Después de un día de incertidumbre, sin saber si finalmente despejaría o no, una vela a san Meteoblue y el viento consiguieron barrer las nubes del cielo. El viento o nuestras inmensas ganas de aprovechar la noche. La fe mueve montañas, dicen, y en este caso movió unos inmensos nubarrones negros. Cómo la voluntad de un puñado de personas puede abrir los cielos, podría haberse llamado esta crónica.
Hacia las 9 de la noche, cuando el sol se ocultaba en el horizonte, nos dirigimos a la zona de las cabañas para decidir el lugar de montaje del instrumental. Los astrofotógrafos hacia la cabaña de Ing y familia, y los de visual a buscar un lugar apropiado para la plantada. Finalmente, montamos todo el tinglado cerca de la cabaña de Comiqueso.
Con las últimas luces de la tarde, se comenzaron a montar los equipos, cena en la cabaña de los astrofotógrafos (gracias Maribel, por ser nuestra anfitriona), mientras ellos acababan de montar y regreso a nuestro cuartel general. Capas y capas de ropa, pues la temperatura no llegó a alcanzar los grados positivos y un 80% de humedad que hacían las cabañas más tentadoras que nunca.
Pese a todo, el grupo de visual resistió la batalla contra el frío, siendo una servidora la que primero se fue a dormir, y eran ya las 3 de la mañana.
Allí nos reunimos Juanjo, con su apito MEADE 127, a unos metros de los demás, pues su intención era la de fotografiar todo lo que se pusiera a tiro; Antonio con su 9,25; Jean, con su super 18"; Teteca y 33 Cancri (Oscar), con sus dobsons 250 y 200 respectivamente; Baxter y Demonio, megaequipados; y Franjua con el amigo 12" y el VIXEN NEO 140, que finalmente no salió del maletero. Y yo, armada de papel y bolígrafo (por aquello de que la pluma es más fuerte que la espada, aunque ya podía ser más fuerte que el helor....).
Antes de que se diluya en el entusiasmo por contar todo lo que vimos aquella noche en la narración, quiero agradecer públicamente a Comi el habernos dejado tooooooda la noche 2 joyas a estrenar, literalmente: sendos Ethos, de 17 y 21mm. Lo que disfrutamos con ellos, qué diferente se ve todo a través de sus cristales, cómo oscurecen el cielo, cómo resaltan los objetos, qué campo más impresionante por la zona del Cisne, Escudo, Sagitario... Qué maravilla!! Todo lo que diga es poco. Entre los dos hermanos prestados, el 13 de costumbre y un cielo increíble, como para no resultar la noche como lo fue... Comi, gracias!!
Y llega el momento de comenzar la observación. Por fin!!
Qué mejor manera de empezar la noche que con un objeto de la constelación de Hércules, el valiente semidios, de fuerza inhumana, que consiguió realizar los 12 trabajos que le encomendó el Rey Micenas. Da la sensación de que esta noche ha realizado el décimo tercero, ayudándonos a alejar las nubes del cielo del Pinar.
Y en esta constelación, M13, el explosivo y brillantísimo M13. Como si de un castillo de fuegos aritficiales se tratara, estallando en mi cabeza, iluminando mi corazón y confirmándome que sí, que esta es la noche, la noche en la que se mostró el rayo verde, y con él, se abrió la puerta de la ilusión. A la derecha de M13, una pequeña Galaxia NGC 6207, acompañándole, y dando fuerza a su fulgor.
Continuamos con M81 y M82, en la Osa Mayor, la madre que nos acuna en esta noche protegiéndonos del agua y del viento (que no del frío), estrenamos el superethos 21 de Comiqueso (no me cansaré de agradecerte el detallazo). Estas 2 galaxias quedan perfectamente centradas en el ocular. Elipse perfecta arriba a la izquierda, y circular abajo a la derecha, muy oscurecido el fondo, para así resaltar mucho más cada fotón de luz. Producto del ethos y del inmejorable cielo, por supuesto.
