Y es que no caí, por cuanto a continuación recibía más lecciones en las que se hablaba de las partículas hermanas, que se comunicaban de nuestro laboratorio a las antípodas y allí recibían información de lo que tramábamos.
Me mareaba, pensar cuán distinto es el mundo micro del cuántico. Y resulta según lo veo ahora, que lo es, pero no tanto.
La función de onda, ahora la considero puramente como una longitud de libertad que posee el fotón (que en su día lo consideraba como un borrego, de un rebaño, sin perro guardián). Es por lo que no tenemos certeza de su ubicación, en determinado instante.
Ahora bien la incertidumbre no es ilimitada, Heissenberg, se ocupó de dar valores aceptables mediante su fórmula matemática, simplificada por Schrödinger. Y si paramos atención, esta onda, no alcanza a las antípodas de nuestro laboratorio.
Las ondas de la franja lumínica, por ejemplo, son de dimensiones nanométricas. Si tomamos un haz de luz, contendrá un número muy grande de fotones. En este caso el grupo se comporta muy parecido al que acostumbramos a ver en el mundo macro.
La individualidad de cada uno, se comporta con la incertidumbre citada de un borrego sin perro que lo dirija, pero al contar con número suficientemente grande, forman el rebaño. Y ya sabemos que es gregario.
Y ello también explica que a menor longitud, una misma frecuencia, nos facilitará, mayor energía. La incertidumbre del punto en que se encuentra, es menor. Sólo de un extremo al otro de su longitud. La superficie del obstáculo que se le oponga, será proporcional, al cuadrado de la misma, lo cual representa una presión ejercida mayor, cuanto menor sea la longitud de onda.
Si además le añadimos el factor de la frecuencia, esta energía viene multiplicada por la cantidad de sacudidas en un segundo.
Y ello, indica que si el experimento de la doble ranura, por ejemplo, se realizara dirigiendo, un rayo seguido de fotones, a la pantalla situada a 10 cm. distancia, hacia una rendija, no produciría ningún efecto de hallarse más ranuras separadas de ella otros 10 cm. Sólo se obtendría el efecto clásico, mientras las demás rendijas, no se mantuvieran más allá de la distancia que el cono de salida de la longitud de onda permitiera.
Lo dicho, incertidumbre, pero no tanto.
Saludos del Abuelo.
