Hola a todos,
Hola Marta
No puedo competir con Telescopio... lo tiene muy, muy, muy currao. Lo mío es la improvisación.... Bueno, ahora mi mente está pensando en los carnavales. Tendré que disfrazar el telescopio...
Saludos
Guion
- nandorroloco
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- Telescopio
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Mensajepor Telescopio » 15 Feb 2006, 07:49
No te creas: los episodios los estoy escribiendo sobre la marcha. Sólo tengo claro un hilo argumental muy esquemático.
Bueno, hoy o mañana, más.
Salut!!
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Salut!!
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Mensajepor Telescopio » 15 Feb 2006, 14:08
EL SECRETO DE MEDEA
Tercera parte
Información sobre el planeta Medea y sus dos satélites extraída del ordenador de la astronave "Argo":
(continuará)
Tercera parte
Información sobre el planeta Medea y sus dos satélites extraída del ordenador de la astronave "Argo":
(continuará)
Mensajepor ramsonian » 15 Feb 2006, 14:38
Excelente. Me apunto a la idea de comprar el libro.
Parece se que el planeta es bastante habitable salvo que haya algun componente venenoso en trazas en la atmósfera.
Las lunas me han supuesto una pequeña decepción.
Puedo olvidarme de las mareas dobles con esos datos (cachis!) y supongo (sin calcular) olvidemonos de los eclipses
¿masas continentales presentes?¿campo magnetico?¿actividad tectonica?¿fenomenos astronómicos dignos de mención? (aproximacion de otro planeta, regularmente, por ejemplo)
Te lo estas currando, teles (como siempre)
Parece se que el planeta es bastante habitable salvo que haya algun componente venenoso en trazas en la atmósfera.
Las lunas me han supuesto una pequeña decepción.
Puedo olvidarme de las mareas dobles con esos datos (cachis!) y supongo (sin calcular) olvidemonos de los eclipses
¿masas continentales presentes?¿campo magnetico?¿actividad tectonica?¿fenomenos astronómicos dignos de mención? (aproximacion de otro planeta, regularmente, por ejemplo)
Te lo estas currando, teles (como siempre)
Mensajepor Marta » 15 Feb 2006, 22:27
Hola a todos.
¡¡¡¡Me gustan los nombres que les has dado a las Lunas!!!!
Oye telescopio, mira ésto. Igual te interesa.
http://www.rtve.es/tve/b/redes/cuestion.htm
Saludos,
Marta.
¡¡¡¡Me gustan los nombres que les has dado a las Lunas!!!!
Oye telescopio, mira ésto. Igual te interesa.
http://www.rtve.es/tve/b/redes/cuestion.htm
Saludos,
Marta.
- Telescopio
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Mensajepor Telescopio » 16 Feb 2006, 08:39
Marta escribió:Hola a todos.
¡¡¡¡Me gustan los nombres que les has dado a las Lunas!!!!
Oye telescopio, mira ésto. Igual te interesa.
http://www.rtve.es/tve/b/redes/cuestion.htm
Saludos, Marta.
Gracias. Lástima que ya tenga un ordenador portátil... En cuanto a los nombres de las lunas, son de dos de los Argonautas que acompañaban a Jasón en busca del Vellocino de Oro a bordo del "Argo", objetivo que alcanzarán gracias a la ayuda de una sacerdotisa de la Cólquida llamada Medea...
La mitología griega da para mucho.
Bueno, pronto, otra nueva entrega.
Agur
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Mensajepor Telescopio » 16 Feb 2006, 14:50
EL SECRETO DE MEDEA
cuarta parte
Tiempo atrás, unos pocos loros polares fueron los asombrados testigos de una gran conmoción en su monótono entorno cuando cayó del cielo una humeante y estruendosa bola de fuego que impactó con la cresta de una montaña, rebotó en la ladera y se deslizó en dirección al mar durante unos cientos de metros antes de detenerse en medio del crujir del metal deformado y roto sobre un enorme charco de nieve fundida. Para sorpresa de los indómitos loros que, superando su miedo, osaron alzarse sobre sus cuartos traseros y observar con más detalle la causa de todo aquél alboroto, del interior del objeto salieron unas figuras tambaleantes, arrastrando con dificultad otras inertes. No dejaron de notar cómo aquellos curiosos seres construían un refugio de hielo, no muy diferente de las heladas oquedades naturales en las que ellos mismos se refugiaban cuando el frío de la noche se hacía demasiado intenso. Curiosos por naturaleza, durante algunos días los loros permanecieron atentos a lo que allí pudiera ocurrir, pero los extraños no volvieron a dar señales de vida, así que no tardaron en olvidarlos y retornaron a sus propios asuntos, que no eran otros que asegurar su superviviencia en las heladas regiones boreales de Medea.