Cercana a la Osa Mayor, los Perros de Caza nos acercan a M51, haciendo su captura más fácil . Primero, con el 21, brillante, perfectamente definidos los brazos, y después con el 17, más grandes y ligeramente más separados.
Teteca me llama, tiene M101 en su 10” y me aconseja observar durante un ratito, con el ojo fijo. De esta manera puedo distinguir los brazos. Él también me muestra por primera vez la galaxia de la Aguja o NGC 4565. A mis ojos se asemeja a un latigazo dividiendo las imágenes, a mitad del cual refulgen las joyas que Berenice portaba en su cabello, cuando lo sacrificó a la diosa Venus, en agradecimiento por el regreso de su marido Ptolomeo, sano y salvo, de la guerra en la que se encontraba.
Con los perros de caza, rastreamos la galaxia de la Ballena o NGC 4631. Es la primera vez que la veo, y claramente logro avistar su núcleo central soberbiamente definido y destacable del resto.
Y para terminar este tiempo junto a Teteca, me muestra M99, entre Coma Berenices y Virgo, en esta galaxia en espiral llegamos a distinguir el “movimiento” de los brazos, en un intento de escapar de si misma, como muchas veces nos ocurre a nosotros mismos, cuando parece que todo a nuestro alrededor nos asfixia y cada paso que damos es una vuelta de soga más, y nos falta el aire y agitamos los brazos en un intentento de apresarlo en nuestros pulmones...
Una cosa que me llamó mucho la atención es la ilusión que demostraban Teteca, Oscar (33 Cancri) y Jean con cada objeto, con cada imagen que aparecía en el ocular. Ésto demuestra que los años de observación no tienen porqué disipar la ilusión por observar el cielo y que cada noche puede haber una pequeña sorpresa o un gran descubrimiento. Esa noche nos mostrásteis nuevos caminos, nuevas vías por las que transitar. Gracias!
De nuevo con mis antiguos amigos, el dobson 12" y el ethos 13, nos trasladamos al Cuervo, dirigiéndonos a la derecha del trapecio característico de esta constelación. Aquí disfrutamos de las galaxias de Las Antenas, NGC 4038 y 4039. Es una sensación increíble observar el choque de estas 2 galaxias, dejando cada una de ellas un rastro de fino polvo estelar producido al chocar, por el efecto de las mareas. Se me asemejan la lucha interna que todos sufrimos, una lucha que no tiene fin, entre la razón y el corazón, en la que la razón impide aflorar los sentimientos, pero al mismo tiempo, el corazón no deja dominar a la razón, pues en ello perderíamos nuestra esencia de ser humano. Razón- corazón.... Y cómo tu cabeza sabe bien lo que hacer, mientras el corazón le impide llevarlo a cabo. Y es que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Pasamos a verlas nuevamente con los ethos de Comi. Con el 21, se divisan en el ocular de forma precisa, más clara, aunque más pequeña también, queda enmarcada perfectamente en un fondo oscuro. Con el 17 nos percatamos claramente de las dos líneas de polvo.
Continuamos con las antenas, esta vez en el 18" de Jean, en él cruza completamente el campo del ocular, tocando cada una de ellas sus respectivos extremos, y es que tiene puestos más aumentos, pero sin perder un ápice del brillo, la apertura es la apertura!
Mientras Franjua examina Virgo, tras la Cadena de Galaxias Markarian, Comi me hace un llamamiento, él mismo ha atrapado las Galaxias de las Antenas en su apito. El resultado es una imagen inenarrable, que, afortunadamente, ya se encarga él de mostrar.
FranJua quiere compartir conmigo la Cadena Markarian y grita mi nombre. Con el 17, las observamos muy unidas en el mismo campo. No las habíamos visto nunca así, numerables a la perfección, gracias a la oscuridad reinante. Con el 21 abarcamos fácilmente 7 de las vistosas, más algunas débiles. Una escena preciosa.
De regreso a la Osa Mayor, para observar de nuevo M81 y M82, ahora con el 17. Una en cada extremo del ocular, al contrario que con el 21, que quedan centradas completamente. Qué gustazo poder mover el ojo dentro del ocular, en sus 100º de campo, para ver las 2 galaxias en todo su esplendor.
