Mitología de las constelaciones y otros añadidos

[acafar]

Si no se llegará a publicar el libro de recopilación, espero que por lo menos que se publicara la recopilación de mitología que está haciendo JCS. Es genial.

Al leerlo viajas a otro tiempo, cuando no se escribía copiando de la wiki, sino recopilando información de muchos libros con paciencia y unificándolo todo con la visión personal del autor.

Gracias por el regalo, amigo!

[JCS]

Gracias Rafa. A ti y a todos los tripulantes del Liado. Como bien sabéis el intento editorial es obra de todos y cada uno contribuye con lo mejor que puede dar. No creo exagarar si afirmo que es mucho. Demasiado, diría yo, lo que estáis haciendo, y no hace falta recordar que tu también formas parte del tinglado y el protocolo desaconseja la autoalabanza.

Un agradecido abrazo.

[JCS]

A todos mis maestros y, sin embargo, amigos del grupo de dobles.

TAURUS – MITOLOGÍA

Taurus (El Toro), es otra de las constelaciones invernales del hemisferio Norte. Se localiza con facilidad entre Orión, Auriga, Perseo y Aries y, sobre todo por la presencia, en ella de una gigante roja: Aldebaran (el ojo rojo del toro). Forma parte de las zodicales, en el segundo lugar, aunque la precesión de los equinoccios la sitúa, en la actualidad en el mes de Abril, cuando el Sol la atraviesa. Posee una extensión considerable y alberga notables objetos como la Nebulosa del Cangrejo (M-1), las maravillosas Pléyades y las Hyades. Los mitos y leyendas a los que se le asocia son varios y ello mueve a cierta confusión con la consiguiente dificultad para hacer un resumen de cierta coherencia.

Esta figura ha sido reconocida y venerada desde muy antiguo, incluso como elemento mítico tribal antes de que aparecieran las primeras civilizaciones. En las cuevas de Lascaux encontramos pinturas rupestres en las que se observa la imagen de algún toro con un grupo de siete puntos que parecen representar a Las Pléyades. Como símbolo podría asociarse a la fertilidad y la abundancia, sobre todo por la imagen de sus principales atributos: los cuernos, aunque hoy en día tales apéndices suelen expresar ciertas características que no convierten al supuesto poseedor en alguien especialmente envidiado. Pero dejemos estos asuntos para intentar centrarnos en lo, que de verdad, nos ocupa.

No son pocas las civilizaciones en las que el animal era sagrado y otras en las que aún se le utiliza como elemento de sacrificio, no sin antes ser cumplidamente torturado, maquillando el ritual con tintes festivos que provocan grande entusiasmo y fervor en parte de la población.
En la mitología griega se conocen dos leyendas. En una de ellas Zeus, enamorado de Europa, utilizó, de nuevo, su capacidad transfiguradora, para transformarse en un hermoso toro blanco y poder acercarse, desde el mar hasta su amada que estaba recolectando flores cerca de la costa, A la pretendida le hizo gracia la cosa y colocó las flores en los cuernos del tierno animalito para, a continuación, subirse a sus lomos (ignoramos el propósito), ocasión que Zeus aprovechó para llevarla, a través del mar, hasta la isla de Creta donde retozaron a toda satisfacción con el resultado del nacimiento de Minos que, pasado el tiempo se convirtió en el rey de la isla.

La otra versión se halla mejor documentada por Apolonio de Rodas y Píndaro. El primero cuenta la historia en su epopeya Argonáuticas y narra la historia de Jason en su búsqueda del Vellocino de Oro. El singular talismán provenía de un, no menos singular carnero dorado, que salvo la vida a un joven y bisoño príncipe beocio, por nombre Frixo, llevándoselo por los aires (podía volar, claro) cuando estaban a punto de sacrificar al principito. El tal carnero era un regalo de Hermes a Néfele, la mamá del príncipe.

Cuando Frixio estuvo a salvo en la costa este del Mar Negro, tras sufrir una serie de vicisitudes que omitiremos para no alargar demasiado el relato, sacrificó al carnero como agradecimiento, no sin antes quedarse con un valioso vellón de su lana y se lo ofreció al jerarca local Eetes por aquello del asilo político.