Pero aquella mañana, y por alguna razón que los loros no alcanzaban siquiera a imaginar, los cielos habían vuelto a abrirse y dejado paso a otro extraño objeto que caía entre llamaradas hacia la superficie. A diferencia de lo ocurrido tiempo atrás, aquella cosa descendía con suavidad, hasta el punto de que poco antes de que sus extrañas patas tocaran la superficie sobre un afloramiento rocoso, quedó como suspendida en el aire, entre nubes de vapor y columnas de calor. Por fin el objeto tocó tierra, a no mucha distancia del lugar donde antaño se estrellasen las criaturas que construyeron los refugios de hielo. Durante un buen rato no pareció ocurrir nada, pero cuando los loros -ya más tranquilos- estaban a punto de retornar a sus quehaceres, un extraño zumibido llenó el aire, obligándoles a volver la cabeza para ver qué ocurría ahora.
Y del objeto surgieron unos extraños seres que se encaminaron hacia los montículos.
Vehículo de aterrizaje "Jasón"
Iparraguirre meneó la cabeza, y si no se la rascó desconcertado fue porque se lo impedía el casco. La pantalla del rádar portátil de barrido antiprotónico no dejaba lugar a la más mínima duda: allí alguien había enterrado a tres seres humanos. Y lo mismo ocurría con los dos cuerpos del interior del iglú, a los que todavía no habían logrado acceder físicamente, tal era la cantidad de nieve acumulada. Ninguno de los cinco cadáveres congelados portaba traje espacial o protector alguno, lo que hablaba a las claras de la emergencia del aterrizaje: a pesar de que la mezcla de gases de la atmósfera de Medea era respirable y la presión, temperatura y radiación perfectamente tolerables -y frente a lo que presupusieron generaciones enteras de escritores y guionistas de ciencia ficción-, nadie en su sano juicio o que no estuviera muy desesperado se expondría a un medio ambiente desconocido sin la adecuada protección. Todavía había mucho que investigar sobre la microbiología y virología medeanas antes de poder salir de la nave en mangas de camisa a tomar el aire. De momento, y en aquél entorno helado, se agradecía la protección térmica del traje de vuelo y el aire que, convenientemente calentado, filtrado y esterilizado, les llegaba a través del ligero y hermético casco.
-Por lo que se aprecia en la pantalla, estos tres debieron morir a consecuencia de las heridas recibidas en el aterrizaje -comentó la comandante Huang.
-Sí, los cuerpos presentan múltiples fracturas -asintió Iparraguirre- Y esas manchas oscuras en el costado... huuum... ¿Derrames internos?
-Me pregunto de qué morirían los otros dos -se interrogó Woods- ¿Hambre, frío, enfermedad... soledad, suicidio?
-Habrá que esperar para averiguarlo. Pero en la pantalla no se aprecian fracturas ni heridas.
Durante casi una hora terrestre un rechoncho robot perforador excavó concienzudamente un pequeño túnel a través de la nieve apelmazada. De pronto, se topó con lo que parecía la abertura de acceso del iglú y penetró en el interior. A través del proyector de imágenes del que iban dotados sus cascos podían ver con comodidad lo que captaban las cámaras del robot. Los rostros congelados de un hombre y una mujer caucásicos les saludaron desde su fría tumba. Los dos estaban juntos, con lo que parecía un protector térmico sobre ellos.
-¡Dios! -exclamó Woods- Parecen dormidos...
