UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

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Gregorio1957
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UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor Gregorio1957 » 17 Ago 2021, 18:10

NOCHE 1. La llegada. 9 de agosto.
Como suele suceder, pese a la planificación inicial, las circunstancias nos obligaron a retrasar la partida, de modo que -entre pitos y flautas- salimos de Caravaca, tras repostar combustible, sobre las 19 horas.
Hasta la Puebla de Don Fadrique, en Granada, la carretera está en muy buen estado. A partir de ahí, en dirección Santiago de la Espada, la carretera se va estrechando acusadamente tanto en el ascenso, como en el descenso del Puerto del Pinar (1.600 m.), con las consabidas e impresionantes curvas de los trazados de montaña, dejando siempre a la Sagra (2.400 m) a nuestra izquierda. Llegamos poco antes de las 20:30 horas a nuestro destino, tras 102 km. de recorrido: la aldea de El Cerezo, del municipio jienense de Santiago-Pontones, desde la que fuimos guiados con toda amabilidad hasta el Cortijo Nuevo, donde nos alojaríamos, por una de nuestras anfitrionas, mientras mi hija Ana quedaba en el Bar Sara (centro logístico de los alojamientos rurales) a la espera de que se nos prepararan unos bocadillos de lomo de orza de verdadero pecado, de los que daríamos buena cuenta posteriormente.
Mi hijo Pablo y yo, entretanto, descendimos los equipajes y liberamos a Cholo de su trasportín, al que se había acomodado hasta tal punto que, desconfiando de la suerte que aquellos extraños parajes le podían deparar, se resistía a salir (hemos pensado que quizá fue abandonado tras ser transportado en un coche y esa operación le traía malos recuerdos).
La casa de “El Cortijo Nuevo I”, es muy recomendable y bien equipada. Adolece de algunas cosas, pero se compensa por el marco en que se encuentra y algunos detalles únicos.
Una vez que nos acomodamos y llegó Ana con los bocadillos, dimos un paseo para situarnos y contemplar el paraje. Eran cerca de las 21 horas.
El primer problema que nos encontramos fue que (tal como ya había advertido Jesús Navas en su descripción de su estancia en un cortijo cercano al nuestro el fin de semana inmediato anterior, para participar en la celebración del VI Encuentro Astronómico de Santiago de la Espada) el Ayuntamiento ha puesto como luz pública una iluminación de leds potentísima. A mi modo de ver, desmesurada. De modo que nos decayó de golpe y porrazo nuestra primitiva intención de montar el telescopio la primera noche, antes de explorar la zona, en la misma explanada de la puerta de la casa.
Desvanecida esa opción, cenamos y dimos un paseo nocturno por la carretera en sentido Norte, impregnándose los espíritus de asombro cuando, una vez, alejados y ocultos a la abominable iluminación, pudimos observar un cielo espectacular. Mis hijos jamás habían podido contemplar un cielo tan limpio y una Vía Láctea tan nítida y completa. Yo recordé aquellos cielos de mi infancia en el campo ceheginero de Burete o en el de Los Antolinos pinatarense, cuando pasaba los veranos con mis abuelos.
Con un ambiente fresco, cansados de haber madrugado y (en el caso de Ana) trabajado por la mañana, nos fuimos a la cama con la finalidad de reponer fuerzas y prepararnos para el día siguiente.
Sin embargo, la noche fue de perros, nunca mejor dicho. Cholo, extrañado al estar en un hogar desconocido (pese a que me llevé su colchón habitual), comenzó por subirse a mi cama, en la que, en un primer momento, pareció relajarse. En estas que sentí un poco de calor y abrí las ventanas. Al poco, los ladridos lejanos de alerta de un perro no sólo lo despertaron, sino que también le puso en alerta. Y eso que es un perro que, habitualmente, no hace ni el más mínimo caso a los ladridos de los perros vecinos. Es más, él prácticamente no ha ladrado en su vida. Se pueden contar las veces con los dedos de la mano.
Serían las 3:30 de la madrugada. A partir de ahí, fue de habitación en habitación y de cama en cama golpeando con sus patitas o subiéndose a ellas para meter su hocico bajo nuestros cuerpos para tratar de que nos levantásemos. El barruntaba un riesgo que le avisaba un colega y no comprendía que pudiésemos nosotros estar durmiendo tan plácidamente. Así que nos despertó y nos impidió volver a conciliar el sueño con continuidad hasta el punto de que Pablo pensó que necesitaba salir a hacer alguna de sus necesidades fisiológicas y cerca del amanecer le dio un paseo, limitándose a hacer una leve meadica, porque ese no era el motivo de su zascandileo nocturno.
Así que sobre las 8 de la mañana, fuimos levantándonos para tomar una ducha y un reconfortante café. Pero eso ya era otro día. (Continuará…).

