Mitología de las constelaciones y otros añadidos

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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 28 Mar 2010, 13:06

DRACO (EL DRAGÓN) – MITOLOGÍA

Los personajes que forman parte de los mitos y héroes griegos pueden ser considerados como una gran familia. Difícilmente puede narrarse la leyenda o historia de alguno de ellos sin hacer referencia a otros, se imbrican y superponen, con el resultado, algo monótono, que acaban siendo las mismas, y la única diferencia se halla en que cambia el protagonista, pero se mantienen los demás como “actores invitados” con sus respectivos papeles. El guión, en suma, suele ser casi idéntico (y permítaseme esta licencia cinematográfica). Así pues, las narraciones tienden a coincidir, variando, exclusivamente, los particulares matices que imprime el fulano al que se refiere la película.

Hecha esta aclaración, vayamos a ocuparnos del mito del Dragón. En el aparecerán, inevitablemente, viejos conocidos y todo nos conducirá a un estado de “Dejá Vu” al que no podemos sustraernos, ya que así lo aseguran autores de la talla de Ovidio, Lucano, Píndaro y Ferécides, entre otros. El aspecto puramente astronómico vendrá luego, como siempre. Sus peripecias se hallan íntimamente unidas al Superman de la época: Heracles o Hércules, pese a existir otras versiones menos consolidadas, que si el tiempo y la extensión del texto nos lo permite, también tendrán cumplida referencia.

El animalito, bautizado con el nombre de Ladón, se ganaba honradamente el sustento como vigilante del Jardín de las ninfas Hespérides, situado en los confines del mundo o, para ser más exactos, en el “quinto pino”, al final de la calle, a la derecha. El pobre tuvo la desdicha de sufrir los “efectos colaterales”, como se dice ahora del duodécimo atlhoi ( trabajo) que el figura de Euristeo encargó a Heracles y el listado de tales hazañas fue puntualmente anotado , en una lista, por Paníasis, tío de Herodoto, en su Heracléa, y también por Diodoro y Apolodoro, aunque otros autores difieren en la secuencia, considerando el que nos ocupa en el undécimo lugar.

Sea como fuere, todos coinciden en que nuestro héroe las pasó canutas para satisfacer las órdenes de su despótico patrón y, preciso es recordar, que los encargos frívolos, inútiles o gratuitos continúan siendo moneda corriente entre los jefecillos, con vocación de capataz, para con los sufridos subordinados que ven malgastar su tiempo y ánimo con las memeces que se les ocurren a los mandamases de turno (pocas cosas cambian en su esencia, a pesar de los siglos transcurridos, y lo que te contaré, morena)

Bien, comencemos. El encarguito que nos ocupa consistía en robar unas manzanas doradas que crecían en el, ya mencionado, Jardín de las Hespérides, custodiado por Ladón (Dragón o Serpiente, en esto no existe unanimidad) y este se dispuso a realizar el viaje hasta el lejano lugar, pero la inoportuna huelga de los controladores le impidió coger el puente aéreo, por tanto no le quedó más remedio que hacer el periplo a patita, que le deparó no pocas vicisitudes y aventuras.

En primer lugar pasó por Egipto y allí tuvo una agarrada con el Faraón Busiris, que tenía la delicada costumbre de sacrificar a todo extranjero que cruzaba su territorio. Claro que el jerarca no estaba al tanto de con quien se jugaba los cuartos y cuando Hércules era conducido al Altar de los sacrificios, rompió los grilletes y montó un cisco de aquí te espero, enviando al mameluco de Busiris y a su hijo, a criar malvas en las feraces huertas del delta del Nilo.

A partir de este punto, el itinerario seguido se vuelve un tanto confuso. Según Ferícides, se dirige a Tebas. Diodoro afirma que sus pasos lo conducen a Etiopía y en el relato, más bien embrollado de Apolodoro, llega a Arabia, mata al regente local Ematión, para disipar el aburrimiento y, a continuación, cruza Libia (Gadafi aún no andaba por allí y eso que ganó). Lo cierto es que, recomponiendo el puzzle de todos estos documentos, se le encuentra cierto sentido imaginarlo viajando hacia el Sur a través de África, donde, al llegar al mar exterior alquiló un patín de pedales para dirigirse al Cáucaso, encontrándose con una nueva aventura.