En un respetuoso silencio continuaron contemplando la tétrica escena. Todos eran conscientes del sufrimiento que debieron experimentar aquellas dos personas, aisladas en una fría isla del polo norte de un planeta extraño, a cientos de billones de kilómetros de su hogar, sin medios de superviviencia y sin esperanzas. Junto a los cuerpos había algunas cajas metálicas que quizás contenían alimentos o equipos.
-Fijaos -observo Iparraguirre- en el hombro derecho del mono del hombre parece haber algo...
El robot apuntó su cámara en aquella dirección.
-Es una especie de insignia... -comentó Huang- Pero... ¡No puede ser!
-¿Qué demonios significa esto? -exclamó perplejo Anami.
-Es lo que parece - acertó a balbucear Cornichev- Puedo asegurárlo.
En el hombro del cadáver podía verse con toda claridad una insignia formada por una hoz y un martillo sobre fondo rojo con unas letras que la rodeaban: CCCP.
Y apoyada en una pared del iglú, al lado del muerto, una placa de metal semientarrada mostraba escrita en ruso y en inglés, una inscripción fuera de lugar les saluda desde el abismo del espacio y del tiempo:
Nosotros, ciudadanos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas del planeta Tierra, y en nombre de toda la Humanidad, declaramos que venimos a este mundo en son de paz...
(Continuará)
cuarta parte
Tiempo atrás, unos pocos loros polares fueron los asombrados testigos de una gran conmoción en su monótono entorno cuando cayó del cielo una humeante y estruendosa bola de fuego que impactó con la cresta de una montaña, rebotó en la ladera y se deslizó en dirección al mar durante unos cientos de metros antes de detenerse en medio del crujir del metal deformado y roto sobre un enorme charco de nieve fundida. Para sorpresa de los indómitos loros que, superando su miedo, osaron alzarse sobre sus cuartos traseros y observar con más detalle la causa de todo aquél alboroto, del interior del objeto salieron unas figuras tambaleantes, arrastrando con dificultad otras inertes. No dejaron de notar cómo aquellos curiosos seres construían un refugio de hielo, no muy diferente de las heladas oquedades naturales en las que ellos mismos se refugiaban cuando el frío de la noche se hacía demasiado intenso. Curiosos por naturaleza, durante algunos días los loros permanecieron atentos a lo que allí pudiera ocurrir, pero los extraños no volvieron a dar señales de vida, así que no tardaron en olvidarlos y retornaron a sus propios asuntos, que no eran otros que asegurar su superviviencia en las heladas regiones boreales de Medea.
Pero aquella mañana, y por alguna razón que los loros no alcanzaban siquiera a imaginar, los cielos habían vuelto a abrirse y dejado paso a otro extraño objeto que caía entre llamaradas hacia la superficie. A diferencia de lo ocurrido tiempo atrás, aquella cosa descendía con suavidad, hasta el punto de que poco antes de que sus extrañas patas tocaran la superficie sobre un afloramiento rocoso, quedó como suspendida en el aire, entre nubes de vapor y columnas de calor. Por fin el objeto tocó tierra, a no mucha distancia del lugar donde antaño se estrellasen las criaturas que construyeron los refugios de hielo. Durante un buen rato no pareció ocurrir nada, pero cuando los loros -ya más tranquilos- estaban a punto de retornar a sus quehaceres, un extraño zumibido llenó el aire, obligándoles a volver la cabeza para ver qué ocurría ahora.
Y del objeto surgieron unos extraños seres que se encaminaron hacia los montículos.
Vehículo de aterrizaje "Jasón"
Iparraguirre meneó la cabeza, y si no se la rascó desconcertado fue porque se lo impedía el casco. La pantalla del rádar portátil de barrido antiprotónico no dejaba lugar a la más mínima duda: allí alguien había enterrado a tres seres humanos. Y lo mismo ocurría con los dos cuerpos del interior del iglú, a los que todavía no habían logrado acceder físicamente, tal era la cantidad de nieve acumulada. Ninguno de los cinco cadáveres congelados portaba traje espacial o protector alguno, lo que hablaba a las claras de la emergencia del aterrizaje: a pesar de que la mezcla de gases de la atmósfera de Medea era respirable y la presión, temperatura y radiación perfectamente tolerables -y frente a lo que presupusieron generaciones enteras de escritores y guionistas de ciencia ficción-, nadie en su sano juicio o que no estuviera muy desesperado se expondría a un medio ambiente desconocido sin la adecuada protección. Todavía había mucho que investigar sobre la microbiología y virología medeanas antes de poder salir de la nave en mangas de camisa a tomar el aire. De momento, y en aquél entorno helado, se agradecía la protección térmica del traje de vuelo y el aire que, convenientemente calentado, filtrado y esterilizado, les llegaba a través del ligero y hermético casco.