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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor Gregorio1957 » 20 Ago 2021, 10:11

NOCHE 2. Frustración y esperanza. 10 de agosto.
El día no amaneció con buenos augurios: nublado y, tal y como avanzaba, una calima de polvo sahariano fue invadiendo al cielo. Todo hacía suponer que para la noche no estaría despejado y así lo mostraban las predicciones meteorológicas.
A pesar de ello, Pablo, Cholo y yo, mientras Ana llevaba a cabo unas tareas de su trabajo, y aprovechando que el sol permanecía oculto, comenzamos a andar por la carretera a la aldea de Los Cañuelos, hacia el Norte, a fin de explorar las cercanías por si encontrásemos un buen sitio donde poner en estación nuestro telescopio.
Las recientes jornadas de Astronomía celebradas por sexta vez en Santiago de la Espada el fin de semana anterior, tomó como lugar de observación la explanada de Don Domingo, un promontorio cercano, a unos 3 km. pero que, ante la amenaza de lluvia, la prudencia nos aconsejaba no llegarnos hasta tan privilegiado lugar para la astronomía y procurar que la suerte nos facilitara un lugar más cercano a nuestra casa, a fin de que, en el caso de montar el telescopio, si lloviese, estuviésemos en condiciones de recoger y resguardarnos con rapidez y facilidad.
Durante nuestro paseo fuimos tomando fotografías del paisaje de la Sierra, admirando sus bosques y cumbres, mientras Cholo disfrutaba de la sinfonía de aromas que el lugar le ofrecía.
La carretera, muy estrecha, sólo nos ofrecía a la izquierda la ladera inclinada de la montaña circundante y a la derecha, su continuidad descendente de más de 25 o 30% de inclinación. De pronto, cuando llevaríamos tan sólo unos quinientos metros caminados, al girar una curva a la izquierda, apareció ante nosotros una explanación considerable. De unos sesenta metros cuadrados. Fuimos hasta ella y comprobamos que, salvando algunos cardos impertinentes, el lugar era magnífico. La suerte nos recompensaba.
En su suelo se podía apreciar un pavimento uniforme de piedras redondeadas, sin aristas, probablemente lo que fuera el piso empedrado de una antigua construcción. Sin duda, nos venía de perilla. Ese era nuestro sitio si la climatología nos lo permitía.
Regresamos satisfechos, pues pasaban las 13 horas y se notaba algo de calor, aunque nada sofocante.
Después de que Cholo se refrescara bebiendo abundante agua y nosotros una cerveza bien fría, nos dirigimos a acomer hasta el Bar Sara, nuestro anfitrión y centro logístico, pues a la vez es tienda. Un verdadero “Sara Inglés”, pues hay de todo un poco y puedes acogerte a ella como un verdadero puesto de socorro.
Nos aguardaban unas migas serranas acompañadas de pepino y tomate, con pimiento y panceta de cerdo “pa lo alto” de las mismas, que daban ganas de llorar sólo al verlas. Exquisitas y en su punto, fueron tan abundantes que no pudimos acabar los platos, porque nos saciamos plenamente antes de agotarlas.
A nuestros pies, a parte de Cholo, se acomodaron dos perros del lugar, educados, simpáticos y amables, por si les caía algo de comida. Y, claro está, algo les cayó.
Terminando el café, la cabañuela de la primera quincena del mes de mayo reventó, llorando gotas como monedas de dos euros y levantándose un fuerte viento que hizo desagradable el permanecer allí. Así que abonamos la cuenta y nos marchamos, no sin antes encargar para la cena unos bocadillos de jamón con tomate (ambos de la tierra) que más tarde recogimos, y nos fuimos a descansar en una imprescindible, plácida y extensa siesta.
Al anochecer, el tiempo no había mejorado. Seguía el cielo nublado y con el peor aspecto posible para intentar observar la bóveda celeste. Fuimos dando un paseo bien entrada la noche, hasta la explanada descubierta por la mañana, para comprobar el grado de oscuridad de aquel sitio. Salvando algún esporádico coche que pudiese pasar por alguna de las carreteras de la zona, sólo resultaba molesta la luz de los leds del alumbrado público de los lejanos núcleos de La Matea y del propio Santiago de la Espada, en lontananza.
El sitio era pues, sin lugar a duda, idóneo. Nos faltaba que nos acompañara el cielo y todo parecía que tendríamos una posibilidad a la siguiente y última noche, aunque no las teníamos todas con nosotros. Cenamos los bocadillos, con un jamón cortado como Dios manda y de un sabor exquisito y, antes de acostarnos, charlamos con los vecinos un rato, sentados a las puertas de la casa, tomando el fresco y recordando yo aquellas noches inolvidables de mi infancia con mis abuelos.
Y nos fuimos a la cama, entre la frustración de no haber puesto en estación el telescopio y la esperanza de que nos fuese mejor la noche siguiente. (Continuará…)
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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor Gregorio1957 » 21 Ago 2021, 10:17