Mire usted por dónde, durante su plácida boga encuentra a un tal Prometeo, al que Zeus le había atado a una roca con la piadosa intención de que un águila le picoteara, eternamente, los higadillos como represalia por haber robado el fuego de los Dioses para ofrecérselo a los humanos (parece ser que este episodio inspiró a ciertos dirigentes argentinos a fundar la ESMA –Escuela de Mecánica de la Armada- donde se mantenían amistosas e instructivas pláticas con los disidentes al modo de gobernar el país). En fin, el bonachón de Heracles se apiado del sufrido pirómano y, matando al águila, consiguió liberarlo.

Como Prometeo era hombre agradecido (la cosa no era para menos) recompenso a su salvador aconsejándole sobre el modo de llevar a buen fin su propósito. Le sugirió que no fuera él quien llevase a cabo el hurto de las manzanas, sino que le pidiese a Atlas que lo hiciese por el, ofreciéndose, a cambio, a sostener, mientras se llevaba a cabo el esquilme, su pesada carga (recordemos que Atlas tenía la misión de mantener la tierra sobre sus hombros, de modo que algo de esfuerzo si que debería exigir, sin contar que no parece una tarea demasiado estimulante).

Existe otra versión que más parece coincidir con la primitiva leyenda. En ella es Heracles, personalmente quien se encarga de coger las manzanas. Ello se encuentra bien documentado en relieves y pinturas de vasijas en las que se muestra al héroe alzando su cachaba Ladón.
Para terminar diremos que, tras obtener las manzanas, Hércules se las llevo, cumpliendo su trato a Euristeo, pero este se las devolvió (todo un detalle) que, a su vez, las ofreció a Atenea, pues no se consideraba digno de disponer de frutas tan sagradas.

Y ya lo dejo, que últimamente me extiendo demasiado.


Muntat de tros navilís en isepeoa
benerda
busqul de les Hespérides, lo taronger
en flor;
mes és la despulles
de l'ona que ha tants segles se n'és
ensenvorida
¡ sois puc oferir-te, si er plauen, eixes
fulles
de l'arbre del fruit d'or.

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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor Quili » 03 Abr 2010, 17:32

JCS escribió:PERSEO – MITOLOGÍA


El otro día estuve viendo la película Furia de Titanes y durante toda la película me estuve acordando de tí.

Una peli muy entretenida, muy buenos efectos, una historia muy aceptable. El tiempo se te pasa en un "pis pas". Pero... ya te podían haber consultado los guionistas!!!

No digo más, por no destriparla.
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 20 Abr 2010, 17:54

Boótes - Mitología

Boötes (El Boyero) es una de las 48 constelaciones catalogadas por Ptolomeo. Abarca una extensión mediana y se halla limitada por la Osa Mayor, Canes Venatici, Coma Berenices, Draco, Hércules y Serpens, de modo que forma parte de la “Alta sociedad” celeste, contando con inmejorables relaciones entre los más insignes personajes que pasean su ocio por nuestro firmamento. Su estrella más destacada atiende por Arcturus (Arturo para los más íntimos) es una de las estrellas más brillantes del cotarro celeste. Una naranja gigante. Perdón, una Gigante naranja, 25 veces mayor que nuestro escuchimizado sol y a solo 25 años luz (un simple paseo, vamos).

No es pródiga en objetos de cielo profundo. Tan lamentable circunstancia la sitúa en clara desventaja con otras constelaciones, incluso de inferior categoría. Por el contrario, en el recuento de sistemas estelares binarios o múltiple se halla en uno de los primeros puestos del escalafón, destacando ε Bootis,, también conocida como Izar a la que el famoso astrónomo doblista Friedrich Georg Wilhelm von Struve, primero de un linaje dedicado al estudio de las sistemas binarios (Identificador: STF) le puso el “nick” de Pulcherrima (la más bella) y no sin razón ya que la citada es una de las “Top Model” más cotizadas, pese a su carácter esquivo y huidizo que hace pasar las de Caín a los honrados émulos del insigne fulano (no vuelvo a escribir su nombre) que tratan de desdoblarla.

