JJAA PINAR AGOSTO'11
RED ASTRONOMICA SOCIAL
25/08
Y cómo empiezo esta vez? Tenía tanto miedo de que saliera algo mal, había tantos factores en contra, y me encuentro que, como las nubes, todo se disipó, que no puedo decir otra cosa que la que se encuentra en una nube soy yo. Tal vez mi parte etérea subió en alguna de las que aparecieron el sábado por la noche en el Pinar y todavía siga en ella, no sé, no sé….

Maravillosa subida, acompañada de estas vistas
Subí tarde el jueves, y con bastante pereza, pues el día había sido bastante ajetreado. Benidorm- Granada, todo el día de trabajo y, después, Granada a Puebla de D. Fadrique y, finalmente, el Pinar de Araceli.
Sobre las 9:30, más o menos, estaba allí, y me fui directamente a la cabaña de los de Cádiz. Allí estaban Javi (Cad), Javi (Jare), Víctor (Acrab) y Juan Antonio (Jasp). A los 3 primeros no los conocía, pero rápidamente me sentí acogida por ellos. La sangre gaditana debe contener algún elemento especial, pues fue como llegar a casa.
Pronto aparecieron Pablo (CBR), César (Bohr) y Jesús (Petardo), qué gustazo conoceros finalmente. Pronto comenzaron las risas y es que había sido una tarde un tanto “agitada” para ellos. Entre risas, una nueva aparición, la niña con los ojos más impresionantes que haya visto, y su papá, el Rey del Sol, Claudia y Jesús (Fobos). Cuántas ganas tenía de conocerte, Jesús, y de qué manera se vieron cumplidas mis expectativas.
Traslado a la cabaña para dejar todo lo que llevaba (hay que ver qué cantidad de cosas, para unos días, se pueden meter en un coche, un poco más y me llevo el mueble del salón también) y regreso a la cabaña de los Javis y Víctor para cenar.
Cena rápida y observación. Jasp en la pista central, Jesús (Fobos), en la puerta de su casa, y los Javis, Víctor, Pablo y César arriba. Quizá la única pega que pueda poner a la reunión sea esa, las caminatas que tuve que pegarme para estar un rato con cada uno. Igual que la dispersión durante el día.
Empecé en la zona alta, con los Javis y compañía, en el telescopio de Víctor (Acrab), en el que tenía muchas ganas de observar. Increíble el telescopio que se ha manufacturado. Buena mano y buen ojo, porque con el Ethos 10 captó el mejor quintento de Stephan que haya visto y cuando digo quinteto, es quinteto, las 5 en la misma ventana, con una resolución y una nitidez increíble.
NGC 7448, una “pequeña” galaxia para mí, una gran galaxia para Víctor. Disyuntiva en nuestra forma de mirar, pero igualmente maravillosa. Esto demuestra que todo depende del color con el que se miran las cosas, o con el cristal, o con los ojos, qué más da, es todo tan subjetivo…
He de reconocer la sensación momentántea que tengo en ese momento con Victor: “es una gran galaxia, no sabes lo que estás mirando”, “no se gradúa de las 2 ruedas, sólo de una”, y yo pensando, pero qué se ha creído éste, que acabo de empezar a observar o que estoy aquí haciendo bulto? Menos mal que la primera impresión es la que cuenta, y pronto todo vuelve a su cauce, y el Víctor que yo esperaba y con el que tuve el primer encuentro, reaparece y todo queda en mera anécdota para escribir aquí. Eres un gran tío, Victor, culto y educado. Y como me gusta hablar contigo de cine, pisha!!
La NGC 7177 con los Javis, este en uno de sus LB 12”, se intuye su núcleo dentro de esta galaxia circular, pero en el de Acrab (Víctor), no sólo se intuye, sino que se resuelve con absoluta claridad. Encuentro muchas diferencias entre los 12” y este 16” de calidad extrema. Afortunadamente para Víctor, claro.
Me traslado al lugar de observación de Jesús Carmona, nuestro Fobos. Allí está con Jean (JuanAndré), nuestro francés más andaluz, con sonrisa permanente y al que casi tengo que colocar un babero mientras observa con Jesús. Cosas de la aperturitis.
Sorpresa total con Jesús, “mi” repelente es un hombre excepcional, que disfruta de la astronomía, y con la astronomía, y, lo mejor, disfruta enseñando astronomía, y comparte tanto sus conocimientos como su material. Realizando un inciso, decir que en este caso se cumple a rajatabla la norma de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, Mari Cruz es una mujer increíble, de las de la buena esencia se encuentra en bote pequeño. Pero qué esencia!!!
