Aprovechando que la ventana de mi salón está orientada al este y que Orión se me insinuaba insistentemente, y que por fín las nubes no turban la paz de la noche, este que escribe asomó el tubo del telescopio por el ventanuco y le pegó un buen vistazo a M42, las Pléyades, Hiades, M41 y otros objetos fascinantes, desafiando la CL de los cielos urbanitas. El caso es que tras varios minutos de acecho ocular los músculos de la cara empiezan a cansarse y acaba teniendo uno que desaprovechar unos minutos preciosos para descansar el careto.
Por tanto, mi pregunta es: ¿hay alguna solución "casera" para evitar ese pequeño inconveniente o, al igual que los trompetistas novatos, no queda más remedio que seguir "ensayando" para entrenar los músculos faciales y acabar haciendo callo?. No os riáis, que no es broma
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¡Saludos!