Qué oscuridad de cielo¡¡ Que brillo estelar¡¡ Qué Vía Láctea por Diossss.

Es algo maravilloso. Y pensar que el 99% de la gente se pierde un espectáculo como este…
Sólo me pude llevar unos prismáticos 8x42, pero dieron mucho juego y algunos objetos los disfruté más que con telescopios en cielos contaminados. Era una delicia recorrer la zona de Sagitario, con M8, M20, M16. La nube M24 brillaba endiabladamente, resolviéndose en cientos de estrellas, dejando a un lado M23 y al otro M25.
M11 también asombraba, al igual que los "grumos" de polvo oscuro entre condensaciones de estrellas a lo largo de toda la Vía Láctea. Altair relumbraba pero la dejaba a un lado para observar la "Triple Cave", esa nebulosa oscura en forma de "E" al lado de Gamma Aquila.
Los cúmulos abiertos en la zona de Ofiuco me asombraban, sobre todo mi favorito NGC 6633; IC 4665, al que encuentro "vitaminado" por la cantidad de estrellas de fondo que en esos cielos puedo observar, con respecto a los de mi casa.
Hago un repaso rápido a los globulares M22, M13 y M92.
Me giro al este, para disfrutar de la luz plateada de la galaxia de Andrómeda, preciosa, enorme, llenando el campo de visión. Como también era preciosa la imagen de M33, subiendo lentamente hasta asomar por encima de la montaña, igual de lento que yo ascendía por el día esas mismas cuestas…
Sigo disfrutando, en esta ocasión con la aglomeración estelar en torno a Alpha Perseo y en la maravilla que es el Doble Cúmulo. Y para finalizar, apunto los prismáticos al río de estrellas que existen en una Vía Lactea de alta montaña. Aquello era sublime. Recorrer aquella inmensidad de estrellas, que parecían rivalizar entre sí para ver quien brillaba más, es indescriptible. Entre las nebulosas oscuras, con entradas y salientes, con miles de detalles. Observando zonas donde no caben más estrellas¡¡¡
¿Existe algo más bonito?
Estar en la alta montaña, bajo miles de estrellas, respirando aire puro, con el silencio solo roto por los grillos y algún cencerro lejano. Y de repente, ser sorprendido por una tardía perseida, veloz, como si quisiese alcanzar a sus compañeras que llegaron hace semanas.
Que belleza, que tranquilidad; Que bonita es la astronomía...