
Tardamos dos horas en llegar y vimos cómo el termómetro pasaba de 14º en el Desierto de Tabernas (donde las películas de Hollywood) hasta los 2,5º en la cima, todo esto en cuestión de veinte minutos de ascenso. Mucho frío, unas bolsas de patatas frías hinchadas como un globo y una botella de agua que explota al abrir el tapón son los indicativos de que nos encontramos a 2.165 metros.
Nos dirigimos a la parte trasera de la cúpula del 1,2 metros para montar los bártulos. Luna ya muy creciente y unas nubes altas sedosas fruto del jet stream que azotaba a media España no hacían presagiar una noche maravillosa. No obstante allí estábamos. Empezó a oscurecer y así vimos que, aunque entreteladas, se veían muchas estrellas. Usa una estrella brillante, apunte con el Maksutov y cómo no, el patrón de difracción aparecía partido... necesitaba todavía mucha aclimatación térmica.
Lo primero que hace llamar la atención de Calar Alto no es la oscuridad de su cielo, que va en declive por la contaminación lumínica de los pueblos bajo su cima y la capital almeriense al fondo, sino la apariencia de las estrellas bajas en el horizonte........ FIJAS, SIN PARPADEO ALGUNO. Parece el cielo una foto.
El primer vistazo a la Luna de la noche es simplemente espectacular. Totalmente ausente de turbulencia. Es un fotograma congelado a 1/300 segundos de exposición. Ello permitió meterle hasta 666x tan ricamente. Pese a ser ya una imagen un tanto tenebrosa el volar por encima de los Montes Apeninos que llenaban todo el campo del ocular es una experiencia maravillosa. Cráteres que mostraban cratercillos mucho más pequeños dentro de estos. Juegos de luces y sombras en el terminador que dejan perplejo incluso al más frío de los mortales. Ver a estos aumentos la sombra que proyectan los montes sobre las tierras, así como las sombras irregulares dentro de los cráteres haciéndote con ello imaginar cuál es la forma de las escarpadas paredes que los circundan es simplemente espectacular. Todo ello amenizado con el sonido de la nada, tan sólo roto por el murmullo lejano y metálico de las cúpulas al abrirse y direccionarse hacia una posición.
Y mientras Marte iba ganando altitud....
El cometa Holmes se mostraba espléndido al buscador del telescopio, menos espléndido al ocular, debido a que la gran focal del tubo hace que con un ocular-granada como es el 30mm 80º de 2" ocupe algo más del campo entero que éste ofrece y es que ya nos vamos a 100x. El Takahashi FS-102 debe mostrarlo espectacular, pero estoy esperando unas anillas... veremos a ver si llego a tiempo o se desvanece antes...

Tras ver la doble Cástor y Zeta Orionis, llegó el turno de la Nebulosa de Orión. La mejor visión se obtenía sin lugar a dudas con el "pseudo-Nagler" Moonfish ex-Alcoriano. En el centro, como de costumbre, estrellas como puntas de alfiler; en los bordes, no me importa... Todo el campo lleno de nebulosa, con las probóscides bien marcadas, el Trapecio en el centro y un oneroso fondo negro (viva el bafleado del Intes-Micro). Y un color de nebulosa tirando a verdoso que sólo rivaliza con el de las mejores noches que yo recuerde con mi anterior tubo (200mm f/5). Sin duda, la mejor imagen que yo haya visto de M42 después de la del Maksutov-Newton Intes-Micro 8" f/6 de un portugués de la Asociación Atalaia justo en el mismo lugar, pero muchos meses antes.
El pequeño y huidizo Marte estaba en su punto. Vamos allá............ Dios mío, qué nitidez en el disco, que cosa más estática.... otra foto.... turbulencia 0. Sus siempre vagos detalles se habían convertido en algo que parecía estar ahí porque sí y punto. Parece que todas esas noches de turbulencia y sufrimiento por ver algo, sencillamente eran ya cosa del pasado.
Se apreciaba perfectamente un sobredimensionado casquete polar norte en comparación con el que pudimos observar en la última Gran Oposición de 2005. Ver ese tono anaranjado tan sumamente nítido era una cosa de órdago. No es que Marte tenga unos detalles demasiado ricos y en cierto modo no fue tampoco buena suerte que en ese momento nos ofreciera la cara menos pictórica, pero los Mare Sirenium, Cimmerium y Tirrenum se dibujaban solemnes y claros, aunque sin poder apreciar las bahías que hay entre ellos. Más bien parecian una masa alargada uniforme; tal vez si hubiera tenido una webcam... pero estamos hablando ya de detalles de menos de 1" de arco de separación... Del monte Olimpo no puedo decir nada, pues tampoco sabía que estuviera ahí, sino al verlo aquí en un mapa, aunque de haber sido visible no sería algo demasiado evidente. Al menos nada más de su disco me llamó la atención.
Observamos el planeta a 666x y semejante bola aguantaba bien los aumentos, aunque para no engañarnos diré que la mejor visión se obtenía a 333x y esa es la nada desdeñable potencia que empleamos la mayoría del tiempo y con la que usamos un filtro de color rojo que no hacía sino realzar los detalles anteriormente comentados en los mares. No obstante, especialmente esa noche, prefería la visión al natural.
Ni las bajas temperaturas, ni las nubes altas nos hicieron flaquear en nuestro empeño y pasamos un rato inolvidable en las altas cumbres almerienses disfrutando en perfecta armonía de las maravillas del cielo nocturno. Está claro, la cima de Calar Alto es un lugar para practicar la alta resolución al más alto nivel y donde telescopios diseñados para este fin obtienen el máximo rendimiento. No espereis ver allí los mares de nubes típicos del Observatorio de Roque de los Muchachos (no se da el fenómeno de inversión térmica), ni un cielo oscuro en extremo, si acaso algún ciervo que otro.... pero para mi es todo un monumento a la práctica de la Astronomía.
De vuelta a casa según bajábamos, haciendo un continuo uso del freno, iba viendo cómo parpadeaban de nuevo las estrellas, como el cielo se tornaba anaranjado, como la temperatura marcada por el coche empezaba a subir, coches que circulaban. En ello me dije: "¡Bienvenido de nuevo al mundo real....!"