chapulin escribió:...Me acuerdo cuando oímos no hace mucho en la TV aquello de "España se une al selecto club de países que disponen de un satélite en órbita". Un "selecto" club cuando medio mundo ya tenía al menos uno por barba y los aficionados llevaban 40

España se unió al "selecto club" en cuestión en 1974 nada menos, con el lanzamiento del pequeño Intasat, construido por el INTA y lanzado desde EEUU. Se leen muchas burradas en este sentido en la prensa.
Desde entonces son ya unos cuantos los aparatejos de distinto tipo que llevan matrícula española que dan vueltas alrededor de la Tierra. Sin contar los satélites de telecomunicaciones (Hispasat 1C, 1D y Amazonas) y los gubernamentales (Spainsat y Xtar-Eur), construídos total o parcialmente por multinacionales del sector, en los últimos años España ha puesto en órbita algunos minisatélites y microsatélites construidos tanto por organismos públicos de investigación y universidades (Minisat, UPM-SAT1) mediante lanzadores ligeros (Pegasus) o aprovechando espacios en lanzadores comerciales (Ariane). Actualmente se está trabajando en dos nuevos aparatos gubernamentales de observación de la tierra e inteligencia.
El caso más curioso es el del UPM-SAT1, que fue construido por la Universidad Politécnica de Madrid. Fue lanzado desde Kourou en 1995 y pesaba 50 kilogramos. Otro caso parecido es el del satélite argentino Pehuensat-1, lanzado este año desde la India aprovechando, como en el caso del UPM-SAT1, un hueco en un lanzamiento comercial.
Estos microsatélites son la demostración de que construir un artefacto espacial (sonda, satélite) es relativamente sencillo para un equipo de profesionales e investigadores. Satelizarlo es otra cuestión, pero construir un pequeño lanzador de satélites tampoco es un desafío inalcanzable: India, Brasil, Corea del Sur, Italia etc., han desarrollado programas en este sentido (España también inició uno, el del lanzador Capricornio, pero decidió abandonarlo para centrarse en el desarrollo de los microsatélites). Al fin y al cabo, se trata sólo de mejorar la tecnología de los cohetes-sonda suborbitales o de modificar misiles militares.
Pero una misión lunar es otra cuestión. Como ya he dicho, que un equipo de aficionados desarrolle y construya un satélite o una sonda es perfectamente posible. Pero para mandarlo al espacio deberá disponer de un lanzador que, aunque sea pequeño, cuesta unos cuantos millones, además de necesitar de una infraestructura terrestre de seguimiento y control que tampoco es barata (sólo hay que ver las poquísimas empresas -casi todas de EEUU- que se dedican a ésto). Y si hablamos de la Luna... lo veo muy difícil. Una cosa es disparar un cohete contra la Luna y que se estrelle contra ella, como alguna de las primeras misiones lunares rusas; pero poner en órbita la sonda con su motor, acelerar hacia la Luna, corregir la trayectoria y la velocidad y hacer que entre en órbita o -más difícil- que alunice de forma controlada es algo que hoy por hoy sólo está al alcance de las agencias espaciales.
En el futuro, claro, las cosas serán distintas. Pero para eso faltan unas cuantas décadas. De momento, el premio XPrize no ha pasado de vuelos suborbitales. Por algo será.
Saludos