Demos ahora unas breves pinceladas de Mitología, pese a lo dificultoso del empeño, pues aquí se imbrican un número indeterminado de leyendas, mitos, dimes y diretes y uno no sabe por donde empezar a “hincarle el diente”

De entrada, no se conoce con certeza la identidad del sujeto. Hechas las oportunas indagaciones en el Ministerio del Interior, no consta información alguna sobre el personaje (ello es comprensible, pues, a la sazón, los D.N.I se realizaban en tablillas de cera y semejante material resiste malamente el paso de los siglos)

No obstante algo se puede extraer de el mientras nos deleitamos con la lectura de ciertos clásicos, como Ovidio, Erastótenes de Cirene, Hesiodo o el mismísimo Virgilio, que en sus Geórgicas hace alguna referencia a nuestro amigo.

Al parecer representa la figura de un pastor, que acompañado de dos perros (canes Venaticis) se dedicaba a cuidar al ganado (debe tenerse en cuenta que los romanos identificaban a las constelaciones de la Osa mayor y menor con una pareja de bueyes) y que en sus ratos de aburrimiento pastoril se dedicó a inventar el arado. Tan eficacísima herramienta le valió como recompensa la medalla al mérito celeste con distintivo naranja concedida por un tal Leroy Merlin, junto con una pensión vitalicia en el firmamento.

Otra leyenda lo asocia con Icario (no confundir con Ícaro, el del remake helenístico de Top Gum) y al que Dionisios le facilitó la fórmula del vino, que entonces no se guardaba, bajo siete llaves hasta que llegaron los de la Coca Cola y cambiaron de proceder. El caso es que el tal Icario les dio a probar el elixir a una peña de compañeros de oficio hasta que, como una cuba, cayeron desplomados y, aparentemente, muertos. Cuando despertaron de lo que se considera el primer episodio de botellón de la historia de la humanidad, los muy desagradecidos pensaron que el muchacho había pretendido envenenarlos, lo que provoco violentas represalias con la conversión en fiambre del protagonista de nuestra historia. Semejante injusticia fue premiada, a título póstumo, con el ascenso a los cielos (en forma de cometa, todo hay que decirlo).

No me extiendo más porqué hay muchas otras versiones de lo acontecido y no es cosa de que a alguien se le pase por la cabeza hacer conmigo lo mismo que con el desdichado pastor.



Cuando después del solsticio Zeus cumpla sesenta días invernales, entonces el astro Arturo, tras abandonar la sagrada corriente del Océano, mostrándose por primera vez al anochecer se eleva

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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 20 Abr 2010, 17:59

Hércules - Mitología

Constelación visible en el hemisferio Norte desde finales de la primavera hasta mediados de Noviembre. Se trata de una de las mayores. La quinta en extensión. Puede reconocerse fácilmente por su forma de trapecio, situada entre la Corona Boreal, Lyra y El Dragón (más adelante explicaremos su tormentosa relación con el bichito) y, pese a no tener estrellas demasiado brillantes (una ventaja, a veces), en ella podemos encontrar algunos de los objetos más impresionantes y atractivos del cielo profundo, así como dobles espectaculares por su equilibrio y belleza.

Pero antes de sumergirnos en los aspectos puramente astronómicos, hagamos una breve reseña de contenido mitológico, que justifica su presencia, para suerte nuestra, en los cielos.

