos un Newton con óptica Zambuto de 20" a f/4 que llevó Alejandro y sus oculares (Ethos), además de los míos (los Nikon).
Como recordaréis, en pruebas anteriores en SC y refractores APO, sobre la Luna, me pareció que el Nikon 17 daba una imagen algo más contrastada y claramente más plana y de menor cromatismo que el Ethos 21 (no tenía el 17), sobre todo cerca del borde del campo. En esta ocasión, usamos para la comparación tres objetos muy diferentes: M31, M13 y M17. Las conclusiones son mucho menos claras que en la prueba anterior, siendo las diferencias mínimas y en el mismo sentido en todos los casos: algo de más contraste de los Ethos, aunque el campo es algo más plano y mejor corregido en los Nikon. Globalmente, para los objetos que vimos de cielo profundo, sobre todo la nebulosa y la galaxia (objetos extensos), la visión que otrecían los Ethos me pareció ligeramente más agradable por su mayor contraste, ya que en estos casos nos tendemos a fijar en el centro de la imagen y la mejora de la calidad en bordes no se aprecia tanto como la ver la Luna, por ejemplo. Además, parte de la corrección del borde debida al ocular queda enmascarada parcialmente por la coma del espejo a f/4. Me gustaría repetir la comparación, pero usando buenos refractores también desde cielos buenos...
Por cierto, las imágenes de este telescopio eran espectaculares, y llamaba la atención su contraste y la puntualidad de las estrellas, dado el tamaño notable del espejo. No, no son como las de un APO, pero es que las de un APO no suelen trabajar a esos aumentos, con lo que les afecta menos la turbulencia, ni las imágenes que dan son tan brillantes ni de lejos... También es de destacar la mecánica suave a la vez que firme (StarStructures) y el sistema de posicionado (ArgoNavis), aunque el GoTo no estaba operativo. Eso sí, hacían falta unas pasarelas y ruedas para bajarlo del coche, del que ocupaba la mitad (maletero y asientos traseros). Se podría uno quedar horas con un solo objeto desentrañando detalles. Salvo por el color, esas imágenes no tienen nada que envidiarle a las fotografías de esos objetos. Incluso, desde mi punto de vista, aún supera a muchas de ellas, que me parecen sobreprocesadas en muchos casos para tratar de "sacar todo lo que hay".
Dicho esto, y salvando las enormes distancias de portabilidad, peso, dimensiones y precio, merece mención especial el dobson ligero de 16" a f/4.5 de Explore Scientific, que llevaron Carlos y Vanesa. Tiene un sistema de colimación del primario muy ingenioso y muy cómodo que permite hacerlo sin agacharte, sólo girando una palanca que se coloca en tres tornillos situados a los lados del primario y que se puede operar mirando directamente desde el portaoculares. Eso hace que se pueda colimar por una sola persona con facilidad con un autocolimador, sin láser (sencillo y rápido, pero poco preciso). Las imágenes eran ciertamente comparables a las del 20", al menos en los objetos y aumentos que usamos, aunque bastante menos luminosas, algo más pequeñas y sin tantos detalles, claro. Pero, digamos, que la diferencia era bastante menor de la que esperaba, al menos a nivel óptico. Los movimientos no eran malos, ni mucho menos, pero no eran tan suaves como los del 20", y tampoco tenía la ayuda del navegador.
Frente a todo lo anterior, mi FS78 tenía poco que hacer.
No era capaz de resolver la mayoría de los cúmulos, sólo insinuaba un aspecto granuloso. Las nebulosas eran en comparación pequeñas o poco luminosas, igual que Saturno. Pero pese a ello, qué bonitas eran las imágenes. Así que no tiene motivos para acomplejarse.Durante la mañana del sábado, aprovechamos para ver el Sol con el prisma de Herschel y el Vixen 115ED a f/7.7 de Pedro España. A pesar de la escasez y pequeño tamaño de las manchas, la vista del Sol en su color "real" era impactante, mostrando claramente más definición y menos cromatismo que mi FS78. Al aumento adecuado (llegamos a meterle un 2,5 mm...), se le podían ver hasta estructuras transversales en la penumbra de las manchas mayores.
Bueno, si alguien ha llegado hasta aquí, espero que no le haya resultado demasiado aburrido. Gracias por la paciencia.
Ah, se me olvidaba. Durante la semana del 10 al 17 de agosto (sobre todo del 10 al 14), tengo previsto volver a ir a Don Domingo si no se tuerce nada, así que si alguien se anima, que me lo diga y le cuento...
Saludos.
Os hubiérais llevado una experiencia de esas que se quedan grabadas para toda la vida. Es de esas veces que dices: ¡ahora sí que empieza a verse lo que debería ser esto, todo aquello que inspiró los mitos de la antiguedad e impulsó al ser humano a mirar hacia arriba y dentro de sí para encontrar su lugar en el mundo!
