Je, je,...

Sí que es una paradoja, sí.
No obstante, la misma paradoja la cometemos cada invierno en nuestras casas. Abrimos las ventanas 10 minutos cada día para ventilar, y luego las cerramos, y gastamos en calefacción para recuperar una temperatura agradable. Sin embargo, si no lo hicieramos así, el ambiente en casa se cargaría demasiado.
En una casa hay muchas fuentes de humedad: la ducha, la cocina, el lavavajillas, las plantas, la respiración de personas y animales,... Es bien sabido que cuando en el interior de una casa la humedad ambiental sube por encima del 70%, empiezan a proliferar por doquier hongos y bacterias. Ventilando cada día, dejamos que entre aire seco del exterior, y aunque después tengamos que calefactarlo, conseguimos mantener la humedad en un saludable 40-60%.
En fin, pero todo eso no tiene nada que ver con la aclimatación del tubo, así que ya me callo...