El nombre de Hércules no es más que la romanización del héroe griego Heracles, un semidiós, fruto de las inconfesables relaciones entre el mismísimo Zeus y Alcmena, con el consiguiente estupor, por decirlo de alguna forma, de Hera, su genuina esposa (tampoco es que ella pudiera presumir de ortodoxia matrimonial, pues, a la vez que legítima, también era su hermana, pero las cosas se enredan, a veces, y no hay por donde cogerlas)

Pero no divaguemos. El caso es que la criaturita, ya desde la cuna se reveló, como un mamoncete, ciertamente, coriáceo. A los ocho meses, su madrastra Hera que, aunque diosa, hacia gala de un carácter tirando a intratable, puso junto a las cunas de Heracles y su hermano Ificles (olvidé comentar que nacieron mellizos) dos serpientes monstruosas. Cuando su amantísima madre Alcmena oyó el estrépito producido en el cuarto de los niños, consecuencia del rifi-rafe entre tan desproporcionados contendientes, se encontró al fruto de sus entrañas sentadito en la cuna, con una sonrisa de satisfacción y a las serpientes convertidas en raviolis, mientras que su pusilánime hermanito lloraba desconsoladamente, solicitando los brazos de su mamá (claro, que a ver quien era el guapo que buscaba refugio junto al protagonista del suceso).

Muchas son las hazañas atribuidas a nuestro singular personaje y no es cosa de pormenorizarlas todas. Pero me considero obligado a, por lo menos, citar las más conocidas, que se resumen en sus “Doce Trabajos”. Tampoco voy a detallarlos uno a uno, pues daría para mucho, pero si, al menos, el undécimo que parece ser el representado en su figura celeste. Se trataba de robar las manzanas doradas del Jardín de las Hespérides (las ninfas hijas del atardecer que atendían el huerto de Hera, cuyos frutos proporcionaban la inmortalidad) y que hallábase custodiado por el dragón Ladón, de cien cabezas (otras versiones apuntan a una serpiente, también policéfala). Como el muchacho disponía de un excelente currículo en su relación con los ofidios, no tuvo mayor problema para deshacerse del acuitado animalejo, que en el firmamento aparece como la constelación del Dragón y en la que nuestro héroe mantiene un amistoso e instructivo intercambio de impresiones con el desdichado reptil mientras se dedica a triturarle la cabeza con el talón de su pie izquierdo (un encanto de chavalote).

Si el cuerpo reluciente que en Oeta
se desnudó, en ceniza desatado
Hércules, y de celos fulminado
(así lo quiso Amor), murió cometa,

le volviera a habitar aquella inquieta
alma, que dejó el mundo descansado
de monstruos y portentos, y el osado
brazo armaran la clava y la saeta,

sólo en mi corazón hallara fieras,
que todos sus trabajos renovaran,
leones y centauros y quimeras.

El Non Plus Ultra suyo restauraran
sus dos columnas, si en tus dos esferas,
Lisi, el fin de las luces señalaran.

Francisco de Quevedo y Villegas
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 28 Abr 2010, 20:33

CÁNCER- Mitología

Como se aproxima la época estival vamos a ocuparnos de una de las constelaciones zodiacales: Cáncer (El Cangrejo). Ciertamente causa algo de perplejidad la presencia del crustáceo en medio del firmamento, descartando la hipótesis de que su propósito fuese servir de “tapa” a los Dioscuros, acompañado de unas cañitas. Pero no, mire usted por donde, tiene su historia (o leyenda, tanto da) propia, procedente de los Mitos Griegos que son los que más juego dan.

La narración exige, inexcusablemente, remitirnos de nuevo a Heracles. Recordemos que, para poder establecer su residencia en Tirinto, Euristeo le obligo a culminar, con éxito, doce trabajillos (minucias de nada, oiga). Pues bien, tras mandar al Museo de Ciencias Naturales al León de Nemea, previo paso por el taxidermista, hubo de enfrentarse a su segundo encargo que no era otro que acabar con una enorme serpiente policéfala que habitaba en las zonas pantanosas – era acuática - de Lerna, al sur de Argos. Algunos exagerados afirman que eran cien las cabezas del amable animalillo, pese a que la abundante iconografía existente la representa con cinco o seis. Claro que ello puede explicarse por razones prácticas: resulta difícil imaginarse el tedio de Zurbarán (por nombrar a uno, con la paciencia del Santo Job, pintando una por una hasta cien cabezas para, a continuación, tirarse por un puente).
Pero nos estamos desviando. De acuerdo con, la varias veces nombrada, Teogonía de Hesiodo, la tal Hidra de Lerna, de costumbres y hábitos bastante mal vistos y sufridos por los habitantes de la región, era hija de de Tifón y Equidna, siendo criada por la propia esposa de Zeus: Hera, con el inconfesable objetivo de que, un día, se hiciese cargo de su hijastro Heracles al que ya sabemos, profesaba un especial afecto.

