Ah, sí: los experimentos de Wang, Kuzmich y Dogariu en Princenton en 2000... los físicos enviaron un pulso de luz láser a través de vapor de cesio tan rápidamente que salió de la cámara antes de haber siquiera terminado de entrar. El pulso recorrió una distancia 310 veces superior a la que habría cubierto si la cámara hubiera estado al vacío.
Bueno, se trata de un experimento que dificilmente tendrá alguna aplicación práctica. De hecho, algunos científicos han puntualizado y explicado el procedimiento con el que se ha realizado el experimento para que nadie se ponga a fantasear demasiado.
Así, Aephraim Steinberg, físico de la Universidad de Toronto, lo explica en estos términos (y te reproduzco parte de lo que puedes leer en uno de los links reseñados): el tipo de cámara del experimento de Wang se utiliza normalmente para amplificar ondas de luz de láser, no para acelerarlas. En el proceso habitual, se proyecta un haz de luz en la cámara, el cual estimula los átomos de cesio y, después, un segundo haz de luz que atraviesa la cámara absorbe parte de esa energía y se amplifica al atravesarlos.
Pero, dice Steinberg, la amplificación sólo tiene lugar si el segundo haz se ajusta a una determinada longitud de onda. Al elegir, inteligentemente, una longitud de onda ligeramente diferente, Wang indujo al cesio a acelerar un impulso luminoso sin distorsionarlo.
El experimento tiene otra particularidad, ya que sólo un tipo de onda especialmente raro puede propagarse por el cesio. Las señales de ondas de luz, que consisten en paquetes de ondas, en realidad tienen dos velocidades importantes: la velocidad de las crestas y los senos de las propias ondas de luz, y la velocidad del pulso o paquete en el que están agrupadas. Un pulso puede contener miles de millones o billones de crestas y senos diminutos. En el aire, las dos velocidades son iguales, pero en el cesio estimulado no sólo son diferentes, sino que los pulsos y las ondas de que están compuestos pueden viajar en direcciones opuestas, como un embotellamiento en una autopista, que se puede propagar hacia atrás desde el puesto de peaje cuando empieza la hora punta, aunque los coches sigan moviéndose hacia adelante.
Estos modos llamados regresivos no son nuevos, ya que se han medido habitualmente en otros medios como el plasma, o los gases ionizados. Pero en el experimento del cesio, el resultado es especialmente extraño, porque las ondas regresivas de luz pueden, en efecto, absorber energía de los átomos de cesio estimulados para devolverla poco después.
El resultado global es una onda emitida exactamente igual en forma y densidad a la onda incidente; sólo que la onda emitida sale enseguida, antes incluso de que llegue siquiera la cresta de la onda incidente.
Según la interpretación del experimento por parte de la mayoría de los físicos, lo que advierte a la cámara de cesio de la inminente llegada de un pulso es un precursor de baja intensidad (a veces llamado cola, aunque llegue primero) de la onda incidente. En un proceso cuyos detalles no se conocen muy a fondo, pero cuyo efecto en el experimento de Wang es asombroso, la cámara de cesio reconstruye el pulso total únicamente a partir de la información contenida en la forma y el tamaño de la cola, y suelta el pulso anticipadamente.
Según el físico Peter W. Milonni (Los Álamos) en realidad el experimento no permitiría a nadie enviar información a una velocidad superior a c. Aunque la cresta del pulso es impulsada esa cantidad (300 veces), un leve precursor del pulso probablemente haya dado al cesio una pista de que se avecina. Milonni comenta: "La información ya está allí, en el borde incidente del pulso. Podemos tener la impresión de que enviamos información superlumínicamente aunque no estemos enviando información". La cámara de cesio ha reconstruido la forma completa del pulso, utilizando sólo la forma del precursor. Por eso, para la mayoría de los físicos, en el nuevo trabajo no se han socavado principios fundamentales.
En fin, y como ves, es un tema muy complicado pero cuya conclusión es: se trata de un interesante experimento en condiciones muy controladas, pero sin posibilidad de aplicación práctica (al menos de momento). El propio Wang afirma que el efecto de su esperimento es posible solamente porque la luz no posee masa; no puede lograrse lo mismo con objetos físicos.
Como ves, con el método empleado en este experimento sería imposible que una persona fuese "teletransportada" a una velocidad superior a la de la luz, porque para eso deberíamos poder enviar información y, como dice Milloni "... Podemos tener la impresión de que enviamos información superlumínicamente aunque no estemos enviando información...".
En fin, un experimento interesante pero poco útil a efectos de viajes interestelares. Como te decía en otro post, no hay constancia de que existan partículas que "per se" se muevan a una velocidad superior a la de la luz. Y aunque existieran los taquiones, ¿cómo pasar del universo convencional al taquiónico? Porque, fíjate, si en nuestro universo, conforme nos aproximamos a la velocidad de la luz debemos aportar más y más energía (hasta hacerla infinita al igualar c), en un universo taquiónico (en el que la velocidad más baja sería c) el problema es el inverso: para "frenar" y reducir hasta la velocidad de la luz hay que aportar cada vez más y más energía, hasta hacerla infinita al alcanzar c...
Joé, ¡¡¡qué comidas de coco!!!
Por cierto,
haron, un tirón de orejas ortográfico: "todavía" se escribe con "v" no con "b"... y por supuesto, o hay que olvidar la tilde.