El cañón de 20” es ideal para la observación, una ventana al universo, pero tiene el “pequeño” inconveniente de que yo no llego cuando apunta al zenit!!!
Gracias a la amabilidad de Jesús Fobos consigo alcanzar una parte del cielo con su mastodonte, ya que, primero con Jean, y, después, los dos solos, se dedica a buscar objetos a los que yo tenga acceso desde el segundo escalón de su almena. Alucinante el sistema motorizado de este telescopio, la suavidad de movimientos, de seguimiento. Perfecto y agradecido el rotador para filtros, la comodidad hecha telescopio.
Empezamos con la explosión de M22, un cúmulo muy agradecido en el 20”, además, visto con los binoculares me produce una tridimensionalidad espectacular.
Ver los objetos con este cañón es como comenzar de nuevo la astronomía, pues con cada objeto tengo la misma sensación: ser la primera vez que los veo. Si es que no me canso de decirlo, todas las cosas dependen del cristal con el que se miran, y mirar con un ethos 21 y en un 20” puede variar mucho tu forma de verlas.
Y con ese ethos 21 pasamos al M17, el pato para Jesús, por la forma que tiene, y es que la Nebulosa Omega es también la Nebulosa del cisne. Para mí, es un objeto de una delicadeza absoluta, casi me parece un velo, ocupando todo el ocular, tu ojo se desliza de un extremo a otro, dejándote mecer por las alas del cisne.
Continuamos con el NGC 5907, entusiasmado, Jesús me explica cómo esa delgada línea que recorre su interior está compuesta de polvo interestelar. Me emociona compartir estos momentos, pues antes de visualizar cada objeto, me explica con detalle lo que voy a ver, en qué tengo que fijar mi atención exactamente. Observar de esta manera es un lujo, y no sólo por el instrumental, sino por la transmisión entusiasta de conocimientos que me llega.
Mientras observamos, César (Bohr), y Daniel (Gildan), se acercan por allí, para compartir algún objeto.
Pasamos a otra galaxia, la NGC 891, y es que, afortunadamente para mí, quiere enseñarme cosas distintas, que no pueda ver en un telescopio normal. Yo que pensaba que pronto iría a dormir, y resulta que la noche está siendo increíble.
Pues bien, la peculiaridad de esta galaxia en espiral, situada en Andrómeda, en su brazo interior, vista de canto, es que se observa una especie de brazo interior, una barra de polvo interestelar, que prácticamente la divide visualmente.
Siguiendo con formas extraordinarias, observamos M33, explicándome cómo su región HII (compuesto de hidrógeno ionizado) forma una nebulosa anexa a la propia galaxia. Mis ojos se han habituado a esta nueva forma de observar y me es fácil localizar cada detalle tras sus explicaciones. Es muy curioso, esto no podría verlo en otro telescopio de menos pulgadas. Y es que, como ya me explicó Jean, sí existen diferencias entre su 18” y este 20. Aunque para mí sean tan insignificantes, acostumbrada a muchísimas menos pulgadas.
Y, para que pueda comparar de verdad, 2 cúmulos: uno de los dobles de Perseo, y otro que casi me hace caer de las escaleras donde estoy encaramada toda la noche: M13.
No sé las veces que habré visto este objeto, uno de mis favoritos, pero verlo aquí, es otra historia. El propio cúmulo desborda el ethos 21, pero cambiando al ethos 8, combinado con una pequeña Barlow resulta increíble. Dentro del ocular queda el núcleo del cúmulo, no alcanzando a contener todo su entorno, y dentro de este núcleo se distinguen las diversas intensidades de sus estrellas. No puedo menos que emocionarme contemplando esta explosión de vida y luz que hace mella en mi interior. No puedo dejar de sonreír tras una noche así.
Jesús y yo nos despedimos, él lleva ya varias noches y queremos reservarnos para lo que se prevé el plato fuerte, la noche del viernes. Es una pena que no haya podido ver los velos, pero en el zenit es imposible para mí este telescopio.
Me dirijo a la pista central, caminando feliz en la oscuridad, en plena naturaleza, ha sido una buena noche. Allí está Jasp con Eduardo, fotografiando, o más que eso, dejando listo su equipo para la noche siguiente. Se respira bien bajo ese cielo. Es una sensación de libertad única. Eduardo marcha a su cabaña.
A nosotros, todavía nos quedan fuerzas para, durante más de dos horas, comentar la noche, lo maravilloso que ha sido conocer a estos nuevos amigos, las expectativas que tenemos para la noche siguiente, y para la vida…
Ahora sí, es hora de dormir, pues todavía nos quedan jornadas por vivir.