La primera vez que las vi a través de unos prismáticos casi me caigo de culo. Y es que las Pléyades son un espectáculo maravilloso, una auténtica delicia.
Ahora imaginemos lo que debieron suponer para el hombre del paleolítico, cuando los cielos eran 100 veces más oscuros que ahora, y el principal entretenimiento nocturno consistía en observar el firmamento y explicar cuentos alrededor de una hoguera.
Con una extensión de 60' (dos veces más que la Luna llena) las Pléyades debieron por fuerza llamar la atención del hombre primitivo. De hecho, en la gruta de Lascaux, en una bóveda que solo se ilumina durante el solsticio de invierno, los cromañones de hace 18.000 años pintaron unas figuras de animales que, según interpretaciones recientes (Rappenglueck 1997), pudiera ser una representación de las constelaciones visibles en el cielo de aquel tiempo. Seis puntos situados sobre una figura en forma de toro se ha supuesto que pudieran ser las Pléyades sobre la constelación de Tauro. Aquí encontraréis una foto:
http://www.mazzaroth.com/ChapterOne/LascauxCave.htm
En la cueva de Altamira, también existen unas imágenes de hace 14.000 años que podrían representar a Tauro en su conjunto: una aglomeración de bisontes hembras erguidas o caídas pueden representar las Pléyades, y una yegua embarazada podría representar a las Hyades, que en su conjunto total con una ciervas podrían mostrar a la constelación de Tauro (Martín Cano, 2001).
Eso significaría que los mitos acerca de las Pléyades podrían ser antiquísimos. En los milenios posteriores, sucesivas oleadas migratorias llegaron hasta Asia, América y Oceanía, llevando consigo esos mitos. Y eso explicaría porque hallamos tantas similitudes en las leyendas de culturas geográficamente muy distantes entre sí.
Por ejemplo en Oceanía, según un mito maorí, las Pléyades eran siete palomas blancas capturadas por Tautoru, el cazador (la constelación de Orión). ¿No os recuerda eso al mito griego?
Por cierto que para esa cultura la aparición de las Pléyades solía ser causa de gran excitación, pues señalaba el inicio de la estación humeda.
En la otra punta del mundo, los nativos de Norteamérica consideraban a las Pléyades como a siete pobres chicos que siempre tenían frío y hambre en este mundo y fueron convertidos en estrellas (lo siento NowHere, pero en este caso ya no son un elemento femenino, sino masculino).
En cuanto a la etimología de la palabra Pléyades, se ha sugerido que pueda venir del griego “plein” que significa navegar, pues los navegantes antiguos no salían a la mar cuando las siete hermanas estaban cubiertas de nubes, ya que ello presagiaba lluvias copiosas y tormentas.
Un abrazo,
Jou Medina