Mensajepor joser » 31 Dic 2007, 16:05
Estoy en general de acuerdo con todo lo que se ha ido indicando. Cuantos menos intermediarios existan entre nosotros y el objeto que observamos, más intenso será el contacto que lograremos con el firmamento, nos sentiremos más protagonistas de la observación, y más satisfechos del resultado por depender sólo de nuestro propio esfuerzo. A mí me gustó el tiempo que pasé con el DSI tomando imágenes, y aprendí mucho de la experiencia. No hay duda que se saca más rendimiento con el DSI que con el ojo, y que es un medio totalmente objetivo (no hay ambigüedad o dudas de si veo o no el objeto). Lo que estaba minando mi interés era el larguísimo tiempo de preparación y el cansancio de subir toda la parafernalia a la terraza. Veo al DSI como algo a usar esporádicamente, pero el fuego de nuestra afición no se puede mantener vivo con subidas esporádicas y tiempos de preparación desmotivadores: se necesita un impulso constante y que el ponerse a observar sea agradable y no suponga esfuerzo. Además, el conocimiento que conseguimos del cielo necesita tiempo y observaciones frecuentes, y es más eficaz aprender con mapas y catálogos, buscando por uno mismo, que limitándose a ver lo que el telescopio busca con ayuda del PC (y conste que he hecho programas informáticos de cartografía y manejo del telescopio desde el ordenador).
Sobre los prismáticos, en mi opinión son insustituibles y a veces nos pueden salvar noches de observación que de otra forma perderíamos miserablemente. Precisamente esta pasada noche estuve observando en el Toro (un pueblo en el límite entre Castellón y Teruel). Soplaba un viento racheado muy fuerte y frío, de manera que el telescopio nuevo (FLT132), que por ahora estoy usando sobre una montura provisional, se zarandeaba y al final me tuve que resignar a desmontarlo. Puedo soportar bien el frío, pero el viento tiene la virtud de acabar rápidamente con mi paciencia. Una lástima: salvo por el viento, era una noche magnífica, seca, oscura y transparente aunque gélida, y quedaban unas horas antes de que la Luna saliera. Afortunadamente, llevaba los prismáticos grandes (SkyMaster 25x100). Estos prismáticos son excelentes para cielo profundo. Para mí son el instrumento grab-and-go de bajo aumento perfecto: cómodos, transportables, fáciles de usar, abertura aceptable, campo similar al de un telescopio richfield (2.3º), se usan ambos ojos (menor fatiga), buen contraste, estrellas razonablemente puntiformes... Además, en condiciones desfavorables, puedes protegerte con el coche, que te aisla del viento y a la vez hace más tolerable el frío intenso. Y esto fue lo que hice: protegerme del viento con el coche, usando el habitáculo para dejar el material y libros, y fue realmente genial. A veces observo bajando la ventana del conductor y apoyando el trípode en la puerta: de sea forma, ya puede hacer todo el frío y viento que quiera. Pasé unas horas deliciosas haciendo starhopping por las constelaciones de invierno, y lo que iba a ser una noche catastrófica se convirtió en una sesión de observación memorable (el "espíritu Zen", otra vez).
Por cierto, increible el cometa Tuttle, al lado de M33 (!!!!), y el cada vez más interesante Holmes. Si no habeis visto al Tuttle todavía, es bastante más brillante que M33 (en el cénit al comienzo del crepúsculo astronómico) y se mueve rapidísimo hacia el Sur. Hace apenas cinco días estaba es Cassiopeia y va a tal velocidad (>4º día al SSE) que o lo intentais pronto, o se perderá.
José R. Torres
Meade LX200 254
WO FLT132