A ver, no saquemos los pies del tiesto, señores...
Desde un punto de vista estadístico, existe una remota posibilidad de que un experimento de este tipo salga mal y "cree dragones"; pero es más o menos la misma que la de que lances una manzana hacia arriba y se quede flotando en el aire.
Es cierto que en el mundo cuántico pueden darse toda clase de fenómenos, pero de ahí a que trasciendan al macrouniverso media un abismo. En realidad, los dichosos agujeros negros del LHC son "microagujeros cuánticos" que se desintegrarán tan rápido como se formarán.
Estamos ante dos sujetos que buscan su momento de gloria y publicidad, nada más: uno es un español que escribe disparates de diverso tipo y el otro un fulano que en su momento también presentó una demanda para parar el funcionamiento de un laboratorio norteamericano de física de altas energías. Además, y como dice un físico serio en el artículo, no hay respaldo matemático a la tesis catastrofista de estos caballeros y eso en física es fundamental.
En cuanto a la investigación en sí misma, era algo que tenía que llegar tarde o temprano, en función de los avances en física de altas energías.
¿Aplicaciones prácticas? Bueno, estamos ante un caso de investigación de vanguardia, pero (descartado el uso de "microagujeros negros" para atravesar el espacio-tiempo, pues eso es cosa de los hipotéticos agujeros de gusano), si la humanidad consiguiese (a largo plazo) dominar este tipo de fuerzas (microagujeros negros estables) tendríamos la posibilidad de construir, por ejemplo, sistemas de propulsión espacial basados en la aceleración de una masa de reacción (metano, hidrógeno, etc.) a altísimas velocidades (véase "REGRESO A TITÁN" de Arthur C. Clarke al respecto) o incluso un sistema de propulsión revolucionario basado en el uso de un microagujero negro situado "delante" de la nave, que "caería" indefinidamente hacia él acelerando a altísimas velocidades, y de paso generando gravedad artificial en su interior... En fin, el tiempo dirá.