Pasado el tiempo los nietos de este decidieron que debían recuperar la herencia del abuelo y partieron en su búsqueda pero su escasa pericia como marinos les llevo a naufragar en una isla del Mar Negro. Y aquí aparece el héroe Jasón que consiguió rescatarlos y, juntos montaron una divertida peña conocida como Los Argonáutas, a los que se sumaron algunos de los principales héroes de Grecia como Heracles, los Dióscuros, Orfeo, Zetes y Calais (hijos de Bóreas, dios del viento del Norte) y algunos otros. Construyeron la mayor nave conocida “El Argos” y partieron dispuestos a recobrar lo que les pertenecía. Entretanto Eetes dedicó el vellocino a Ares y lo colgó de un roble en su honor. Diremos también que el valioso carnero fue trasladado al cielo hallándose representado por la Constelación de Aries.
Durante la travesía afrontaron toda clase de peripecias y aventuras, ciertamente pintorescas algunas, pero que no detallaremos con el fin de no convertir esta introducción en “La historia interminable”

Cuando se presentaron ante Eetes fueron recibidos con gran protocolo y ceremonia, pero el reyezuelo, que creía sabérselas todas, ofreció a Jasón el vellocino si era capaz de llevar a cabo dos formidables encargos. La primera tarea consistía en uncir dos toros de pezuñas de bronce y que exhalaban fuego, para, a continuación arar con ellos la pradera de Ares. Tras ello habría de sembrar el campo arado con dientes de dragón de los que germinarían guerreros armados a los que presentar batalla hasta aniquilarlos a todos (para que luego nos quejemos de las minucias a que nos obligan los jefes).

Puesto que el trabajito no era como para tomárselo a la ligera, decidieron afrontarlo con los preparativos necesarios para salir airosos. Medea, enamorada de Jasón, se encargo de proporcionar a este un ungüento mágico que lo hacía invulnerable al fuego y también le aconsejó sobre el modo de derrotar a los guerreros surgidos de la tierra. La estratagema consistía en arrojar una piedra entre ellos provocando un enfrentamiento fraticida que dejaría fuera de combate a la mayor parte. A cambio de tan valiosa información Jasón prometió hacerla su esposa. Así fue, en primer lugar se ocupó de los indómitos astados que fueron obligados a arrodillarse para uncirlos al yugo, mientras se protegía de las bocanadas de fuego con la poción proporcionada por Medea. A continuación los aguijoneó con la punta de su espada para que arasen el campo mientras lo sembraba con los dientes de dragón. Cuando los guerreros empezaron a brotar de los surcos lanzó un enorme pedrusco entre ellos, lo que provoco la esperada trifulca acometiéndose unos a otros hasta que solo dos quedaron con vida, momento que aprovecho Jasón para deshacerse de ellos sin mayores dificultades.
Lo cierto es que a Aeetes le sentó como una patada en la espinilla que el encargo, que el creía imposible de llevar a cabo, culminase con éxito, de modo que al final dijo que nones, que el vellocino se lo quedaba el y no había más que hablar, pero no contaba con Medea que, dispuesta a que las cosas acabaran bien, avisó a los Argonautas, se hizo con el Vellocino y salieron pitando.

Y en este punto damos por terminada la narración, pese a dejar en el tintero bastantes aventuras que acontecieron en el viaje de regreso. El hecho, hasta cierto punto incomprensible es que la figura de los toros (bueno, uno de ellos) quedó para siempre en la bóveda celeste, sin que exista una explicación convincente sobre el detalle del porqué Orión se dedica a aporrear al sufrido torito sin que nadie le hubiese dado vela en ese entierro. Pero ya nos vamos acostumbrando a lo inverosímil y a estas alturas pocas cosas nos sorprenden.

Ya no es tiempo de lisonjas;
yo estoy ciega, tú eres hombre;
que no hay duda que no rompan
por cualquiera novedad
que les venga a la memoria.
Jura a los supremos dioses
Que seré, Jasón, tu esposa,
Y me llevarás a Grecia;
Porque, si me dejas sola,
Todos me darán la muerte
Si por mi del árbol robas
El vellocino dorado

El Vellocino de Oro. Félix Lope de Vega y Carpio

[Quili]

Hola!!
He levitado leyéndote, tanto, que casi llego al Olimpo de los dioses, donde seguro te encontraría a tí.