Antonio apunta también su telescopio hacia la Osa Mayor, en busca de la Nebulosa del Buho, y la Galaxia M108, que puede perfectamente centrar en su refractor.
De vuelta a mi querido 12”, FranJua me ofrece un regalo: la doble Cor Caroli. En Cannes Venatici, los Perros de caza, se encuentra esta doble con un par diferentes en tamaño e iguales en color. Desde luego, se trata de algo vivo, de un corazón de verdad. El de Carlos I de Inglaterra.
Bajo ella, una galaxia preciosa, la NGC 4631 o 4656, no lo sé seguro. Una brilla mucho más que la otra.
En el silencio de la noche, los Canes Venatici siguen llamando nuestra atención, esta vez por medio de M106. Se trata de una galaxia en espiral. Es una noche muy especial. Es la primera vez que observamos en un lugar en el que apenas hay luz, miro en derredor y casi no distingo a mis compañeros. Por lo general, se suelen diferenciar los bártulos, pero esta noche no dejo de topar con todos los adminículos que hay a mi alrededor.
Me gusta sentarme a observar el cielo, sin ningún tipo de instrumento, a solas conmigo misma, y con mis pensamientos, la oscuridad de la noche ayuda. No pienso en el frío, ni en el sueño que me falta, ni tampoco en lo que me queda por observar, simplemente me dejo llevar por la noche, por este cielo estrellado, único, que me cobija esta noche.
A mi cabeza, pensamientos de gratitud, de cariño. Hace un tiempo ni siquiera conocía a estas personas y ahora disfruto enormemente de su compañía en esta noche. Estoy agusto, estoy en casa. El cielo es mi casa.
De mi ensimismamiento me saca FranJua, te vas a quedar helada ahí quieta, me dice. Y es verdad, de pronto, me doy cuenta que mi ropa está húmeda y mis pies congelados.
El Ethos 13 en el 12” atrapando la Galaxia del Sombrero logra desentumecerme como por arte de magia. Estoy en Virgo, donde cuenta la leyenda que Ishtar ( Virgo no significa otra cosa que fértil e Ishtar era la diosa de la fertilidad en la antigua Babilonia) fue tan valiente como para bajar al infierno a rescatar a su difunto amante, el dios de las cosechas, de nombre Tammuz. Y de qué no es capaz una mujer enamorada? Para su desdicha, quedó atrapada en el inframundo, con el consiguiente infortunio en las cosechas, lo que hizo que los dioses no tuvieran otra alternativa que liberarla.
Esta Galaxia del sombrero ó M104 alude a una galaxia en espiral, en la que unas finas líneas acotan un interior luminoso y brillante. No me extraña su nombre, pues el aspecto es el de una ligera protuberancia en el mismo centro de una superficie plana.
Jean tiene atrapado en su 18” uno de mis objetos favoritos, M51. Asomarse al telescopio de Jean, es asomarse a una ventana, pero a una ventana muy alta. Con las complicaciones que tiene ésto para mí, tener que subir hasta el último peldaño de la escalera…. Pero merece la pena, la imagen es grandiosa, y Jean me ayuda a luchar con mi vértigo.
De vuelta a los Canes Venatici, pues parecen ser nuestros guías esta noche, con el 13, escudriñamos M3. Un laborioso granulado es el resultado.
Mientras FranJua encamina su dobson hacia un repaso a las dobles, Comi requiere nuevamente mi atención, y es que su pantalla es puro jolgorio con un estupendo M101.
Y ya tenemos esas dobles bajo el ethos 13, primero Zuben Elgenubi en Libra. Su nombre significa Pinza del Sur, y se muestra en dos colores, blanca la de mayor tamaño; azul, la segunda.
Seguidamente, Rasalghetti, en la que fue nuestra primera constelación de la noche. De origen árabe, la principal es una estrella roja, de gran tamaño. La secundaria, tiene un ligero tono verdoso.
