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Discursos Surrealistas II***********************
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El equívoco de la autopsia
Fue un hecho sorprendente, no por lo extraño, ni por lo ajeno, más bien por la crudeza del caso en su sentido más pleno. A Manuel lo abrieron de arriba a bajo, de abajo arriba. Manuel no era el cuerpo, el cuerpo sin vida. Manuel no era la víctima, ni tampoco el muerto, era un pastor de rebaño, algo tuerto y huraño, con su huerto, de ovejitas y cabras, que Manuel no era el muerto, y el lobo sacó sus entrañas. Manuel ya no era pastor de ovejitas y cabras, Manuel era un borracho empedernido, que se quedó dormido en la alborada, cuando el lobo vino, y fue "el equívoco de la autopsia" en el banquete de su desgracia.
Los Campos
Vamos a imaginar campos. Veamos pues a la tierra como un gran campo abarcador de diminutos campos individuales, en los que cada cual produce sus frutos, alcachofas, patatas, cebollas, lechugas, arroz, etc, etc, y a su vez estos campos pueden producir nuevos campos cuyos frutos son los propios de árboles frutales, naranjos, olivos, nogales, manzanos, etc, etc. Todos esos campos están divididos en continentes, y estos a su vez clasificados por naciones, al caracterizarse, por producir uno u otro tipo de producto, amén de las interacciones habidas entre las naciones cuyas consecuencias son frutos producidos no originarios de las mismas, pero sí pertenecientes al conjunto de todos los campos de la tierra.
Después, en cada campo nacional, aparen estos campos individualizados en territorios que podemos también llamar campos de extensiones dispares, según el poder de interacción productiva en beneficio privado, que repercute a nivel del campo nacional, y lo hace interactuar internacionalmente, pasando a formar parte del CAMPO con mayúsculas terráqueo. El conjunto de todo este campo terráqueo interacciona también con el campo inmediato espacial, que a su vez interacciona con los campos de otros objetos celestes, que produzcan o no produzcan frutos, también es un campo cada uno de ellos.
Todo este conjunto de cuerpos celestes con sus campos asociados, interactuan con ellos y entre ellos, y también interactuan en su totalidad como conjunto de campos, con el CAMPO también con mayúsculas, pero esta vez del Universo o del espacio-tiempo universal.
Lungos y Nibelungos
Los cielos amartillados por el poder de los dioses, hacían sonar sus canciones en las noches oscuras de una germania antigua, prehistórica y ancestral. Los Nibelungos eran los señores de estas tierras, su historia está llena de grandes lides, canciones de sangre, de muerte y de gloría.
Los lungos eran seres para algunos inmortales, dioses con poderes tan reales, como reales eran quienes como Sigfrido seguían sus señales y dejaban en sus manos las melodías, que en un mundo oscuro y tenebroso cobraba su sentido en las miradas de los siervos incrédulos y sin vista, haciéndolos aún más poderosos, de ahí el nombre de Nibelungos.
Sigfrido tan inmortal como ellos, sin embargo no era un Dios y mucho menos un Nibelungo. Sigfrido fue su verdugo y su ejecutor, un Lungo con poderes inmortales, pero limitados por una hoja que cubrió su cuerpo a la altura del corazón, al bañarse con la sangre del dragón Fafner, un Lungo real y por él derrotado. Hagen, la Dalila de esta historia consigue por medio de Krimilda la Judas germánica, el secreto de la inmortaldad de Sigfrido, a quien mata en una cacería y puede de esta forma, arrebar el tesoro de los Nibelungos a Sigfrido.
El desenlace es de sobra conocido. No se sabe cuál era el tesoro de los Nibelungos, probablemente no había tal tesoro, era sólo imaginario, como imaginarios eran también los Lungos que nadie veía, excepto algunos como Sigfrido, que llegó a verlos, pues no eran más que un reflejo imaginario de los que no los veían: Los Nibelungos.
