Mitología de las constelaciones y otros añadidos

[JCS]

LIBRA-MITOLOGÍA

La constelación de Libra (la balanza), de mediana extensión, pertenece a las zodiacales. No siempre fue así. Ya antes de que Ptolomeo la incluyera en su Almagesto, se la consideraba parte de Escorpio. Ello explica, en parte, que los mitógrafos no le prestaran la debida atención. Eratóstenes no la nombra en sus Catasterismos pese a que la tal figura ya era objeto de atención en múltiples leyendas populares, rumores y cotilleos con sordina del estilo “Lo que yo le diga, oiga”.

Numerosas culturas se han ocupado de la balanza, sostenida por una damisela, como símbolo de la Justicia (hecho que perdura) pese a que su simbolismo, en no pocas ocasiones, provoca algo parecido a la hilaridad cuando se reflexiona sobre los conceptos de equilibrio e imparcialidad. Pero dejémoslo y vamos a ver que sacamos en claro que bien poco, intuyo, será.

El asterismo que representa la constelación consta de dos pilares fundamentales: las estrellas alfa y beta que representan los dos platillos de la balanza. No hay mujer por ningún lado y la balanza se sostiene, bonitamente, por su propia cuenta. Sin embargo se la asocia a multitud de divinidades, tanto mayores como menores, entre las que destaca La hermana y consorte de Zeus: Hera aunque, para ser sincero, no he visto nunca a la tal diosa con una balanza en la mano y, considerando, su carácter irascible y vengativo, no parece ser el adorno o atributo más apropiado.

Otra candidata es la diosa Armonía, hija de Afrodita y Hares, si bien esto pertenece a la variante romana de la historia.

Por último y ya que no dispongo de referencias mejor documentadas (no incluyo lo exclusivamente astrológico) es obligado decir que la figura también pretende representar al carro dorado de Hades (precursor de las actuales limusinas) con el que se desplazaba durante las pocas ocasiones en que abandonaba el inframundo para darse un garbeo por los alrededores. Cuenta la leyenda que fue en su maletero donde introdujo a Perséfone al raptarla. Aquí debo añadir que la disposición de sus estrellas no recuerdan, ni de lejos, a un carro. Por tanto esta variante debe ser considerada con ciertos reparos.

Total que mucho no puedo aportar sobre la constelación, pero, en su momento, aseguré que me ocuparía de todas aunque tuviese que inventármelas.

Canto a Hera, la de áureo trono, a la que engendró Rea, a la reina inmortal, dotada de suprema hermosura, de Zeus tonante hermana y esposa, la gloriosa, a la que honran reverentes todos los Bienaventurados por el vasto Olimpo, por igual que a Zeus, que se goza con el rayo.

Himno Homérico XII a Hera