DÍA 3. UNA CUESTIÓN DE AZAR. 11 de agosto.
No mejoró mucho durante la noche nuestro perrico Cholo, respecto de la anterior. Aún desorientado y extrañado del lugar, no terminaba de encontrar su lugar de descanso y, como consecuencia, nos interrumpía el nuestro.
Para empezar, sufría pánico en subir (y, sobre todo, el bajar) las escaleras hasta la planta superior donde estaban los dormitorios. Así que era necesario subirlo en brazos y, una vez arriba, trataba de que se le bajase con un quejido sobrecogedor.
Aprovechando que Pablo quedó en el salón viendo un poco de televisión y se quedó profundamente dormido (vamos, fritico, fritico), aguantó Cholo varias horas hasta que desperté de madrugada y al sospechar la situación, fui a despertarle para que no quedara como un siete, de transcurrir en ese espacio y modo muy reducido para su estatura, como era ese sofá, de pasar en él toda la noche.
Y fue entonces cuando, al quedar en total silencio la casa y no sentirse cómodo, Cholo volvió a zascandilear de cama en cama y de habitación en habitación, sin que intuyamos el porqué, si no es porque creemos que consideraba que lo adecuado era volver a casa. Y así nos avisaba, -Que no se duerme en cualquier sitio. ¡Caray!
Y menos un perro que da mil vueltas sobre su eje antes de acostarse…
La mañana amaneció con viento y con el cielo nublado de nuevo. Malos principios eran esos.
Por motivos laborales, mi hija Ana debía volver por la tarde a casa así que, al apreciar que una de las ruedas aparentaba estar algo desinflada, aprovechamos para ir hasta Santiago de la Espada, donde comprobó y elevó la presión y repostó combustible, dejando el coche en perfecto orden de marcha para el viaje de regreso.
Y, aprovechamos también para hacer “turismo” y, personalmente, volver a ver una localidad a la que tanto fui de joven con mi padre a pescar al río Zumeta, que era entonces un verdadero paraíso de la trucha común. Allí capturé en su primer tramo, una trucha de 1.700 gramos (que, es muy considerable) en un trozo magnífico que el río tenía en su primer tramo, único de Alta Montaña. Recuerdo que la última vez que estuve fue por estas fechas de agosto de 1983, tras licenciarme de la mili. (Mis amigos Paco y Paloma lo recordarán bien por cuestiones que no vienen al caso).
Pude allí hacer una fotografía a la sierra, por la posición en la que en unos pocos kilómetros, confluyen las provincias de Jaén, Granada, Albacete (la aldea de Pedro Andrés del municipio de Nerpio, está pegadica), Murcia e, incluso, casi Almería. Y es que la Sierra de Segura, es mucha sierra.
Allí tomamos un aperitivo de “carne a la suegra”, jienense, jienense y regresamos a casa en El Cortijo Nuevo de El Cerezo, para refrescarnos un poco e irnos a comer al nuestro ya inolvidable “Bar Sara”, donde dimos cuenta de unas chuletas de cordero lechal segureño verdaderamente fantásticas, acompañadas de unas patatas a lo pobre y un huevo de aquellas gallinas criadas y alimentadas al modo de nuestras abuelas, que frito con un aceite de la tierra que perfuma a los alimentos que cocina, son verdaderos manjares.
El ejercicio (y también el estrés) a Cholo le ha debido hacer adelgazar, pues mientras nosotros atendíamos a las magníficas viandas, y agasajábamos a los dos perros que, desde el día anterior, ya teníamos como agregados, él se fajó de su arnés y se fue a socializar con un perrico que estaba en una mesa más allá, donde comía otra familia de veraneantes, incluso más mengajo que él.
En una rápida operación de rescate, Pablo le capturó, volviendo a su posición educada de sentarse o tumbarse junto a nosotros, una vez reapretado su arnés.
Fuimos entonces a casa a hacer la imprescindible siesta y nos pusimos en marcha cuando debíamos despedir a Ana pues había de partir. Y fue entonces cuando comprobamos que el cielo iba despejando y la calima desaparecía, sobre todo, por el Este, que es donde nos interesaba más a nosotros para la observación astronómica.
Era obvio que ya no nos arriesgaríamos en subir hasta la cumbre de Don Domingo, en cuya explanada montan sus telescopios los grandes expertos, sino que -por precaución y cercanía- optamos por la explanada próxima a la casa.
Así que al caer la tarde decidimos prepararnos unos sándwiches e irnos a poner en estación nuestro telescopio. Y la noche se convirtió en fantástica, con un cielo (si no tan limpio y puro como el de la primera noche en que llegamos) más que satisfactorio para la observación astronómica. Fue una cuestión de azar y, por esta vez, ganamos.
Mas, esa experiencia, requiere una crónica especial y detallada. (Continuará…).