Para finalizar con las dobles, la delta de la Serpiente, en un par compuesto por 2 estrellas gemelas blancas, de nombre Alya, palpamos su extraordinaria belleza.
Una nueva galaxia, la NGC 7925, brillante para tratarse de un objeto catalogado como NGC.
En la esquina de la Osa Mayor, M109, pequeñita también, pero muy resultona.
Y ahora, con los Ethos, la Nebulosa del Buho, primero con el 17 y después con el 13. M108, cercana, resalta por una estrella megabrillante de la que irradia la galaxia.
En Ofiuco, M107, un estupendo cúmulo globular, muy abierto.
Bajo la Constelación del León, nos adentramos en M105, una galaxia elíptica en la que me sumerjo mientras pienso en los amantes de imposibles de Píramo y Tisbe. Muertos ambos por suicidio ante la falta respectivamente del otro.
Poco a poco, los compañeros van tomando fuerzas, calentando el cuerpo y el alma para continuar. A mí me aterra despegarme del telescopio, no quiero perder ni un solo minuto del tiempo en este lugar tan maravilloso, tan especial, pero sé que me encuentro al límite de mis fuerzas. Si me voy, casi seguro que no vuelvo. Así que me decido a agotarlas.
En el telescopio de Antonio y después en el de Franjua observo M80. Un delicioso cúmulo globular, pequeño pero que me gusta mucho por lo arracimados que están cada puntito. Y por ahí cerca, seguimos con M4, uno de los globulares más peculiares del cielo.
Seguimos con la Dumbell, algodonada, compacta, se ven perfectamente las dos partes bien diferenciadas en cuanto a brillo, empiezo a sentir cómo los brazos de Morpheo me acunan, mientras mi cabeza resposa en esta nebulosa planetaria en la constelación de Vulpécula.
Por un momento, el grito de los patos salvajes (M11) despierta nuevamente mi curiosidad, este cúmulo abierto medio globular llega a ser verdaderamente placentero.
Y seguimos repasando los globulares de Ophiuco: M14, M10, M12. Me siento cada vez más llena, más satisfecha de la noche, pues me doy cuenta de lo productiva que ha sido. Estoy feliz, cansada, pero feliz.
Comienza la despedida con Albireo, esta binaria compuesta por una amarilla y una azul, son 2 verdaderas joyas.
Los Velos, otro de mis objetos favoritos, lástima que todavía están bajos. Nada que ver con el verano...
FranJua casi me obliga a buscar en la Lyra el anillo, M57, por mí sola, la promesa cumplida y sellada bajo el compromiso de un anillo. Sabe que de esa manera se enriquecerá mi noche, que será completa.
Y sigue buscando, disfrutando más que nunca de M22, de la Laguna, la Trífida, la Omega, el Águila… Pero no quiero alargar más una noche que ha sido perfecta para mí. Me da miedo que el frío borre mi sonrisa o que el sueño apague mis ojos, totalmente obnubilados por la noche. Prefiero irme a descansar, a guardar para siempre en mi recuerdo la mejor noche astronómica de mi vida. No encuentro la manera de mejorarla, por eso tal vez sea mejor dejarla estar. No le ha faltado de nada: emoción, un cielo perfecto, los mejores amigos, mi querido LB12”, los mejores oculares del mercado...
Me despido de todos, FranJua queda con Comi, quiere fotografiar la Vía Láctea, mientras Comiqueso hace lo propio con la Trífida. Teteca, cerca de mi coche, con la compacta, intenta plasmar la imagen del cielo también, los demás, siguen sus propias búsquedas.
De regreso a mi cabaña ordeno mis pensamientos, no quiero que nada me haga olvidar el mínimo detalle, y duermo, por fin, tranquila, al ver un deseo cumplido.
A los compañeros antiguos, a los nuevos, gracias chicos por dejarme acompañaros en este viaje a través del espacio, corto en el tiempo, pero inmenso en recorrido y experiencias.
Donde yo vivo, nunca se dice adiós, siempre es un “hasta luego”, y de esa forma me quiero despedir: HASTA LUEGO!!!
Me ha encantado !!!!!!
