Pero este post no va exactamente sobre la observación lunar, sino de un momento de descanso entre cráter y cráter.
Desde la terraza de mi casa en el pueblo veía el jardín que tengo debajo donde el Ayuntamiento ha colocado luces de adorno para dar un ambiente navideño acorde a las fechas en las que estamos. No es que me haga especial ilusión, ya que me afecta a la hora de observar, pero tengo que reconocer que el resultado es bastante entrañable.
Sin embargo, hay algo que me dejó un poco preocupado. Decidí aprovechar que tenía a mano la cámara para hacer una foto de recuerdo. El primer disparo me quedó claramente con poca exposición, pero me dije: “Anda, si parece una Cascada de Kemble de Navidad”. Menos más que no suelo verbalizar en voz alta mis pensamientos cuando estoy observando por la noche con el telescopio…

Modificando el tiro y el encuadre, ahora sí, conseguí algo más decente:

No tardé mucho en irme a dormir. Quería levantarme con tiempo para ver el último amanecer del año. Desde la casa de mi pueblo, las salidas del Sol suelen ser bastante espectaculares. Y la verdad es que no me ha decepcionado:

Feliz entrada de año, y que el 2018 venga lleno de felicidad para todos.
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Óscar