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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor thecrow » 21 Ago 2021, 15:02

Hola Gregorio,

Desgraciadamente este verano no nos hemos podido pasar por allí pero conozco muy bien todos esos platos que describes y el sabor de los mismos. Sara es una verdadera cocinera rural y experta en este tipo de platos...No le pidas carta jeje que no tiene...

Es una vergüenza lo de la iluminación de las calles por parte del ayuntamiento. Parece mentira que colaboren con la organización de la Star Party y se supone que fomentando el turismo astronómico y después lleven a cabo este tipo de políticas de alumbrado público. ¿Qué pasará cuando la Diputación de Jaén deje de subvencionar la Star Party? ¿El ayuntamiento la seguirá organizando? ¿Se cree, de verdad, que el Turismo Astronómico es un motor de desarrollo y sostenibilidad para todos esos pueblos de la España vaciada?

Habrá que seguir presionando al ayuntamiento para que cambie esa iluminación tan contaminante y de verdad se crean que el turismo astronómico exige una acción global, no un fin de semana al año de concienciación.

Por otro lado, lástima que no te acompañara el tiempo, pues los cielos son verdaderamente espectaculares. En oscuridad los mejores de la península, con diferencia...
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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor Valakirka » 22 Ago 2021, 10:21

Buenos días, qué buena pinta tiene esa excursión, aunque está claro por las fotos que es más "gastronómica" que "astronómica" :lol: Pero me llama la atención lo del "star party municipal. Creedme sí os digo que se trata de una moda, otra más, en la que mezclan la parte sana, una afición, con sus intereses políticos, "todos hacen por el pueblo". En la localidad de la Sierra de Guadarrama en la que vivo, parte del Sistema Central -pero "Sierra de Madrid" para algunos, en especial para los medios y particularmente la TV, no importando que también sea "Sierra de Guadalajara", "Sierra de Segovia" o "Sierra de Ávila", que son las provincias que atraviesa-, en las pasadas elecciones municipales TODAS las candidaturas prometían construir un observatorio astronómico, todas sin excepción. El tema arranca en que ya hace como 10 años yo me presenté para la alcaldía y llevaba en mi programa habilitar un sitio que de antemano sabía muy bien cuál iba a ser, para que se estableciese allí un "punto de observación astronómica". Por entonces yo me honraba en presidir una pequeña asociación, hoy totalmernte inactiva por la misma causa de esas modas, y sabía bien lo que quería. Pero de un punto a un observatorio va un abismo, aparte de que el punto estaba a varios kilómetros del casco urbano y semioculto. El COVID se ha encargado de que no se incurriese en algún disparate, pues hasta había presupuesto, y abultado, para ese observatorio aunque no un lugar adecuado y tampoco les gustaba el punto que les señalé, pues me lo preguntaron, y peculiarmente, ninguno tenía ni repajolera idea ni de Astronomía, ni de montar un refractor de gran superficie. Eso sí, todos se imaginaban el pueblo lleno de gente con sus telescopios, auténtico, y sí no fuera por ese COVID habrían gastado una cantidad necesaria de dinero para verdaderas necesidades. Me olvidaba decir que el campo de fútbol de la localidad monta dos torres de luz que fueron donadas hace años por el Real Madrid, y como son de verdadera calidad nunca han dejado de funcionar.

Saludos a todos.
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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor Gregorio1957 » 23 Ago 2021, 19:13

Pues efectivamente, me parece un vedadero abuso lo de esa luz pública con leds. Os pongo una fotografía que hice a mi hija Ana a la puerta de la casa, sobre las 23 horas, en noche cerrada y parece de día.
Personalmente, y porque me he dedicado toda mi vida a la función pública local, primero como Secretario-Interventor en pueblos pequeños y luego como Interventor en medianos, me parece un derroche hasta pretencioso. Y, Valakrika, dada su experiencia municipalista, sabe bien seguro de mi funciones y de que nuestra obsesión profesional es la eficiencia. Esos leds, probablemente (y con menos intensisdad, pues un foco de atracción de todo tipo de insectos, algunos bastante molestos) serían más idóneos con sensores detectores de presencia. Y es que había que dormir con las cortinas echadas.
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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor Gregorio1957 » 23 Ago 2021, 19:30

