Mitología de las constelaciones y otros añadidos

[JCS]

Eridanus – Mitología

Puesto que el tiempo, que la naturaleza tiene a bien regalarnos, más propicio para la práctica del submarinismo que la observación astronómica, parece apropiado continuar con el estudio mitológico de las constelaciones acuáticas, de modo que dedicaremos nuestros esfuerzos a Eridanus, a ver que sale.

La constelación de Eridanus (el gran río) es una de las más extensas del cielo. Posee una superficie de 1138 grados cuadrados y serpentea por ambos hemisferios. Comienza a los pies de cazador Orión discurriendo su cauce a través de Tauro, Cetus. Lepus. Fornax, Hydrus, Tucana, Horologium y Caelum. Estas cinco últimas situadas en el hemisferio austral. Ya fue catalogada por Ptolomeo de Alejandría en su obra, tantas veces citada, Almagesto que escribió en el siglo II. La pobre no se encuentra entre las más visitadas entre los astrónomos aficionados, sin embargo posee una característica que la hace notable. Su estrella Epsilon Eridani, similar a nuestro sol en masa, tamaño y clase espectral (K2) posee un planeta descubierto en el año 2000. Ello disparó la imaginación de los que confían en que puedan hallarse otros mundos habitados por asnos que dan en auto aniquilarse para solaz y regocijo de propios y extraños. Por mi parte debo apuntar que en el momento que se descubra vida “inteligente” similar a la nuestra, en otras pedanías del Universo, me paso directamente a la apicultura.

Pero bueno, dejaré tales reflexiones para momentos más oportunos y vamos a comenzar con nuestro relato.

Como resulta evidente la constelación que nos ocupa no representa a ningún dios, héroe o personaje notorio entre las leyendas grecorromanas, sino a un rio, y ello complica algo las cosas ya que los mitógrafos solían ocuparse y atender a la vida y milagros de seres relevantes y todo lo inanimado, era costumbre, ignorarlo con cierto desdén. Sin embargo tenemos la suerte de que algunos se hallaban directamente relacionados con personajes de importancia y, por tanto, ofrece la oportunidad de elaborar una historia medianamente aceptable.

Antes de meternos en faena creo conveniente apuntar que, el tal río, se reveló como fuente de cierta confusión geográfica entre los estudiosos de antaño ya que mientras unos aseguraban que se trataba del Po, otros apostaban por el Nilo y hasta algunos despistados daban por seguro de que correspondía al Ródano. Sobre el Alberche no consta nada en los documentos consultados, pero si así fuere, nadie debería sorprenderse, la cartografía de entonces era algo confusa y no daba para mucho.

Y hechas estas precisiones comencemos. Para ello debemos remontarnos, esta vez, algo más atrás en el tiempo, cuando se comenzó a forjar en la mente de los antiguos griegos las leyendas y mitos de las que nacieron los primeros dioses que controlaban la naturaleza y el destino de los humanos. Para tal propósito nada mejor que empaparse con la Teogonía de Hesiodo cuando hace referencia a Helios, el dios Sol (Ra, en la mitología egipcia). Helios estaba desposado con Perseida o Perseis, hija de Océano. Ambos tuvieron dos vástagos legítimos: Eetes, rey de La Cólquide (aparece en la leyenda de los Argonautas) y la hechicera Circe que dio en habitar en una remota isla que, por cierto, visitó Odiseo (Ulises) por cuestiones de cortesía. También los Argonautas se dieron una vuelta por allí durante su travesía para recuperar el Vellocino de Oro. Pero claro, ya estamos al cabo que los dioses no poseían la virtud de la continencia sexual - ¡qué tiempos aquellos! – y nuestro solecito tuvo sus devaneos de resultas de los cuales vieron la luz (de su papá, claro) varios personajes insignes, a saber: Pasífae, esposa que fue del rey Minos, Aloeo el primer rey de Sición. También aparecen en La Odisea Lampetía y Faetusa, que guardaban el ganado de Helios en el corralito de Trinacia. Al parecer la madre de estos últimos era una pelandusca de alterne que atendía por Neera.

Pero el hijo ilegítimo más notorio y que organizará el cuento se llamaba Faetón (el Radiante) cuya madre fue Clímene, esposa de Mérope rey de los etíopes (al cabo ellas tampoco se lo montaban demasiado mal, así que todos satisfechos).