Pero aún hoy día, no se sabe quiénes eran realmente ni los Lungos, ni los Nibelungos, ni si Sigfrido fue Lungo o Nibelungo, tampoco se sabe si Fafner fue un dragón Lungo, o si por el contrario este fue realmente imaginario, y por lo tanto Nibelungo, lo que haría en cierto modo a Sigfrido también imaginario en su inmortalidad, convirtiéndose en semidiós por un fallo debido a su imperfección, pasando a ser desde ese momento un Nibelungo, al abandonar su condición imperfecta como Lungo y caer en manos de Hagen, repetirse la historia, y ser Hagen igualmente primero Lungo y después Nibelungo.
De Krimilda y Brunilda no hablaré, creo que no hace falta, pues queda claro que en estos tiempos ancestrales sólo había Dioses extraños y un tesoro imaginario:
Los Lungos y Los Nibelungos.
El Bufón
Era el Bufón de la corte del Zar muy aficionado al azucarar bien azucarado, al azucar glas y al cortado. Le llamaban Cortazar el dulzón, por su apego a la afición, al corte alhelado y al zurrón. El carbono de su padre lo dejó bien almibarado, listo y saturado. Decía él, muy hidratado, su padre, que el que no corre vuela, y pájaro que vuela si es dulce a la cazuela, y aunque sea tarde, cachupemu de caramelo grande, siendo dulce.... ¡ande, o no ande!, que cuanto más quema, más pronto arde, por aquello de que los carbohidratos saturados azucarados, son azucares saturados carbaldeados. Era meloso como aquellos dos animalejos, que en un montículo y en un pequeño receptáculo, se comieron un sufijo como corte al Zar se hizo, que mezclar azucares y cabronhidratos, es como cagar de patas y comer con cara culopatos. Y aquí termina la historia de un bufón llamado Alzarcorta, y también Cortalzar, a quien gustaba mucho el turrón, y con el mazapán mezclaba miel y melón. Ese era Julio Cortalazar, Alzarcorta y Azcalgorta, algunos decían Cortázar por Cortazar y por cortesía, que el que sabe cortar... ¡zurrón! y corta Zar, que soy Julio y me voy al bar, y como buen bufón...... me voy a bufonar y a tocar la gaita, porque bufarlas es lo mismo que soplarlas... hip..hip.. oc... eso sí cabronhidratados de azucares saturados cortalazeños azcalgortados y alzarcortados en montículos melosos de miel y melón, con las pataclas y los patuclos Zariñenos...... ya miba, yal mibar mi bar, ya mi voy, ¡qué bufanda llevo Mi zar!, ¡qué cogorzalcortazada! ¡cuánto Alcohor!
Demalagana
El compromiso es aceptado no de buena gana, si el comprometido está dispuesto a comprometerse, porque el propio compromiso es comprometedor y se acepta comprometidamente de mala gana. Esto me va a servir para explicar las condiciones que un capitán debe aceptar, siendo persona capacitada y responsable de toda la capacidad de su competencia, en este caso de la marinería.
Ser marinero no es cualquier cosa, se necesita ante todo saber nadar, requisito indispensable, y sólo el Capitán puede desmerecer al respecto, pues es su obligación como buen Capitán, aunque de mala gana, permanecer firme capeando el temporal, y si fuera necesario hundirse junto al barco de mala gana.
Ya lo dijo Julio Cesar: Homo marinensis in carabelorum est soterrae mare profundis. Pero más allá de estas disquisiciones, bien contrastadas por otra parte, lo que significa es que el capitán manda, pero sólo lo hace sabiendo lo que su compromiso implica, siendo pues su capacidad de mando limitada, no por su capacidad sino por su competencia, y esta es aquella que obliga su compromiso, pero de mala gana, por eso entre otras cosas no aprende a nadar, pero se obliga por ello a permanecer en el barco
de mala gana.
El hecho de no saber nadar es muy importante para un Capitán de barco, porque en los momentos importantes, aquellos en que está en juego la vida o la muerte, les libera de un sufrimiento innecesario, que tendrían si supieran nadar, pero como no saben, les da lo mismo permanecer en el barco que echarse al agua, de esta forma aceptan con más agrado su suerte, ya que debido a esta deficiencia pueden cumplir con su compromiso por no tener otra opción, aunque
de mala gana.
Por ello aconsejo a todo aquel que esté tentado de alcanzar el grado de Capitán, que nunca aprenda a nadar, aceptará mejor el compromiso, eso sí
demalagana.
