Entrevista Ramón Núñez Centella-Museos Científicos Coruñeses

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juanjaen
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Entrevista Ramón Núñez Centella-Museos Científicos Coruñeses

Mensajepor juanjaen » 06 Nov 2005, 19:22

«LA CULTURA SIN CIENCIA ES COSA DE ÁNGELES»

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La Coruña albergará el III Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia entre los días 9 y 11 de noviembre. La ciudad gallega cumple 20 años de divulgación científica a través de sus museos. Ramón Núñez la ha hecho pionera en España y todo un referente mundial en la materia.
Manuel R. Illana

Ramón Núñez Centella
El lema del Congreso es “Sin ciencia no hay cultura”. ¿Se ha integrado el conocimiento científico en el patrimonio cultural?

En el mundo intelectual, no. En España, por ejemplo, cuando se firma un manifiesto “de los intelectuales”, no hay ningún científico entre ellos. Sin embargo, a nivel cotidiano, la gente maneja a diario información científica práctica (la juventud usa el ordenador o el teléfono móvil). Otras personas dedican buena parte de su tiempo a hobbies relacionados con estos conocimientos, desde la Astronomía a las setas. Para que tenga aplicación en la vida de las personas, la cultura debe llevar un componente científico; si no, se convierte en algo platónico, en “cosa de ángeles”.

Una de las novedades del evento son los ‘Encuentros con provocador’, al que asistirán famosos artistas, escritores, filósofos o periodistas. ¿El interés científico se provoca?

En el ámbito científico corremos el riesgo de hacer congresos donde siempre nos reunamos los mismos, los creyentes de nuestra religión. Por eso, el provocador escoge a personas con éxito social y profesional para preguntarles por qué necesitan la ciencia. Ésta también significa actitudes (como el escepticismo del filósofo) y habilidades (como la capacidad de descripción del novelista). La provocación (implícita en el propio lema del Congreso) es el elemento principal de toda Educación: algo nos sorprende y nos replanteamos los esquemas previos con que entendíamos el mundo.

La Coruña fue la primera ciudad española en dedicar parte de su presupuesto a fomentar la cultura científica. ¿Qué avances ha percibido en estas dos décadas?

Por una parte, un importantísimo impacto local y regional. Mientras antes quedaba restringida tristemente a la escuela o sucesos catastróficos, la ciencia es hoy en Coruña y Galicia algo cotidiano a lo que la gente está acostumbrada, una materia continuamente presente en conferencias, exposiciones y medios de comunicación. Por otro lado, en España han surgido centros de divulgación (Granada, Valencia, Barcelona, Madrid, Cuenca, Pamplona…) que están rompiendo estereotipos.

Los premios ‘Prismas Casa de las Ciencias a la Divulgación’ cumplen en este Congreso su decimoctava convocatoria. ¿Cómo valora este tipo de galardones?

Son un estímulo importante para la divulgación en general, pero sobre todo para quienes desempeñan tareas nuevas, todavía escasas, que aún no gozan de reconocimiento. Hasta ahora, el científico universitario, de alto nivel, miraba por encima del hombro al docente de secundaria o divulgador. Hoy día, empero, estas últimas son consideradas simplemente opciones profesionales diferentes. Y no cabe duda de que los premios son un aliciente.

¿Cómo se involucra a las empresas para que realicen divulgación sobre su actividad tecnológica?

Es un camino arduo, pues falta una legislación de mecenazgo que les ayude económicamente. Así, las empresas pequeñas poco beneficio pueden obtener; las grandes lo miden en términos de imagen, aunque todavía sin estimaciones adecuadas. Aunque peque de ingenuo, sueño con una vía que creo más factible: una sociedad más exigente con el componente divulgativo de la Publicidad. Por ejemplo, el spot de un coche podría informar sobre sus características técnicas (seguridad, sistema de frenado, inyección…) en lugar de presentar a la clásica moza quitándose ropa.

La “Declaración de Granada” define la ciencia como enemiga de la incultura y el oscurantismo. ¿Qué opina de la proliferación de adivinos en los medios de comunicación?

Aunque la lucha contra la ignorancia siempre es “urgente” (como rezaba el documento), el problema, y el hombre en general, no se arregla por decreto. La gente acaba abandonando estas prácticas cuando se siente más culta, así que no soy partidario de tomar medidas legislativas. Lo que sí me preocupa es que esos espacios tengan cabida en las televisiones públicas, donde no debería entrar la basura.

Presentación del Congreso
La clausura del Congreso prevé la lectura dramatizada de una obra teatral, Copenhague, de Michael Frayn. ¿Por qué esta elección?

Su título hace referencia a la visita que el físico Werner Heisenberg, a cargo del esfuerzo nazi para desarrollar la bomba atómica, hizo a su maestro, Niels Bohr, en la Dinamarca ocupada de 1941. Se ha especulado con que en dicha reunión, que puso fin a la amistad entre ambos, Heisenberg pudo haber pedido a Bohr colaboración para sus investigaciones.

Las cuestiones morales…

El texto plantea el papel del hombre de ciencia en una situación crítica, donde confluye una compleja trama de intereses, valores e ideales. Además, suscita la reflexión sobre la libertad en el conocimiento científico. Una de las propiedades de este último es su comunismo. Aunque existen ciertos impedimentos temporales (como las patentes, el control de los estados o el lenguaje críptico propio de los alquimistas), a la larga, dicho conocimiento termina estando al alcance de todo el mundo.

Precisamente se cumplen sesenta años de las masacres atómicas de Hiroshima y Nagasaki. La citada “Declaración” de 1999 sitúa también a la ciencia contra la barbarie humana, pero ¿es ella suficiente?

La ciencia es necesaria (junto con la poesía, la belleza o el sueño de las utopías), pero por sí sola no basta para arreglar el mundo. Hay algo todavía más necesario, llámesele humanidad, cariño o solidaridad, aunque la palabra que más me gusta para definirlo es el amor (desde su empleo por los hippies o los Beatles, pasando por Jesucristo).

Para terminar, ¿cómo se prepara la receta de una buena obra de divulgación?

Igual que un buen plato. Primero, con una presentación apetitosa; en divulgación, un titular que tenga gancho, ilustraciones atractivas, buena maquetación, etc. Segundo, con chicha, buenos ingredientes; es decir, información con contenido, rigurosa. Tercero, hacerlo digerible a los comensales primerizos, aunque pierda algo de aroma, pero sin traicionar el producto; hay que explicar las cosas de una forma sencilla, en conexión con los intereses y nivel de conocimiento del público.

Artículo Original:

http://www.andaluciainvestiga.com/espan ... z_1672.asp

Más información:

http://www.casaciencias.org/Presentacion/index.htm

http://www.casaciencias.org/congreso/In ... neral.html

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