Vale, como sospecho que ya empiezo aburrir al personal con tanto nombrecito, voy directo al grano. El mito de Faetón y sus peripecias se halla cumplidamente detallado en la Metamorfosis de Ovidio y a él me ceñiré para no liar demasiado al personal, aunque que Esquilo hizo alguna referencia en su tragedia Helíades, pero bueno, lo dicho.

Faetón fue criado por su madre Clímene en el palacio de su marido legítimo (ya le imagino mirando tontamente para otro lado cuando se cruzase con chavalín) no muy lejos de la residencia de Helios en el extremo Oriente. Nuestro protagonista fue informado de que su verdadero padre era el dios Helios, cuestión que le satisfizo enormemente y se jactó de ello ante propios y extraños. El caso es que uno de sus compañeros del exclusivo colegio donde se educaba le acusó de mentir. Faetón, mohíno, requirió la ayuda de su mamita del alma y esta le aconsejó visitar a su padre para que el mismísimo dios lo confirmara, con prueba de paternidad incluida, si menester fuere. No hubo necesidad, el joven llego al espléndido palacio de su padre cuyos muros eran de resplandeciente metal y los techos de marfil (aún anda liado con la hipoteca), fue recibido con gran agasajo, confirmó que, efectivamente, el era su padre y ofreció concederle cualquier deseo que se le antojara. Pues bien, al joven botarate no se le ocurrió otra cosa que solicitarle poder conducir el carro del sol a través del cielo. Cuando tal disparate oyó Helios se quedó de piedra y, pese a advertirle de los peligros que tal capricho entrañaba, no tuvo más remedio que acceder por no incumplir su promesa y allá que nos encontramos al avispado rapaz haciendo piruetas con el carro en plan “kamikaze”. Tan pronto ascendía hacia los cielos, como bajaba cerca del suelo abrasando todo lo que sobrevolaba y provocando grandes daños y quebrantos a los sufridos habitantes (catástrofes humanitarias las llaman algunos comentaristas televisivos y políticos cumplidores; como si una catástrofe pudiese provocar el bienestar o goce de la ciudadanía, pero “cosas veredes –u oyeres- que tanto da, Sancho”).

Total que, ante el panorama que se presentaba, Gea, temerosa de que sus dominios acabaran como la noche de San Juan, convoco urgentemente a los miembros del grupo que se ocupaba del cambio climático, los cuales tras un profundo estudio y exhaustivo análisis científico concluyeron que tales hechos obedecían a la quema de combustibles fósiles, la deforestación masiva y no sé cuantas tropelías más provocadas por la insensata mano de los mortales. Pero Zeus se movía por criterios propios y, sabedor del origen de tales desastres, tomó cartas en el asunto y envió un rayo al conductor suicida que le hizo caer al río Eridano, donde encontró la muerte.

Y después de esto viene la pincelada hermosa que siempre acompaña a las tragedias: Las hermanas de Faetón (conocidas como Las Helíades. - Esquilo dixit -) lloraron con tanto duelo la muerte de su hermano que Zeus se apiadó de ellas, de tal modo que las convirtió en álamos situados en ambas orillas del río. Las lágrimas que vertían era la resina que, con el tiempo, habría de convertirse en ámbar.

Debo confesar que, pese al sentido irreverente del ¿humor? que utilizo para estas narraciones, en el fondo me emocionan enormemente. Quiero dejar constancia de ello y que nadie me tome por lo que no soy, ya que si alguien lo hiciese acertaría, provocándome gran disgusto verme desenmascarado.

Un abrazo a todos.

Cayó Faetón de la mayor altura,
conductor claro de la luz paterna,
a sobrado valor faltó ventura,
mas no faltó a su muerte Fama eterna;
sufragios de dolor y sepultura
la náyade del Po le ofrece tierna.
Tú, enfrena el pie y el llanto fugitivo,
si muerto admiras al que lloras vivo.

Fábula de Faetón (fragmento)
Juan de Tassis y Peralta (Conde de Villamediana)

[MigL]

Pues que quieres que te diga... cuando se te conoce personalmente se ve ese humor que llamas irreverente, y se piensa "qué humor tan fino" en una persona tan "seria" ...