NOCHE 3. LA MAGIA. 11 de agosto.
Sobre las 20:30 horas subimos el equipo al coche y nos dirigimos a la explanada que habíamos localizado y que nos esperaba deseosa de que le hiciésemos compañía. En la loma de Norte, un perro de notable porte, de color blanco, dormitaba en medio del camino que llevaba hasta unas naves agrícolas próximas, situadas en lo alto de la misma y que, junto con otro de igual porte y capa que apareció poco después, fueron tomando confianza y terminaron tumbados casi a nuestro lado.
Procedimos a poner en estación nuestro modesto Maksutov 127/1500, alineando el buscador con un gran pino de la ladera del monte que teníamos al frente, al Este; y, seguidamente, orientamos el telescopio hacia el Norte, dejándolo totalmente nivelado.
El principio del ocaso nos permitió comprobar que lo que quedaba de calima estaba al Oeste, especialmente visible por la Luna nueva y Venus, que se ocultarían en un rato.
Mientras tanto, al Este, con las primeras sombras, pudimos identificar a la estrella Altair, en la constelación del Águila, optando por ella, como primer punto de alineación de la montura goto, usando el ocular GSO Superview de 40 mm. y que nos da unos aumentos de 37,5. Y, no tardó mucho en mostrarse Deben, del Cisne, al Noreste, como otra de las estrellas más brillantes, que elegimos segundo astro de referencia. No era necesario el uso del ocular de retículo iluminado, las estrellas tenían una visibilidad casi perfecta.
Alineado nuestro telescopio, aguardamos a que hubiese más oscuridad tomando una cerveza y comentando que, al final la suerte nos había acompañado (con la pena de que Ana hubo de marcharse) hasta que Saturno se nos mostró a simple vista con una luminosidad espléndida. Así que dirigimos el tubo hacia él. Los expertos no se sorprenderán, pero puedo asegurar que nosotros, noveles y bisoños en la observación astronómica, lo pudimos admirar con perplejidad y absortos, como nunca antes lo habíamos visto, dada la claridad del cielo. Porque, conforme avanzaba la noche, la bóveda celeste se hacía más que maravillosa.
Y comenzó la magia. Sin filtro alguno, y con el ocular Hyperion Zoom, 8-24, alcanzamos a ver Saturno a 187,5 aumentos, distinguiendo con nitidez sus anillos con la división de Casinni. No nos atrevimos a más, por el momento y porque el gran Júpiter nos llamaba a gritos luminosos, para que le enfocásemos.
Con el ocular GSO de 40 mm., sin filtro alguno, Júpiter se mostraba radiante y el amplio campo de visión nos permitió ver sus cuatro galileanas, que pudimos identificar (Ío, Europa, Ganímedes y Calisto), que se encontraban alineadas sobre la línea imaginaria del ecuador del planeta. E intuimos las bandas marrones. La verdad es que con la diagonal dieléctrica GSO, la luminosidad del telescopio (pese a ser “oscuro” por sus características focales) es impresionante.
