Puestos a triunfar en el X certamen de astrocachivaches del TBO, he aquí mi propuesta: un calentador para los pies.
Motivación: el año pasado las mejores noches de observación las pasé en torno a los 7 a 10 grados negativos. Ni la escarcha ni el frío en el cuerpo fueron problema, pero al final me veía obligado a recoger por un ataque masivo de congelación en los pies... Ni las botas de monte ni los dobles calcetines fueron suficientes.
Objetivos: Para resolver el problema se me ocurrió pasar de los elementos pasivos (calcetines) a los activos (calefactor). Para ello aprovecharía una pequeña batería de Pb de 6V y unas plantillas térmicas a las que añadiría una resistencia de hilo para tener 1 W de calor en cada pie. Con eso estimaba que sería suficiente; el problema era combinarlo todo de la manera más cómoda posible.
Procedimiento: En primer lugar me hice con unas plantillas térmicas que oportunamente sacó el Aldi por la módica cantidad de 1 euro el paquete de dos pares. La resistencia de hilo la extraje de sendas resistencias de hilo cerámicas de 33 ohmnios, 4 W, las cuales rompí delicadamente a martillazos y luego desenredé cuidadosamente. Las resistencias tienen (tenían) el aspecto de las de la izquierda en esta foto:

Seguidamente introduje el hilo en un tubo o funda termoretráctil, dejando libres algunos centímetros en los extremos. Para ajustar el tubo al hilo de manera rápida y uniforme lo metí al horno a tope unos minutos. Quedó niquelado. Los extremos del hilo los soldé a unos cables de 15 centímetros, los cuales terminan en una hembra jack de audio.
A continuación, colocar la resistencia sobre la plantilla: cubrí la parte de borrego con cinta adhesiva de doble cara y sobre ella fui colocando el hilo formando bucles y lazadas. Al final envolví toda la plantilla con tela y di unas puntadas en el centro y talón para dar solidez al conjunto. He aquí el resultado:

Le toca el turno a la batería. El sitio menos molestoso para llevarla es la cintura: aprovechando una mininevera para latas de refrescos individual que además tiene trabilla, hice un cinturón donde coloqué la mininevera a un lateral con la batería ya introducida. Desde ella, a través de un interruptor con led, llevé sendos cables terminados en la clásica hembra jack a cada lateral. Una imagen (o varias) valen más que mil (o miles) palabras:


Ya sólo queda unir el conjunto de la manera más cómoda posible. Para ello un simple cable con jacks de audio macho en los extremos y cuatro cintas elásticas con velcro cosidas en lugares estratégicos (por encima y debajo de la rodilla, cerca del talón y en el muslo) para fijar el cable a la pierna (la goma negra indica la parte superior).

Conclusiones: El sistema es fácil de montar y desmontar. No compromete la movilidad en absoluto y estos días lo he probado con notable éxito a -12.5 ºC y calcetines finos. En ocasiones debía apagarlo por sobrecalentamiento de dedo gordo, nada grave. Esta vez fue la aparición de la luna quién me obligó a recoger... ya sólo me queda inventar algo para retirar las nubes.
P.D. no recomiendo utilizarlo cerca de aeropuertos ni aviones: el aspecto que uno toma con el podocalefactor montado, un pasamontañas y abrigado como un oso es el de un talibán cebollero y montaraz... como poco la noche en el cuartelillo, calentitos, la tenéis asegurada.