Días de descanso, noches de paseos estelares.
Día 2 de abril
Esta noche quiero hacer una observación diferente. Desde la terraza de casa sólo tengo acceso al horizonte sur, y aprovechando que aún tengo a buena altura el Can Mayor y Monoceros, quiero tomarme las cosas de otra forma. No quiero seguir ningún listado, no quiero obsesionarme con encontrar determinado objeto, no quiero empecinarme en intuir nada. Me apetece recorrer una zona del cielo de cabo a rabo, de derecha a izquierda, de arriba abajo. Escudriñarla a fondo.
Relajarme, deleitarme, con la contemplación del cielo sin rumbo fijo, y a la vez emocionarme al entrar tal vez un Messier, tal vez un Ngc, en el campo del ocular.
Así que vamos allá: el Ethos 13 en el portaocular, la montura con los frenos sueltos, sin atlas, sin hoja de ruta preconcebida, sin buscador, sin ruidos, sin demasiada cl, y con una camiseta negra encima de la cabeza, echada por encima del teles.
Y para deleitarse con la contemplación de miles y miles de estrellas en el ocular nada como pasear por Monoceros. Ni tan siquiera la zona más abigarrada de Sagitario iguala la sensación de inmersión estelar. Maravilloso espectáculo con el Vixen, con estrellas como puntas de alfiler de lado a lado del campo del ethos! Racimos de estrellas se amontonan, se agolpan, como deseando ser apresadas por mi mirada.
Casi tan reconfortante como ver pasar ante el ocular objetos de espacio profundo sin esperarlo. No me molesté en contrastar nada en el atlas, pero pasaron ante mi los cúmulos abiertos M46-47, M48, M50, la nebulosa del Cono, y diversas agrupaciones estelares, seguro que con nombre NGC, de esta zona. Cuatro dobles también llamaron mucho mi atención, aunque como digo, no puse atención en situarlas.
De este modo transcurrió la primera de las dos noches que las nubes se abrieron para dejarme observar. Fueron dos horas maravillosas, necesitaba reencontrarme de esa forma con el firmamento, después de tanto hastío invernal.
Día 3 de abril
Volviendo a las andadas… La segunda noche fue más convencional, hay objetos que no quería dejar pasar antes de que se eche encima definitivamente la primavera.
Así que nada, a por ellos!!
No me voy a enrollar, principalmente porque no me apetece escribir

Después tuve que hacer filigranas (entre otras, sacar dos de las patas del trípode por fuera de la barandilla, jeje) para poder ver algunas galaxias del clúster de Coma Berenices-Virgo, porque tengo el techo del vecino encima del teles, pero vale la pena. Es increíble poder ver varias galaxias en el ocular a la vez, aunque sean meras manchitas apenas intuíbles, salvo contadas excepciones. Aquí no me molesté en ver qué nombre tiene cada una, ya que entre Denébola y Vindemiatrix hay muchísimas, apuntes hacia donde apuntes, y sinceramente me da lo mismo que lo que veo se llame M xx o NGC xxxx. Es difícil no toparte con alguna. Qué ganas de enchufarle este finde con el 12”! Si el tiempo se comporta va a ser una memorable observación de galaxias, y encima con el pastelito M51 bien alto!!
Ahora voy a por las Antenas, dos galaxias NGC juntitas en el Cuervo, pero no las consigo capturar, así que como no me quiero retirar con mal sabor de boca le enchufo a otros dos grupos, al Triplete de Leo, fantástico, muy muy bien con el 140, sobre todo la 65 y 66, la NGC alargada apenas se intuye con algo de cl; y después a por M95, 96 y 105, algo más retirada. Buen final para dos noches maravillosas.
Hay que verle la parte buena a un duro invierno sin apenas astronomía: cuando vuelves a reencontrarte con el espacio, a solas ante la inmensidad exterior, te sientes el ser más afortunado del mundo

Espero que os guste el relato