He disfrutado muchísimo con tu mitología clásico moderna, con tu peculiar forma de contarla, y con la firma de algún autor clásico en cada historia.

Como yo no estoy en el equipo de dobles, tengo plena licencia para lisonjear lo que me dé la gana, quede claro.

Me gusta muchísimo la historia clásica, pero más me ha gustado leerte a tí, comparando antiguos mitos con los actuales, de una forma tan simpática.

Gracias por concedernos estos momentos en los que poder soñar con héroes antiguos

Un beso, amigo

[MigL]

Muy buenas.


Bravo, JCS, bravo


Como yo voy muy retrasado con las "revisiones" (que en realidad consisten en apreciar, por adelantado y con licencia del poeta, los fabulosos relatos e historias) creo que puedo afirmarlo: enhorabuena y GRACIAS


Si no hubiera editorial "tradicional" que lo quiera, ¡¡ a los tiburanes !!
Alternativas hay: las imprentas bajo demanda: se sube el libro, y todo el que lo quiera tener, lo encarga y se lo imprimen/encuadernan/envían y listo


Vale, ya me voy, que me tengo que poner al día

Salu2,

MigL

[JCS]

Muchas gracias amiga, pero ten cuidado con la levitación que, a veces, las fuerzas gravitatorias juegan malas pasadas. Me siento obligado a decirte que, viniendo de ti, esas “lisonjas” se convierten en un verdadero homenaje. Al cabo esto no es más que un entretenimiento con dos fases: Disfrutar leyendo las peripecias de tan singulares personajes y continuar la diversión escribiendo. Después de todo algo hay que hacer, teniendo el telescopio en paro desde hace más de dos meses y sin cobrar el subsidio de desempleo. ¡Para fiarse de las promesas de los políticos!
Un fuerte abrazo y obséquianos, de nuevo, con tus crónicas.

Miguel, sabes lo que aprecio tus minuciosas revisiones. De nuevo te doy las gracias y espero que nos volvamos a reunir pronto.

[JCS]

Coma Berenice – Mitología

Coma Berenice o la Cabellera de Berenice es una pequeña constelación visible en el hemisferio Norte. Se encuentra situada entre las constelaciones de Boótes, Canes Venatici, Virgo y Leo. No resulta de las más vistosillas y se halla incluida en el grupo de “las desarraigadas” pese a que fue el mismísimo Tycho Brahe quien la introdujo en el catálogo actual en el año del señor 1602 y lleva en su mochila uno de los mitos más hermosos, al que ya hizo cumplida referencia el gran Eratóstenes.

Sus atractivos, como ya se ha dicho, son escasos, pero escrutando con tesón hemos hallado verdaderas joyas, en cuanto a dobles se refiere. Pocas, bien es cierto. Y entre los objetos de cielo profundo, más destacables, se encuentra MEL 111, un Cúmulo Globular abierto medianamente resultón y la famosa Galaxia “del Ojo Negro” (podemos asegurar que no fue bautizada así por Allan Poe)

Sus referencias mitológicas son fascinantes y de las más hermosas, como antes se apuntó. Berenice era la feliz cónyuge del rey de Egipto Ptolomeo III Evergetes (el Bienhechor), de la dinastía Ptolemaica. Cuando accedió al trono, su primer marrón (y ustedes disculpen la escasa ortodoxia lingüística) fue el tener que reñir con el Rey de Siria, Seleuco II que, con malas artes había enviado al otro barrio a su hermana y su sobrino. De modo que hubo de partir, al frente de sus tropas, hacia ese país para pedir cuentas por el desaguisado, combatiendo larga y ferozmente con aplaudidas victorias. Su afligida esposa quedóse compuesta y sin marido, temiendo constantemente por el futuro de su matrimonio, su dicha y otros asuntos, no baladíes, referentes a cuestiones de menor rango espiritual, pero causantes de inquietud y desazón cuando llegan a faltar.