Y nos atrevimos a ir dándole aumentos poco a poco, reenfocando, con el Zoom Hyperión 8-24, perdiendo de campo las lunas, pero cada vez admirando más al gigante de nuestro sistema solar, añadiéndole la lente de barlow 2,25x (de la misma marca y diseñada para enroscarse en este ocular específicamente) al llegar a su máximo 8 mm. (187,5 aumentos) de modo que batimos nuestro récord como jamás lo habíamos hecho al hacer foco a Júpiter a ¡422 aumentos!
Aunque probamos filtros, al poner la barlow y al máximo el zoom, prescindimos de ellos, de modo que a esos 422 aumentos vimos con gran nitidez las bandas marrones ecuatoriales y atisbamos hacia la izquierda de su superficie la gran mancha roja.
Asombrados por lo visto, llegó el momento de la gran prueba: el cielo profundo, no sin antes abrigarnos con forros polares (y un servidor con su gorra de pana) porque la temperatura comenzaba a recordarnos que estábamos a 1.450 metros de altitud y rodeados de cumbres cercanas a los 2.000 m.
Había que decidirse. Como al Norte y a algunos grados al Noreste, la luz de los núcleos urbanos se reflejaba algo molesta y, la vía láctea arrancaba al Sur, regresamos al ocular de 40 mm. y consultamos en “Stellarium” qué objetos podíamos ver.
Rápidamente nos indicó M31. La Galaxia Andrómeda se veía a simple vista y al hacer foco sobre ella con el telescopio, la sensación de pequeñez nos fue inundando. A “tan sólo” 2.537 millones años luz, se nos mostró majestuosa, apreciando su espiral y sus bordes. A su lado, creímos ver a su vecina M32, pero no termino de estar convencido.
Sin salir de nuestro asombro, buscamos el siguiente objeto recomendado por el programa, al Noreste: la nebulosa Norteamérica (a unos 2.202 años luz y de magnitud 4). La localizamos sin filtro alguno, si bien le pusimos el UHC, y quedó más definida.
No nos daba muchas más posibilidades la hora (sobre las 1:30 de la madrugada), pues los objetos recomendados por “Stellarum” no se verían hasta más avanzada la noche. Así que, además de mirar hacia las Perséidas y ver algún que otro bólido, procedimos a recorrer, hacia el Sur y muy lentamente de abajo hacia arriba, la Vía Láctea, observando sus detalles y deleitándonos con su admiración, tanto sin como con el filtro UHC.
Y el frío fue apoderándose de nosotros y, como no podíamos trasnochar mucho pues regresaríamos al día siguiente y era necesario dejar la casa de alojamiento y estar suficientemente descansados para conducir, a eso de las 2:30, procedimos a desmontar y regresamos a casa. Temprano para una noche de observación astronómica, pero necesario.
Y fuimos a la cama satisfechos y henchidos de una experiencia única, que nos permitió sentirnos cerca de casi el final del Mundo, allá donde termina de verse la Vía Láctea.
A unos 30 km. más allá al Norte, desde Férez (Albacete) José Antonio García Bautista tomó la fotografía del cielo y de la Vía Láctea que os acompaño, y que sirve de ilustración de la bóveda de que pudimos disfrutar.
¡Ah y por cierto! Cholo (al que habíamos dejado en la casa) durmió plácidamente durante toda la noche en su colchón.
A la mañana siguiente, después de ducharnos, desayunar y ordenar la casa, partimos hacia Caravaca con la sensación de haber cubierto un hito en nuestra afición astronómica.
Y FIN