Al querer mirar no pude ver,
de mala gana,
ni al querer ver pude mirar,
de mala gana,
si querer es poder de mala gana,
deben saber, que soy el capitán,
Demalagana
La cola está pa tras
Creer es saber de algo que no existe, pero de qué vas la cola está pa tras, muy listo Nicolás buen hombre como estás, perdiendo el tiempo entre el bullicio del tránsito celeste azul marino de infinitos mares, blanquecinos ojos inmortales, dioses escuchadme os digo que la cola está pa tras, algo que no existe si lo crees lo verás que no es Nicolás, colón de un cielo despejado sin importancia bien medido, por el siempre he creído creer saber de algo que no existe ni existió ni existirá, si lo sabes entonces sabrás que no se supo nunca más, que importa que se cuele el poso del olvido, las cenizas, psicosexo retorcido entre los males de un cuerpo elegante y fornido de bestialidad, amar en tiempos de odio, unas míseras viejas beatas alcahuetas siempre hubo y siempre habrá, pan para todos juntos no revueltos entre el fango egoísta, egoísmo dónde estás a punto de acabar, límite del universo oscuro y negro carbón diamantino, exultante de bellos ojos dormidos, entre arrugas los papeles, amarillos pensamientos, viejos amores olvidados de tiempos perdidos.
"La cola está pa tras"
La Pipa
Sonó un tiro, después cayó un pájaro muerto. Pasó un perro, ni caso. El ruido fue distinto a las gotas de lluvia que caían. Sobre mí cayó como del cielo, con su cuerpo perfilado, gris y blanco, blanco y negro. La boca se me hizo agua, la saliva cayó entre los dedos, en mis manos el paraguas oscila, en la otra otro tanto, al querer la perla agua marina, ya por fuera salina, por dentro vestida de blanco. Arreciaba el viento, impidiendo que acertara recoger la joya dorada sin acierto. Pasó un perro, le hizo asco, y no lo entiendo, el can debía ser de alto rango. Pobre perla en su mar dormida, asomó el sol girando. Reclamaba su guarida, pobres hombres hambrientos, sin pan ni comida. Un pájaro grasiento la cogió y alzó el vuelo, ¡Adiós salobre deseo!, ¡Adiós sabor salino! Sonó un tiro, después cayó el pájaro muerto, de nuevo el destino, la pipa en el suelo. La cogí con fuerza y acierto, la llevé entre mi pico, sonó un tiro, cayó un pájaro muerto, pasó un perro y lo llevó a su destino, la boca caníbal de hambriento. Allí quedaron sabores y deseos, el pájaro muerto,
la pipa de nuevo en el suelo.
El Interpolador
Las extrapolaciones discutidas nunca son bien recibidas por los interpoladores polarizados en sus memeces, sólo cuando matemáticamente sabemos qué significan, descubrimos en las interpolaciones la desfachatez de su ignorancia, o el caldo de cultivo de un desvario buscado a propósito, sin otro fin que dar por saco en lugar de ofrecerlas a quien le gusten las historias para no dormir. Pero hay más, si la intercomunicación no es comulgable, se produce repulsión de fuerzas por la dificultad en el sin sentido que encierra la exposición indolente, y el problema no es la exposición en sí misma, es lo repelente de quien la expone, que muestra en muchas ocasiones no saber lo que predice, no porque no lo sepa, si no porque se extrapola argumentando con ciencia y a conciencia lo que quiere exponer y no lo dice por temor a las armas que utiliza, una vez se le ha visto la cara, la ciencia lo denuncia y lo delata, pues
interpolador se declara.
Los pies fríos
Tengo fríos los pies, que pies más fríos tengo, tengo unos pies tan fríos, que ni los dedos siento. Tengo los pies fríos, fríos tengo los pies, los pies los tengo fríos, tan fríos tengo los pies, que qué fríos los tengo, que no sé qué tan fríos los tengo sino tengo pies por tenerlos tan fríos. Qué pies más fríos que tengo, qué frio tengo en los pies, que tengo en los pies tanto frio, que de tanto frio los pies no los tengo, si no tengo pies, no tengo frio porque no los encuentro, si no los encuentro, ¿cómo es que tengo tanto frio en los pies?, porque fríos los tengo,
"los pies fríos".