No sólo a ti te emocionan las narraciones... a otros nos encandilan... jejeje.


Gracias por no cejar en el empeño de completar toooodas las constelaciones


Un abrazo.

Miguel

[JCS]

Gracias de corazón Miguel. Si que, en ocasiones, me asalta la sensación de afrenta hacia otros que no compartan mis convicciones y, además, expresadas en un tono jocoso y festivo que pudiera resultar insultante. Nada más lejos de mi intención y, como dices tú que me conoces, practico el “laisser faire, laisser passer”. Nadie debe enfrentarse por sus ideas y todas son acreedoras al mayor de los respetos y consideración pese a no ser compartidas. A mí no me resulta ofensivo cruzarme con un individuo de metro ochenta, ojos azules, rubio y desmesurada complexión. Yo soy meridional y eso no tiene remedio, además me importa una higa mi aspecto. A eso me refiero cuando hablé de “asnos que se autoaniquilan” por intolerancia, ambición, afán de poder y fanatismos.

Por cierto, puedes estar seguro de que voy a acabar con todas las constelaciones visibles desde nuestras latitudes y si alguna se resiste me la invento y santas pascuas.

Un fuerte abrazo.

[Nachote]

Por cierto, puedes estar seguro de que voy a acabar con todas las constelaciones visibles desde nuestras latitudes y si alguna se resiste me la invento y santas pascuas.

Un fuerte abrazo.

Eso es algo que nadie que te conozca un poco, tendrá la osadia de dudar...
Tu aportacion literaria a esta bella rama de la ciencia, es algo que sin duda alguna la hace aun mas grande...e interesante...

Mi pena es que este año no podré acompañaros en una reunion tan fabulosa como la que se celebró el año pasado en tu cuartel general doblista...Una verdadera pena
Aunque espero que no pase de la primavera para que entre todos hagamos una propuesta seria de quedada doblista...en cualquier sitio de España...contad conmigo para estar allí.

Un abrazo.

[MigL]

Aunque espero que no pase de la primavera para que entre todos hagamos una propuesta seria de quedada doblista...en cualquier sitio de España...contad conmigo para estar allí.

Un abrazo.

Todo es empezar a pensar con tiempo en ello...

Saludos.

Miguel

[JCS]

Aunque espero que no pase de la primavera para que entre todos hagamos una propuesta seria de quedada doblista...en cualquier sitio de España...contad conmigo para estar allí.

Un abrazo.

Todo es empezar a pensar con tiempo en ello...

Saludos.

Miguel

Amén. Y confío que pueda venir Oscar, es al único que no conozco personalmente (como me decepcione ya puede ir pensando en el exílio a Nueva Zelanda)

[Copon]

Magnifico trabajo, y muy bien expuesto. Siempre gusta poder conocer la mitologia de las constelaciones que miramos y poder compartirlo con la gente. Asi que el post va a favoritos para poder leer con calma y sobre todo con paz.

Un saludo

[JCS]

Gracias amigo. Es un honor que te guste y disfrutes con estos humildes relatos. Las imágenes que vemos de las estrellas, formando figuras más o menos reconocibles, fueron descritas hace muchos siglos, en su mayor parte, cuando se hallaban fundidas la astronomía y la astrología (de hecho, grandes astrónomos, relativamente modernos, cultivaban esa otra disciplina de la que ahora abominamos. Copérnico, Galileo, Kepler, Brahe, o el mismísimo Newton). Creo que es una obligación estar al tanto de su antiguo significado y de lo que representaban para esos incipientes estudiosos del cielo. Nos quedaríamos cojos de ignorarlo o considerar que se trata de algo ya superado y deba ser visto con desdén. El conocimiento, el afán por saber no reside solo en dominar lo más reciente e innovador. Tengo por cierto que conoces la traducción y significado del antiguo término griego: Filosofía (Filos-Sofía).

Distinto es que yo lo esté haciendo medianamente bien, pero eso debe ser decidido por los miembros del tribunal calificador. Y resulta que sois vosotros.

Un abrazo y gracias, de nuevo, por el apoyo.