-Por lo que se aprecia en la pantalla, estos tres debieron morir a consecuencia de las heridas recibidas en el aterrizaje -comentó la comandante Huang.
-Sí, los cuerpos presentan múltiples fracturas -asintió Iparraguirre- Y esas manchas oscuras en el costado... huuum... ¿Derrames internos?
-Me pregunto de qué morirían los otros dos -se interrogó Woods- ¿Hambre, frío, enfermedad... soledad, suicidio?
-Habrá que esperar para averiguarlo. Pero en la pantalla no se aprecian fracturas ni heridas.
Durante casi una hora terrestre un rechoncho robot perforador excavó concienzudamente un pequeño túnel a través de la nieve apelmazada. De pronto, se topó con lo que parecía la abertura de acceso del iglú y penetró en el interior. A través del proyector de imágenes del que iban dotados sus cascos podían ver con comodidad lo que captaban las cámaras del robot. Los rostros congelados de un hombre y una mujer caucásicos les saludaron desde su fría tumba. Los dos estaban juntos, con lo que parecía un protector térmico sobre ellos.
-¡Dios! -exclamó Woods- Parecen dormidos...
En un respetuoso silencio continuaron contemplando la tétrica escena. Todos eran conscientes del sufrimiento que debieron experimentar aquellas dos personas, aisladas en una fría isla del polo norte de un planeta extraño, a cientos de billones de kilómetros de su hogar, sin medios de superviviencia y sin esperanzas. Junto a los cuerpos había algunas cajas metálicas que quizás contenían alimentos o equipos.
-Fijaos -observo Iparraguirre- en el hombro derecho del mono del hombre parece haber algo...
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-Es una especie de insignia... -comentó Huang- Pero... ¡No puede ser!
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Última edición por Telescopio el 17 Feb 2006, 11:21, editado 5 veces en total.
- nandorroloco
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Patricio Domínguez Alonso fue un paleontólogo español, gran amante de la Astronomía y Divulgador Científico.
Doctor en Ciencias Biológicas (1999) y especialista en Biología Evolutiva fue profesor de Paleontología en la Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM. Miembro del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) desde su creación, estaba integrado en la línea de Investigación del Centro “Episodios críticos en la historia de la Tierra”.
Su trabajo de investigación se centró en el origen de los vertebrados, evolución temprana de aves y estudios sobre el cuaternario en el Caúcaso. Para ello desarrolló estancias de investigación en Reino Unido, Estados Unidos, Brasil, Armenia, China y Honduras (Fte. Wikipedia)
Como aficionado a la Astronomía, desde 2008 fue Presidente de la Asociación Astronómica AstroHenares y socio destacado de la Asociación Astronómica Hubble. Desde 2005 y durante 8 años fue moderador activo y permanente de este foro, convirtiéndose en el usuario más prolífico del mismo y en uno de los garantes de su buen funcionamiento.
Con el apoyo de la Asociación Hubble y la difusión del foro, organizó algunas de las reuniones de aficionados a la Astronomía más importantes de España, como la de Navas de Estena en los Montes de Toledo, conocida como “AstroArbacia”.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que su pérdida inició el declive del foro allá por 2013. Por eso, tras su renovación queremos rendir homenaje desde la Asociación Hubble a su figura como aficionado a la Astronomía, como persona y como gran amigo de los administradores, moderadores y muchos de los usuarios del foro, a los que siempre ayudaba con agrado y sabiduría en multitud de temas.
Nos vemos en las estrellas, amigo
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