Sin sentido
Puede ser, a lo mejor, es posible, no quepa la menor duda, se entiende, es comprensible, es aceptable, no tiene desperdicio, es irrefutable, está contrastado el sin sentido. Puede ser que los universos paralelos sean sólo fruto de nuestra imaginación, a lo mejor es nuestra consciencia la que es paralela a otras consciencias, es posible que la ranura no sea ranura ni rendija, sino raja, no quepa la menor duda que el sin sentido de las palabras también tiene sentido, se entiende lo que se quiere entender, es comprensible lo comprendido, si querer se comprende, es aceptable si se acepta por aceptado al aceptar lo establecido. No tiene desperdicio si nada está perdido, por lo gustoso del pastel o por lo expuesto bien sencillo, es irrefutable cuando es verdadero, si no se puede refutar, lo refutable es pies para que os quiero, está contrastado el sin sentido, cuando se contrasta consentido, si lo contrastado consiente el sin sentir conseguido.
El Pimiento
En mal perdido de buena salmuera, ajenjos de dulces sorpresas, agrios de bordes naranjos, sabores de amargas almendras y limones de ácido aliento, yo me siento tan agrio, por lo borde, tan amargo y tan ajenjo, que sólo soy picante pícaro, un pobre acre de asaz pensamiento. Siempre es así, siempre lo fue y lo seguirá siendo, así es como es, así será, así fue y así lo digo y lo pienso, no podía ser de otra forma, otra forma pudo ser pero no la hubo, tenga o no tenga fuste, es lo que hay, y es lo que tengo, a quien no le guste, me importa un verde pimiento. Que no haya sangre, ¡mucho ojo!, si la hubiera, también un pimiento, pero rojo. Si son macarrones el pimiento es uno, verde, pero poco, si arroz caldoso de pimiento también poco, pero no el verde, sino el otro.
De negro
Andaban arrastrando los pies, poco a poco y con su catre deambulaban del salón al comedor, y de este, de nuevo a la habitación. Ella siempre iba de negro, con su cara enjuta y su bastón. Un día me enseñó una fotografía de su hermana: “Mira mi querida hermana” –decía- “Éramos como dos gotas de agua”. Eran altas, esbeltas y lozanas, de aquello poco quedó, por no decir nada. La habitación estaba siempre en penumbra, húmeda, con olor a recuerdos tan antiguos como ellos. Una vieja radio mal se oía, y de rato en rato por algo discutían. No tenía más parientes, o no debía tenerlos salvo marido, que al poco faltó dejándola sola, de negro en la alcoba y de ella al salón, se repite la historia, de negro al comedor, de negro comía lo poco que comió, de negro se durmió siempre a la moda, en la tumba de su habitación de negro marchó, con los suyos,
de negro y a solas.
Amantis Religiosa
Los andares deslomados, los sangrientos pensamientos, los perversos sentimientos, los sesos aplastados. No os asustéis, lo que digo sólo es retórica ilustrada mal sonante en los mundos impensables de lascivas fieras por domar, en una maldita tierra de blancos y negros por destripar, de grises y oscuros, sin color, sin sabor ni olor ni míos ni tuyos. Moribundos muertos de pestilente carne, podridas vírgenes saludables por saludar, ¿qué tal semejantes? ¿cómo estáis? Muy bien sátiro mío, aquí estamos, haced de nosotras lo que queráis, cortad al tun tun y al tris tras, cuidado no tengáis, no hay que tener cuidado pues carne muerta somos, de muslos redondos, de pechos altivos de negros ojos, tan redondos como los muslos, tan curvos como los lomos. Me permitiré antes de cortar, probar bocado de semejante manjar. Probad, probad, cadavérico amante, saciaros en la fuente inmortal que reclamará vuestra muerte, cuando probéis el banquete ofrecido por mortandades hermosas, por las vírgenes de carnes exultantes de olores putrefactos, prostitutas altivas, nigromantes ociosas, seres que ansían tu vida, devoradoras
amantes religiosas.
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saludos