Parece ser que el bichejo no era fácil de matar pues cuando se le cortaba una cabeza otra le crecía, convirtiendo la labor en algo tediosa. El caso es que nuestro héroe se puso en camino para cumplir con el trabajo en un carro acompañado por su sobrino Yolao (las cosas hechas en familia adquieren un cierto tinte de ternura). Al cabo se encontraron con la susodicha y entablose feroz batalla. Pero el asunto empezaba a pintar mal para el semidios porque las cabezas brotaban de nuevo y, para empeorar las cosas, Hera envió un enorme cangrejo que se dedicaba a picotearle los pinrelillos dificultando el combate. Por fin, Hércules consiguió deshacerse del cangrejo con un recio pisotón (tal fue el origen de las celebradas “tortitas de camarones”, después de cambiar el ingrediente principal).

En vista de que la cosa se iba poniendo fea, solicitó la ayuda de Yolao, de tal forma que cuando una cabeza era cortada, el sobrino, armado de una tea, cauterizaba la herida y no volvía a brotar. De este modo alcanzo felizmente el éxito y se deshizo del molesto espécimen, no sin antes, enterrarla bajo una enorme roca que proporcionaba mayor solidez a su hazaña.
Como curiosidad diremos que, a cuenta de la ayuda que prestó Yolao a su amantísimo tío, existe un proverbio que reza: “Ni el mismo Heracles puede luchar con dos enemigos a la vez”, afirmación posteriormente desmentida por Sean Connery, Tom Cruise y otros muchos que sería, en exceso prolijo, nombrar.

Y después parió a la odiosa Hidra de Lernea, que fue criada por la diosa Hera la de los brazos blancos para que la sirviese de auxiliar en su odio insaciable contra la fuerza Heracleana. Pero la mató con el bronce mortal el hijo de Zeus, el Anfitrionida, ayudado por el bravo Yolao y siguiendo los consejos de la devastadora Atenea.

Hesiodo (Teogonía)

Nota: Como a más de uno le resultará evidente, esta narración es aplicable, con puntos y comas a la constelación de La Hidra. No obstante, cuando le llegue el turno, se procurará aderezar con algún barniz que pueda hacerla acreedora de cierta distinción
Última edición por JCS el 29 Abr 2010, 05:38, editado 1 vez en total.
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor luismi78 » 28 Abr 2010, 22:12

Muchas gracias JCS. Siempre me ha gustado la mitología del cielo. Un saludo
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 23 May 2010, 19:54

SCORPIUS – MITOLOGÍA

Trataremos, en este capítulo, de una de las constelaciones más llamativas de nuestro hemisferio. A diferencia de otras, en las que no resulta fácil reconocer la figura representada, el Escorpión aparece como una agrupación de estrellas casi coincidente con el animal, en cuya cabeza destaca la gigantesca Antares

Se trata de una de la doce constelaciones zodiacales, esto es, las que siguen al sol en su transito por la eclíptica y es visible en los meses de verano.

A pesar de ser una de las más antiguas reconocidas, Ptolomeo no la incluyo en su catálogo, al considerar que las estrellas pertenecían a Libra. La referencia más antigua la encontramos en la civilización sumeria, donde se la conocía como Ishtar, la diosa del amor y de la guerra, alcanzando, su culto, una gran extensión en todo el Oriente Próximo. Se cree que la mismísima Afrodita tiene, en ella, su origen. Se la asocia al amor conyugal y existen referencias a ella en la Epopeya Gilgamesh, bajo la figura de los “hombres escorpión” que eran custodios de los montes por donde el sol asomaba al amanecer

En las tablas Mul-Apin se la conoce como Gir-Tab, una arcaica palabra sumeria que significa “El Escorpión”

Durante el siglo VI a.C, reinando Nabuconodosor II, también se le dio el nombre de Arajsamna, en referencia al octavo mes del calendario babilónico y curiosamente es de las pocas mencionadas en la Biblia (Libro de Job). Otra curiosidad es que se menciona en algunas culturas precolombinas como La Maya donde también se la asociaba con el bichito (todo un ejemplo de unanimidad astral en diferentes civilizaciones).

