me ha resultado muy curioso este hilo en el que os animáis a contar vuestros comienzos, creo que es muy importante que siempre recordemos nuestros comienzos y qué fue lo que nos hizo caer en esta afición. Es genial ver cómo a muchos nos ha pasado lo mismo y que podamos compartirlo. Asi que me animo a contaros mis comienzos asi como algunas anécdotas que nos potenciaron lo que ya era irreversible
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Hablar de mis comienzos en la astronomía me reproduce una sonrisa, y es que siempre lo he dicho: nací con el gen de los amantes de las estrellas. Y es que desde muy pequeñita ya me sentía terriblemente atraía por el cielo, la luna y las estrellas. Mi más antiguo recuerdo es una lunita creciente amarilla sobre un fondo azul marino que aparecía en la cartilla de leer Colasín, para pronuncia la sílaba LU. Mientras aprendía a leer se me iban los ojos a esa luna y le preguntaba siempre a mi madre si esa era la que “estaba allí arriba”. Me confirmaron mis padres que ya por aquel entonces mostraba interés abiértamente. Me recorría una extraña emoción por el cuerpo que no sabía interpretar y durante las noches de verano me salía a la terraza para tumbarme sobre una mantita y mirar las estrellas durate horas. Mi padre de vez en cuando me contaba cosas que el veía cuando madrugaba para trabajar y me tentaba contándome anécdotas como la maravillosa experiencia del “alba”, que era un momento, decía, en el que todo se volvía blanquecino al amanecer. Debí ser muy pero que muy pesada e insistente con mi “afición por el cielo y las estrellas” porque conseguí que me llevara para ver esas maravillas con mis propios ojos aunque tuviera que madrugar a las 5 de la mañana un fin de semana para acompañarle en el trabajo. Desde entonces siempre que podía me llevaba al campo para que pudiera ver el cielo y las lluvias de estrellas. Por aquel entonces no reconocía aún ninguna constelación y tuve un maravilloso encuentro en el cielo con un objeto que me marcó la infancia y que hasta unos años después no supe lo que era. Teníamos una parcela cerca de Pióz, Guadalajara, a la que íbamos los fines de semana y allí el cielo era un mundo aparte en 1980. Una noche me fijé en una curiosa asociación de estrellas que me recordaba a la cafetera de mi madre. Era Orión. El tiempo pasaba y yo estaba más enganchada a la astronomía con el tiempo, subía más el volumen de la tele cada vez que salía alguna noticia del espacio en el telediario, me dedicaba a sacar información de cada volumen de la enciclopedia del salón buscando hoja a hoja palabras cuya temática fuera “las estrellas” “galaxias” y pasaba horas haciéndome mi propio cuaderno porque no tenia dinero ni para fotocopias. Un año me regalaron mi primer librito del cielo, lo conservo como oro en paño y guardo bellos recuerdos de el, de hecho en la portada aparecían las Pléyades y estuve mucho tiempo preguntándome qué era ese bello objeto ¿se llamaría Ekrutts?? y ¿lo podría ver alguna vez?.
![Imagen](http://img390.imageshack.us/img390/7585/guianm5.jpg)
También guardo un estupendo recuerdo del Planetario de Madrid y de la programación “De Madrid al Cielo”, fue fantástico, salí emocionada, cuando giraba el cielo me agarraba al asiento porque parecía que me caía de la silla. Conservo aún un póster que me compraron ese día, era un planisferio en dos partes, era de color azul claro, y recuerdo jugar con el como si fuera una carta náutica con las reglas y escuadras porque no tenía ni idea de cómo se usaba… jajajaj qué loca. No sabía que el círculo completo representaba el cielo y que las estrellas se veían a escala por la noche ocupando todo el cielo. Llegó el año del cometa Halley y con el las noticias del cielo, hubo un eclipse de sol y recomendaban utilizar filtros para poder verlo. Recuerdo que entre las indicaciones para verlo dijeron en televisión, ya veis qué cosas, que un cristal ahumado servía y como era muy inocente y no sabía nada, ni corta ni perezosa salí corriendo a la calle a buscar un cristal roto para ahumarlo en el fuego de casa de mi abuela. Cuando lo tenía no sabía qué hacer con el ni dónde mirar, ¡qué tiempos más intensos de desconocimiento y maravilla!.
Pasaba el tiempo y mi cuaderno de apuntes aumentaba, siempre que podía buscaba la manera de camelar a los padres para que me compraran alguna guía del cielo en el Pryca porque siempre traían cosas nuevas que no tenía y no podía copiarlos en la tienda. Uno de los momentos más significativos de mi vida y que marcaría mi camino fue durante la navidad de 1989 cuando mi padre me regaló un telescopio, era un Tasco 114, para mi fue un momento mágico y además me habló de un grupo de gente que se reunía en Alcalá porque les gustaba lo mismo que a mi. Me animó a conocerles y desde aquel día supe que ya no estaba sola. La Astronomía llenaba cada célula de mi cuerpo y hacía brotar emociones en mi mente. Si ya en el colegio era la rara en cuanto entré en el instituto me clasificaron de “bicho raro”. Andaba leyendo el Alma de la Noche por los pasillos, o me iba a la sala de ciencias naturales durante el recreo para aprender a usar el programa EZ Cosmos.
Fuera de los estudios dedicaba mucho tiempo de mi vida a ayudar en la panadería que llevaba mi madre, las tardes y los fines de semana y como no tenía mucho tiempo libre entre despacho de pan y leche me entretenía leyendo mis libros de astronomía o me compraba por fascículos la entrega de Orbis Fabri. Soñaba con tener muchos libros y cuando podía sacaba en préstamo libros de la agrupación para saciar mi curiosidad. De la mano de Manuel Talero aprendí muchísimo, descubrí que se emocionaba de la misma manera que yo y sentía verdadera emoción contemplando el cielo, transmitiendo pasión, a él le debo mucho de lo que aprendí incluso su forma de enseñar. Me recomendó libros muy buenos como la Guía del Firmamento de Comellas, Cosmos de Carl Sagan, este en especial, pues me marcó en una etapa muy joven y nueva de mi vida, como a otros muchos astrónomos, y la lectura del libro era especial.
![Imagen](http://img412.imageshack.us/img412/1317/sagannv0.jpg)
Trabajando con mi madre un día en la panadería llegó un vendedor de enciclopedias, para mi asombro descubrí que entre el catálogo tenían la “Enciclopedia Sarpe de la Astronomía”, no se cómo agradecer a mi madre que aquel día decidiera comprármela, ya sabía que lo mio no tenía arreglo.
![Imagen](http://img241.imageshack.us/img241/2277/sarpejw6.jpg)
En general agradezco muchísimo a mis padres que me ayudaran y potenciaran mi afición.
De aquí en adelante mi historia se llena más de innumerables anécdotas y viajes astronómicos… y a día de hoy sigo disfrutando como al principio. Pero esta es una historia que puede ser contada en otra ocasión.