Al no saber que rumbo tomaría su existencia, se pasó por el templo de Afrodita a quien pidió por el, ofreciendo a cambio su fastuosa cabellera, envidia de propios y extraños, si su amantísimo rey volvía de una pieza – no era gran aficionada a los “puzzles”- Así fue. Evergetes regresó heroico y victorioso y ese mismo día Berenice cumplió su promesa depositando la melena en el Altar de la Diosa. Todos quedaron satisfechos pero esa misma noche alguien robó la ofrenda. Las pesquisas policiales no arrojaron resultados satisfactorios aunque se llegó a sospechar de un sacerdote del vecino templo de Serapis, que mostró su indignación porque la reina hubiese realizado una ofrenda a una diosa griega en lugar de egipcia, como era de rigor. Pero las pruebas eran circunstanciales y no pudo ser procesado.

Afligido, el rey consultó con el sabio astrónomo Conón de Samos, amigo de Arquímedes. El pobre hombre decidió salir del paso mostrándole a la pareja una agrupación de estrellas, asegurándoles que correspondían a la cabellera y que Afrodita, en recompensa por el sacrificio, transportó a los cielos para que los humanos gozaran eternamente con su visión. Parece que esta conversación se mantuvo en griego, terminando con una sentencia inapelable que, con el tiempo, fue desvirtuada y se convirtió en “pelillos a la mar”

Quien todas las luces distinguió del gran cosmos,
quien de las estrellas los ortos reveló y sus óbitos,
cómo el flámeo brillo del arrebatador sol se oscurece,
cómo se retiran en tiempos las estrellas ciertos,
cómo a Trivia, furtivamente por las latmias rocas relegándola,
un dulce amor de su órbita la revoca aérea:
el mismo a mí, aquel Conón, en el celeste umbral me vio:
de la cabeza de Berenice la melena,
fulgiendo con claror, a mí, a quien ella, a todos los dioses,
sus flexibles brazos tendiendo, prometió, 10
en el tiempo en que el rey, por su nuevo himeneo acrecido,
a devastar las fronteras asirias había ido,
dulces portando las huellas de la nocturna riña,
la que por unos virgíneos despojos había sostenido

Cayo Valerio Cátulo. (Poema 66)

[JCS]

Géminis (Los Dioscuros) - Mitología

La constelación de Géminis, corresponde al tercer signo del zodiaco (echemos una manita a los astrólogos, que también tienen que comer, las criaturas). Por otro lado el hecho de ser Zodiacal determina que se halle cruzada por la Eclíptica y se representa por el símbolo ♊ . No revelo ningún secreto al decir que su nombre significa Los Gemelos o Mellizos, aunque me inclino por este último debido a que, según parece, no eran univitelinos, como más adelante tendremos ocasión de comprobar.

Este conjunto de estrellas abarcan un campo de mediana extensión y se da la mano con Auriga, Orión, Lynx, Monoceros y Cáncer, vamos que comparte mesa con algunas de las personalidades de más alcurnia y tronío del firmamento. Se reconoce fácilmente por sus dos estrellas principales: Castor y Polux, de los que trataremos a continuación.

La historia de estos dos personajes resulta algo alambicada como la mayoría de las que tienen su origen en los mitos griegos. Preciso es remontarse a la familia real Espartana, descendiente de la Atlántida Taigete que engendro de Zeus ¿cómo no? a Lacedemón, el héroe epónimo de la región del Peloponeso que se halla separada de Mecenia por la gran cadena montañosa donde se encuentra el conocido monte Taigeto, lugar de fiestas y romerías de tintes algo macabros. El desarrollo genealógico del linaje real referido, con esquinas y meandros, nos ocuparía tiempo y espacio, que no sobra precisamente, por tanto comenzaremos con el que da inicio a la historia: Tindáreo, padre putativo de la famosa Helena de Troya (ojo con el adjetivo. De surgir dudas causantes de escándalo o desazón, recomiendo inmediata consulta en el DRAE).