Llegamos, por fin, a Grecia. En realidad se halla ligada al mito de Orión, por lo que nos remitiremos al capítulo correspondiente, donde causa la muerte al gran cazador, haciendo notar que el tesón del animalito resulta admirable, pues, ya en el cielo, continúa su persecución a sabiendas que carece de posibilidades de darle alcance, pues cuando uno sale por el Este el otro se esconde por el Oeste.


Escorpio. Se retuerce en los mares
horizontal.
Saluda la rojiza Antares
a la Cruz Austral.
Mordeduras. Baba. Ira.
La Virgen, en el trapecio,
se columpia y le mira
con desprecio.
Se enreda la madeja
de las estrellas. Una se queja.
Y hay un secreto trigonométrico
en su laberinto geométrico.
Algunas se desgajan
y como hojas secas bajan,
haciendo eses,
a posarse sobre los cipreses,
de los cementerios.
Escorpio. Audacia. Adulterios.
Esta mañana
se nos ha muerto la hermana.

Poemas del Zodiaco. Vicente Aleixandre
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 25 May 2010, 11:31

CASSIOPEIA – MITOLOGÍA

Cassiopeia o, simplemente, Cassiopea es una de las constelaciones más conocidas, junto a la majestuosa Orión. No es muy extensa, pero su forma característica de W la hace inconfundible. Se trata de un grupo de estrellas circumpolares, esto es, muy próximas al polo norte celeste lo cual la convierte en una referencia para la orientación nocturna cuando la estrella polar no se distingue. Vamos que es difícil perder el norte (pese a que demasiados lo hicieron hace tiempo) a no ser que las nubes impidan su visión.

Sin embargo ya no son tantos los que conocen a que o quien representa. Ptolomeo ya la incluyó en su catálogo, sabedor como era, del personaje allí plasmado y de sus vicisitudes que, como casi todos los extraídos de los mitos griegos, no eran, precisamente, ejemplares.

La historia de Cassiopea se halla imbricada con la de Perseo, Andrómeda y Cepheo. Todos ellos tienen su papel en la leyenda, unos como protagonistas y otros como actores invitados y la trama comienza, según Esquilo, en su tragedia Las hijas de Forcis, aunque Sófocles y Eurípides también realizaron guiones alternativos, con la aventura de Perseo, a sueldo del rey de Sérifos, Polidectes empeñado en acabar con la molesta figura de Medusa, la única de las tres hermanas Gorgonas que era mortal. Cumplido su objetivo que, oportunamente, se narrará y estando de regreso por aquello del “descanso del guerrero” se topó con una espléndida figura encadenada a un acantilado. Su gran perspicacia le llevó a la conclusión de que aquello olía a chamusquina y que la dama, que tal era la citada figura, no se encontraba cómoda de esa guisa, a lo que se añadía el banal hecho de que un mal bichejo marino llamado Cetus andaba trasteando entre los utensilios de cocina con el fin de prepararse el almuerzo con ella. La protagonista de tan lamentable hecho no era otra (al fin decimos su nombre) que Andrómeda.

Resulta que la apenada moza no era cualquier cosa, sino la hija de los reyes de Etiopia: Cepheo y Cassiopeia. La mamaíta de la pobre desdichada no caía bien a casi nadie pues entre sus muchos alardes de fanfarronería destacaba uno que acabo malamente. La orgullosa reina afirmaba ser la mujer más bella del orbe y aseguraba a todo el que quisiera oírlo (tampoco es que fueran muchos) que su agraciada figura estaba por encima de las Nereidas, hijas de Nereo, dios del mar, quién terminó mosqueándose y vengativo, como era el muchacho, pidió a su jefe Poseidón, dios de los océanos (Neptuno, para los romanos), que tomase cartas en el asunto. Este, para mantener tranquilo a sus subordinados, envió un diluvio sobre el país, para que se enterasen de lo que vale un peine (de las Gorgonas, claro) y para que no quedasen dudas sobre su carácter también lo pagó con la pobre Andrómeda del modo ya dicho, aunque otros relatos aseguran que fue su propio padre Cepheo quien, tras consultar al Oráculo de Amón sobre el modo de tranquilizar al del tridente, recibió el sabio consejo sobre el método a seguir, que no era otro que sacrificar a su propia hija. Vamos, para fiarse de el antes de darse una vuelta por el Casino. Menos mal que Perseo llegó en el último momento y pudo liberarla (y es que la policía nunca está cuando se los necesita). Y que este comentario tópico nadie lo tome a mal, que bien que respeto y admiro a los que ejercen tal profesión.