[JCS]

EQUULEUS-MITOLOGÍA

En menudo berenjenal me acabo de meter. Siguiendo apresuradamente la pista legendaria de cada una de las constelaciones visibles en nuestro hemisferio y, antes de atacar, las pocas que quedan de gran calado, pensé que el caballito me proporcionaría momentos de sosiego y fácil redacción, al ser una constelación pequeña y solo conocida por sus más íntimos (de hecho ocupa el segundo puesto en extensión (por la cola, desde luego, tras La Cruz del Sur).
O soy un ingenuo o, directamente, subnormal (probablemente una equilibrada combinación de ambos supuestos). Resulta que el caballito de marras no hay por donde cogerlo y el hecho de que carezca de bridas no supone no le exime de la responsabilidad por mis dolores de cabeza (menos mal que uno tiene acceso directo a los opiáceos). He repasado La Teogonía, La Metamomrfosis, La Ilíada y Odisea, Los Catasterísmos, el resto de publicaciones recientes sobre mitología griega que me enorgullezco de poseer y el resultado ha sido desalentador; unos lo ignoran y otros cuentan una escueta y farragosa historia que no hay por dónde empezar a deshilvanar. Incluso he llegado a consultar la Wikipedia, pecado del que jamás seré redimido. Ni flores.

Como no puede quedar constelación sin que le toque el preceptivo repaso, voy a intentar algo con el caballito de marras. Lo más que he podido conseguir es la descripción que hace Eratóstenes, junto con algo de sus orígenes que, curiosamente confunde con Pegaso (Sabios despistados los hemos tenido siempre).

Pues bien, el de Cirene se remite al mitógrafo Arato que aseguraba tratarse de un caballo que pastaba tranquilamente en el monte Helicón y, acaso por lo insatisfactorio del almuerzo, propinó un fuerte golpe de casco sobre el terreno.

Tan desproporcionado patadón provocó el surgimiento de una fuente o manantial que propició el hecho de poder saciar la sed provocada el berrinche. Parece que tal hazaña le fue recompensada con un puesto en el firmamento, considerando que la comarca no se consideraba como una de las mayores índices pluviométricos. Lo particular del caso es que se le dejó representado a medias, esto es, solamente la mitad anterior de su, ya sabemos, fornida anatomía.

Existe otra leyenda desvelada por Eurípides en su obra “Melanipa”, conocida por él y un vecino que no tuvo más remedio que leerla ante las amenazas del celebrado autor. En ella se detalla que el citado caballito era, en realidad, una yegua hija del centauro Quirón que seducida por Eolo (a soplidos, supongo), vio como su vientre aumentaba de tamaño con el transcurrir de los meses. El caso es que su papá la echó de menos y, con la ayuda de Sam Spade, inició la búsqueda. Cuando estaba a punto de ser encontrada la pobre suplicó ser metamorfoseada. El final de la historia es que, movida por un sentimiento de piedad hacia ambos personajes (padre e hija) y considerando el sacrificio realizado, la diosa Artemis la colocó en la esfera de las estrellas fijas, lejos de su padre para que no reparase en el producto del atropello (a la sazón eran muy mirados para las cuestiones que concernían a las zonas situadas por debajo de la cintura y, por si acaso, tuvo la precaución de representar solo la zona delantera, de modo que el vientre no llega a verse.

Como no hay más de donde sacar y me plazco de terminar los relatos con fragmentos de textos o poemas, añadiré lo que describe Eratóstenes en Los Catasterismos:

“Los cuartos traseros no son visibles, a fin de que no se vea que es hembra. Lleva dos estrellas tenues sobre el hocico, una brillante en la cabeza, otra sobre la quijada, una sin brillo en cada oreja (de ellas la de mayor brillo es la que se encuentra más cerca de la cabeza), una en el hombro, otra en el pecho, una en el lomo, otra de mucho brillo al final de la zona del ombligo, dos en las rodillas delanteras y una en cada pezuña. Suman, en total dieciocho.

[acafar]

Deliciosa contribución, como siempre,querido JCS.

Aprovechando las vacaciones he buscado algo de información, sólo para descubrir mucho menos de lo que cuentas. Sólo añado que no se sabe a ciencia cierta quién fue el primero en incluirla en el cielo, si Hiparco o Ptolomeo, pero que en su época fue la constelación más pequeña. También leo en algún sitio que se menciona a menudo como la cabeza de un potro, y no de un caballo.

Por cierto que a mi mente perturbada su imagen me recuerda una escena del padrino.

Saludos,

Rafa