Pero vayamos a los hechos, que no tienen desperdicio. Sucedió que Tindáreo, un personaje algo tosco, rayano en la vulgaridad, dio en desposar a la hermosa princesa Leda, hija de Testio, monarca, a la sazón, de Etolia. La bella princesita, no lograba colmar sus afanes amorosos con el patán de su marido y ello la condujo a un escarceo con el mismísimo Zeus, transfigurado en cisne. De resultas de tal ayuntamiento adúltero Leda puso dos huevos, ¿a que es cosa singular?, de los cuales nacieron, según Homero relata en la Odisea, los llamados Dioscuros (hijos de Zeus) y que tomaron por nombre Castor y Polideuces, o Polux, en latín. Por el contrario, Hesiodo afirma en sus Catálogos, que ambos eran hijos de Tindáreo y, por último Píndaro y la subsiguiente tradición popular se inclinan por la paternidad mixta, esto es, de uno de los huevos nacieron Castor y Clitemnestra, engendrados por el legítimo Tindáreo y del otro Helena y Polideuces, hijos de Zeus. Estas incertidumbres ocasionaron no pocos dolores de cabeza a los honrados funcionarios del registro civil, retrasando sensiblemente la implantación del DNI. La hipótesis de la paternidad mixta se ve apoyada por el hecho, no baladí por cierto, que Polideuces era inmortal y, por el contrario, su hermano Castor no.

Las aventuras y desventuras de los clónicos aparecen en numerosas narraciones clásicas tales como la Ilíada, la Biblioteca mitológica de Apolodoro y fragmentos poéticos de Alcman de Esparta, de modo que disponemos e suficiente material para relajarnos a la vez que nos ilustramos con sus peripecias.

Como no podía ser de otro modo, ambos hermanos eran inseparables y, tras pasar la “edad del pavo”, ya maduritos, compartieron correrías que les convirtieron en los dos héroes más importantes de Grecia en el periodo inmediatamente anterior a la guerra de Troya, luego llegó Aquiles con su talón ortopédico y los eclipsó a todos.

Se sabe que cada cual cultivaba distintas habilidades. Castor era un fenómeno con los caballos, a pesar de no haber conquistado nunca el “Grand National”, claro que tampoco se había instituido aún y ello debe considerarse en su descargo, mientras que Polideuces gozaba de gran prestigio como púgil. Lamentablemente fueron asesinados antes de ocupar el trono de Esparta o combatir en la guerra de Toya. A eso se le llama tener mala estrella, con la paradoja, añadida, que como tales acabaron.

Al igual que la mayoría de los héroes de la época, embarcaron en la nave Argos junto a Jasón y otros aguerridos aventureros. Aparte de esta singular travesía y de echar una manita a Heracles en su trifulca con Hipocoonte, los Dioscuros protagonizaron tres memorable hazañas, a saber: Rescataron a Helena, cuando esta se encontraba en la región de Ática, raptada por Teseo, (un personaje poco recomendable que organizo la Guerra de Troya por un capricho, y no pudo hacerlo con la primera guerra mundial porque no llegó a tiempo) y raptaron, una tras otra a dos princesitas mesenias Hilera y Febe, enemistándose comprensiblemente con los príncipes con Ida y Linceo. Tal minucia provocó el principio de su desdichado fin.

Los tales principitos que gobernaban Mesenia como Zeus les daba a entender, y no entendían demasiado, junto a su hermano Leucipo y que ya andaban algo mosqueados con el rapto de las princesas, se enfrentaron a nuestros protagonistas a causa de cierto ganado, si hemos de creer a Apolodoro. El caso es que, asegura, la peña se reunió un desafortunado día con el propósito de robar algunas reses de la esplendorosa Arcadia (los príncipes de entonces no eran tan mirados como los de ahora respecto a su imagen pública). El problema vino cuando se le confió el reparto del botín al espabilado de Idas. Este, forzando su capacidad encefálica hasta la práctica extenuación, ideó el modo más justo y equitativo para llevar a cabo tan honroso compromiso, a saber: cortó una vaca en cuatro partes (la cosa tenía bemoles, por no recurrir a otra frase de igual significado pero expresión algo más procaz) proponiendo que la mitad del botín fuera para el primero que se comiera su parte y el resto para el que terminara segundo. Debo anotar que Grecia se encuentra entre los países ribereños del Thalassa que practican y recomiendan la conocida “Dieta Mediterranea” en la que se abomina del excesivo consumo de carnes rojas, ricas en ácidos grasos saturados (perdón por la licencia subliminal). Lo que sucedió es que el avispado y glotón de Idas se zampó, de una sentada, su parte y la de su hermano, reclamando, a continuación, para sí, todo el ganado y salió zumbando con la remesa al más puro estilo cow-boy.

