Recolocando el almacén del observatorio he descubierto un trípode fotográfico que no recordaba que tenía… sus buenos 15 años tendrá. Decidido a probar su estabilidad, le coloco encima el PST y el doble stack, y descubro que para visual es un “reencuentro” muy aprovechable.
Pero es que el sol que tenemos hoy es espectacular.

Dos zonas con grandes manchas. En la parte inferior izquierda (superior derecha sin telescopio) tres agrupaciones, cuyos remolinos de convección se mezclan formando la paleta de un Vangogh imaginario, en un campo de girasoles. Dos de ellas paralelas, la más externa parece ir dejando un rastro al deshacerse en su trayectoria, mientras en la más cercana al centro de la imagen, mucho más circular, está siendo visitada por un sendero de tres féculas que se le acercan desde la primera de ellas.
La tercera de esa zona, como a las cinco de su antecesora y un poco más separada de esta que las dos primeras entre ellas, parece haber huido habiendo dejando un rastro paralelo al ecuador solar de pequeños restos sobre la superficie solar.
En la zona de la derecha, se aprecia una gran cantidad de actividad rodeando al grupo de manchas, zonas donde la superficie de la estrella está concentrada alrededor de ellas, bajando el nivel de intensidad el color de granulaciones en una extensión de un tamaño realmente asombrosa.

Y cuantas eyecciones en la corona podemos disfrutar. Tres grandes grupos, con dos niveles de iluminación claramente diferenciados. Dos de ellos, en paralelo a las manchas antes mencionadas, completan un imaginario cinturón sobre el astro, aproximadamente en la zona del trópico de cáncer solar.
El grupo más brillante, casi daña a la vista aun a través de los dos filtros Halpha del tren óptico. Es tal su intensidad que moviendo el etalon para dejar pasar la señal que forma la fotosfera, no se consigue que desaparezca totalmente, quedando un pequeño remanente de su brillo iluminando el límite de la estrella contra el negro del fondo.
En los otros dos grupos, se distinguen distintas varias eyecciones de masa coronal, con las más variadas formas, filigranas de hilo, delicados bordados de efímera construcción.
Pero de los tres, destaca el más occidental de ellos. Un conjunto con forma de abanico con un único punto de partida, que tras flexionarse en el espacio se cierra en un lazo gigante, volviendo a impactar con la superficie solar. Tanto en los puntos de contacto de la eyección con la superficie de la estrella, como a lo largo de la misma, se desprenden sutiles flagelos de materia flamígera.
Después de más de una hora sudando bajo el sol del medio día, decido intentar retener en formato digital un pequeño recuerdo de esta agradable experiencia.
Buscando entre los accesorios de fotografía que usaba cuando disparaba a través de los oculares hyperion, descubro con alegría que tengo todo lo necesario para poder conectarle la DMK a cualquiera de ellos. Así que me pongo a componer un tren óptico adecuado para que pueda hacer foco con facilidad.
Dejo los oculares Ploss que hasta ese momento estaba usando, y arranco el portátil. Estoy “recalentado”, la verdad es que ha pasado más tiempo del que mi descubierta cabeza desea bajo el sol del medio día.
Pero lo intento, apunto el equipo a la mancha solar más grande e independiente, y grabo un video de 1000 fotogramas.

Ahora centro el tubo sobre la eyección más llamativa, aun siendo más tenue, y otros mil fotogramas.

El enfoque mejor de lo esperado, teniendo en cuenta que no veía demasiado bien la pantalla del ordenador.
Así que como deberes de bricolaje para mi mismo, un apantallamiento para poder distinguir lo que grabe las próximas veces.
Artículo original en: http://www.observatoriotresjuncos.com/p ... nes/sol/39