Mensajepor prometheus » 21 Nov 2011, 21:08
No os quejéis tanto. Leed esto:
Un extracto del libro "La aventura del Universo", de Timothy Ferris:
[...] El menos afortunado de todos fue Guillaume Le Gentil, que zarpó de Francia el 26 de marzo de 1760 planeando observar el tránsito al año siguiente desde la costa este de India. Los monzones lanzaron su nave fuera de su curso y el día del tránsito lo halló en calma en medio del Océano Índico, incapaz de realizar observaciones útiles. Decidido a aprovechar la expedición mediante la observación del segundo tránsito, Le Gentil reservó un pasaje a la India, construyó un observatorio encima de un polvorín en desuso en Pondicherry y esperó, El cielo se mantuvo maravillosamente claro a lo largo de mayo sólo para cubrirse el 4 de junio, la mañana del tránsito, y aclararse de nuevo tan pronto como el tránsito hubo terminado. Escribió Le Gentil:
"Por más de dos semanas quedé en un abatimiento singular y casi no tuvo el coraje de tomar la pluma para continuar mi diario, y varias veces se me cayó de las manos cuando llegó el momento de informar a Francia sobre la suerte de mis operaciones ...Este es el destino que a menudo espera a los astrónomos. Había viajado más de diez mil leguas; al parecer había cruzado una gran extensión de mar, exiliándome a mí mismo de mi tierra natal, sólo para ser espectador de una nube fatal que vino a situarse delante del sol en el momento preciso de mi observación, para alejar de mí los frutos de mis dolores y de mis fatigas. "
Lo peor estaba por venir. Afectado por la disentería, Le Gentil permaneció en la India durante nueve meses, postrado en la cama. A continuación, reservó pasaje de regreso a bordo de un buque de guerra español que quedó desarbolado durante un huracán en el Cabo de Buena Esperanza y fue arrojado al norte de las Azores antes de poder finalmente llegar al puerto de Cádiz. Le Gentil cruzó los Pirineos y puso al fin pie en suelo francés, después de once años, seis meses y trece días de ausencia. A su regreso a París se enteró de que había sido declarado muerto, sus bienes saqueados y sus restos repartidos entre sus herederos y acreedores. Renunció a la astronomía, se casó y se retiró a escribir sus memorias. Cassini, elogiando a Le Gentil, alabó su carácter, pero admitió que "en sus viajes por el mar había contraído un poco de insociabilidad y brusquedad". [...]