Los Dioscuros no podían consentir que el taimado sujeto se la diera con queso y fueron tras de él con el propósito de recuperar su parte y, de paso darle un escarmiento al tonto el haba de Idas, de modo que le organizaron una emboscada con el fin de resarcirse. El resumen que nos ha llegado no es demasiado esclarecedor: Píndaro afirma que la trifulca acabó con el hermano mortal de los gemelos, obra de Idas. Al reparar en la tropelía, Polux se lanzó en persecución del valeroso principito y su hermano, pero al transportar en su aparato digestivo los restos de media vaca, sus posibilidades de huida eran tirando a escasas. Consiguió alcanzarlos, claro y allí mismo se lió una buena, de resultas de la cual Policectes ensarto a Linceo de una lanzada. Viendo que la cosa iba a mayores Zeus tomó la forma y maneras de un miembro del SWAT y acabó con la pendencia fulminando con un rayo a Idas.

Y aquí viene la nota heroica y noble, a pesar de su dramatismo, que Apolodoro añade a la leyenda. Tras morir Castor a manos de Idas, Linceo en un alarde de arrojo y valentía lanza un pedrusco a la cabeza de Polideuces, alcanzándole de lleno. Pero resulta que, al ser hijo de Zeus, gozaba del don de la inmortalidad y no sufrió ni un rasguño. Sin embargo, no pudiendo soportar la muerte de su inseparable hermano, rogó a su padre que le dispensara del privilegio para que pudieran, ambos, compartir el destino. La decisión de Zeus consistió en que ambos gozasen de la inmortalidad a tiempo parcial para vivir, en días alternos, entre los mortales y los dioses.

De atenernos a la Mitología Astral, los Diocuros ascendieron a los cielos para formar la constelación de Géminis. Fueron honrados como dioses en su Esparta natal y. con el tiempo, se fueron haciendo más populares en toda Grecia como protectores en los momentos de peligro. Según una leyenda popular, se manifestaban ante los navegantes como el “fuego de san Telmo”. El poeta Alceo lo expresa en unos versos de gran lirismo: Cuando saltáis sobre lo alto del navío / y surgís entre las jarcias fulgurantes / trayendo una luz en la noche terrible / al negro bajel.

Y aquí lo dejo. Perdonad por la extensión, pero es una de las historias más conmovedoras que he tenido la fortuna de disfrutar. Si alguien se encuentra interesado en conocer, toda o parte, de la bibliografía que utilizo para elaborar estas historias, no tiene más que decirlo.

"Hoy, primero de mayo, quiero, Helena, jurarte
que, por Cástor y Pólux, tus hermanos gemelos,
por la vid que se abraza rodeando los olmos,
por los prados, los bosques erizados de verde,

por la nueva estación que renace a la vida,
por el blando cristal que los ríos se llevan
y por ese milagro, ruiseñor, de los pájaros,
sólo tú vas a ser mi postrera ventura.

Sólo tú me enamoras y este amor es mi obra,
no fue azar el prendarme de tus jóvenes años;
para mí solamente tal pasión reivindico.

Me confieso hacedor de mi propia fortuna.
La virtud que te ofrezco es señal de constancia,
si me engaña virtud, adiós, bella señora."

Pierre de Ronsard (Amores)

[Nachote]

Querido amigo, ten por seguro que si hubiera o hubiese manera de poner mas emoticonos para expresar mi admiración por tu trabajo, sin duda los pondria...
Que grandes relatos!!!!!...y que quede claro que no es autobombo....
La prosa y su gran estilo, son exclusivamente merito tuyo.

Un abrazo.

[JCS]

Bien que ye agradezco tus palabras Ignacio, pero resulta que somos amigos (eso creo) y, por tanto no se te puede considerar un ejemplo de imparcialidad. Así y todo tengo por cierto que, realmente, disfrutas con estas insignificantes aportaciones que nos obligan a ver las estrellas con otras perspectivas. Del mismo modo, yo disfruto, enormemente, con tus trabajos pese a que, con lamentable frecuencia, me cuesta entender los guarismos que tu manejas con la misma soltura que mi hija pequeña las Barbis. Pero el propósito es aprender todo lo que nos sea posible y no va por mal camino la cosa.

Un fuerte abrazo.