Mientras haya
trasluces en la tiniebla,
claridades en secreto,
noches que lo son apenas.

Susurros de estrella a estrella
—mientras haya—
Casiopea que pregunta
y Cisne que la contesta.

Tantas palabras que esperan,
invenciones, clareando
—mientras haya—
amanecer de poema.

Mientras haya
lo que hubo ayer, lo que hay hoy,
lo que venga.

Confianza (fragmento). Pedro Salinas
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor JCS » 03 Jun 2010, 12:12

CEFEO – MITOLOGÍA

La constelación de Cefeo (o Cepheus) puede encontrarse fácilmente muy próxima al Polo Norte celeste. En realidad esa zona del cielo se halla ocupada, casi en su totalidad, por los personajes que forman parte de los mitos de Andrómeda y Perseo. No es de las más llamativas pero destaca por albergar el prototipo de estrellas variables conocidas como “Cefeidas”. Nos referimos a Delta Cephei (STF 58). Este tipo de variables, con su relación entre periodo de pulsación y luminosidad, resultaron ser extremadamente útiles para el cálculo de las distancias entre los distintos objetos del firmamento, de modo que rentabilidad sí que se le ha sacado.

Lamentablemente el fulano al que representa no parece ser el ejemplo de valor y gallardía tan común entre los protagonistas de las leyendas griegas. Nuestro insigne personaje era el rey de Etiopía, hallábase casado con la vanidosa Cassiopeia y su hija Andrómeda fue quien dio pie, a su pesar, al mito que todos ellos comparten.

En realidad poco hay que añadir pues ya se ha dicho casi todo en relación a ellos en los relatos correspondientes a Andrómeda y Perseo, pero daremos unas pinceladas que perfilen su presencia en los cielos que, dicho sea de paso, obedeció a una decisión personal de Atenea, según asegura Eratóstenes en sus Catasterismos.

El hombre gobernaba Etiopía con sus más y sus menos. No es que levantara pasiones entre sus súbditos pero tenía un pasar. El problema radicaba en su carácter huidizo y pusilánime. Constantemente sometido a las decisiones de su esposa Cassiopeia (lo que tu digas amorcito.. y todo eso).

Total que las cosas del gobierno, iban bien que mal, tirando hasta que a la “primera dama” se le ocurrió la felicísima idea de publicar en el BOE local que era la más bella de las mujeres que poblaban el universo, superando, de largo, a las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo uno de los dioses o Ancianos del mar. Semejante osadía, por parte de Cassiopea, provocó en el cierta irritación. El caso es que elevó instancia a su jefe, Poseidón, para que reparase la afrenta infringida y Cefeo retirase el Decreto-Ley, cosa que no hizo porque a ver quién era el guapo que llevaba la contraria a su delicada esposa

La consecuencia de semejante terquedad desencadenaron todo el cisco que vino a continuación. Poseidón, hasta el tridente de la reiterada desobediencia, decidió dar un escarmiento a tan singulares personajes y descargó un diluvio sobre el país, con severas consecuencias y, no satisfecho, envió a su mascota Cetus para que terminase el trabajo de meticulosa devastación.