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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor ar-pharazon » 24 Ago 2021, 17:27

thecrow escribió:Es una vergüenza lo de la iluminación de las calles por parte del ayuntamiento. Parece mentira que colaboren con la organización de la Star Party y se supone que fomentando el turismo astronómico y después lleven a cabo este tipo de políticas de alumbrado público. ¿Qué pasará cuando la Diputación de Jaén deje de subvencionar la Star Party? ¿El ayuntamiento la seguirá organizando? ¿Se cree, de verdad, que el Turismo Astronómico es un motor de desarrollo y sostenibilidad para todos esos pueblos de la España vaciada?

Habrá que seguir presionando al ayuntamiento para que cambie esa iluminación tan contaminante y de verdad se crean que el turismo astronómico exige una acción global, no un fin de semana al año de concienciación.


Por lo que me ha informado un vecino de El Cerezo, esas luces no las ha puesto el Ayuntamiento, sino la Diputación, mediante una adjudicación a una empresa de Florentino Pérez. Si es así, es a la Diputación a la que hay que pedir responsabilidades en este caso.

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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor thecrow » 26 Ago 2021, 17:12

Hola Jesús,

Sí, eso me han dicho. Pero, Diputación sólo tiene jurisdicción fuera de las áreas urbanas y siempre el ayuntamiento puede incoar el expediente si cree que atenta o vulnera alguna normativa, como es el caso.

Esperemos que lo mejoren...
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Re: UNOS DÍAS CASI AL FILO DEL FIN DEL MUNDO (1)

Mensajepor ar-pharazon » 27 Ago 2021, 13:52

Es muy probable que no se vulnere normativa alguna (no tengo modo de comprobarlo). Ese el el problema, junto con la falta de percepción social.

Otro tema es que el Ayuntamiento decidiera aprobar una ordenanza que precisamente trate de recuperar y proteger el valor del cielo oscuro en su municipio. Pero no la hay, que yo sepa. La normativa de referencia es la andaluza (casi inexistente actualmente por haberse anulado el reglamento, solo queda la Ley GICA) y el reglamento estatal, ambas en proceso de revisión y con perspectivas bastante malas a jugar por los borradores.

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