Total, que el pobre monarca, sometido a las decisiones de la insensata reina, que no daba su brazo a torcer, intentó varias estratagemas con el propósito de aliviar el desastre. La primera medida que, sabiamente, puso en marcha fue reducir la paga al numeroso grupo de cortesanos y funcionarios que sostenían el país con su trabajo, y subir los impuestos pero después de escuchar las carcajadas de Poseidón ante la eficaz iniciativa, consultó al Oráculo de Ammón, recibiendo por respuesta, en un alarde de sabiduría y piadosas reflexiones, que el único modo de aplacar la cólera del Dios del mar, era sacrificar a su propia hija ofreciéndola como aperitivo al insaciable Cetus, de modo que la amarró a una roca de la escarpada costa (se dice que en Palestina, cerca de Jaffa) y allí la dejo sin protección solar ni nada, a merced del bichito. El resto ya es bien conocido. Perseo pasaba por allí después de terminar su jornada laboral con las Gorgonas y, al verla, se enamoró de ella. Total de se deshizo del bicho y se la llevó consigo para hacerla su esposa.

Aquí hago una pausa para introducir parte del diálogo mantenido entre ellos, que Eurípides reflejó en su tragedia Andrómeda, de la que, lamentablemente, solo se conservan algunos fragmentos:

Tómame, extranjero, tómame como sirviente,
o como esposa, o como esclava, como tú quieras.

En fin, tras el feliz rescate de la criatura, Perseo se dirigió a su padre para solicitar, protocolariamente, su bendición, pero no contaba con que ya se la había asignado a su propio hermano Fineo, que no estaba dispuesto a renunciar a ella (eso sí, el que aprobase lo del acantilado no tenía nada que ver. Las “razones de Estado” están para eso). Claro está, Perseo no estaba para zarandajas y, sacando de su “kibisis” la cabeza de Medusa, los dejó petrificados y salió zumbando con su recién estrenada novia hasta Sérifos, donde parece, contrajeron matrimonio y fueron felices (de ello no hay constancia documentada, pero de alguna manera hay que terminar la historia y eso que dejo a un lado lo de las perdices)

¿Por qué yo, Andrómeda, por encima de cualquier otra, he obtenido en suerte
tantos males, desdichada de mí, que la muerte voy a encontrar? (...) que he sido
expuesta como pasto para un monstruo marino».
Tragedia Andrómeda (Eurípides)

Ocupa el lugar cuarto en el orden de las constelaciones. El círculo ártico ocupa desde los pies hasta su pecho; el resto de su cuerpo hasta el extremo de su cabeza corresponde en parte al círculo ártico y en parte a la zona del trópico de verano. Según relata Eurípides, fue rey de los etíopes y padre de Andrómeda. Parece que expuso a la voracidad del monstruo marino a su propia hija, a la que sin embargo libró Perseo, hijo de Zeus. Por deferencia a su hija, Cefeo fue elevado al firmamento por decisión de la diosa Atenea. Posee dos estrellas brillantes sobre la cabeza, una en cada hombro, una en cada mano, una poco brillante sobre cada codo, tres en la cintura oblicuas sobre la mitad del vientre, una en el costado derecho, dos en la rodilla, una en la punta del pie y cuatro encima del pie. Suman un total de diecinueve.

Catasterismos (Eratóstenes)
Celestron CPC 9.25"
Meade ETX - 70
Oculares Orion Stratus 5, 8, 13, 17, 21 y 24 mm
Barlow Baader VIP Modular
Diagonal 2" W.O. Dieléctrica
Prismaticos Bresser 10x50
Cámara DBK 21AU04. AS

La sabiduría no se traspasa, se aprende

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Nachote
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Re: Mitología de las constelaciones y otros añadidos

Mensajepor Nachote » 03 Jun 2010, 14:42

Querido amigo, te agradezco a la par que te felicito por tan instructivos y amenos relatos. :hello1:
Al final y a la chita callando, tu solito vas a acabar el proyecto del libro que tenias en mente...La verdad es que cada vez veo mas claro el fin de esa magnifica obra.

Perdona por ayudar tan poco (mas bien nada) en su elaboración :oops: :oops: :oops: ...pero es que el pellejo no me da para mas.
Lo que si te pido es que continues deleitandonos con tu prosa facil y entretenida. :thumbright:

Un abrazo para ti y con tu permiso otro para tus chicas.
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