Inspirado por el post de caelanoche
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Me planteé la observación de Vesta... y hasta este fin de semana no he tenido la oportunidad propicia. Pero a veces, la paciencia tiene su recompensa

Normalmente, cuando observamos el cielo podemos tener la impresión que nos ofrece un aspecto inmutable. No somos capaces de apreciar ningún tipo de cambio en la posición de las estrellas y comprobamos noche tras noche que las constelaciones mantienen imperturbables su disposición estelar.
Las grandes distancias a las que se encuentras estas estrellas y lo limitado del “tiempo” humano en comparación al “tiempo” del Cosmos hace que no seamos capaces de apreciar su movimiento.
Pero nosotros podemos comprobar con unos simples prismáticos o pequeños telescopios que si algo no es el cielo, es inmutable.
Podemos observar el recorrido de los diferentes planetas, su rotación, las fases y la libración de la Luna, cambios de brillo en estrellas variables (tipo Algol, Beta Lyrae o Delta Cephei), el movimiento de cometas brillantes… y asteroides…
En el caso de los asteroides, al ser vecinos de nuestro Sistema Solar y encontrarse relativamente cerca de la Tierra, podemos detectar su movimiento en el fondo estrellado al cabo de unas horas… o más fácilmente, al cabo de un solo día.
Vesta es un asteroide peculiar. Fue el cuarto en descubrirse, el 29 de marzo de 1807 por Heinrich Wilhelm Olbers y con un diámetro de 530 km. es el asteroide más brillante que podemos observar (oscila alrededor de la 5ª y 7ª magnitud).
Cuando se encuentra en los periodos de máximo brillo es detectable a simple vista desde un cielo oscuro, por lo que no es descabellado pensar que con un poco de suerte, si algún astrónomo de la antigüedad hubiese reparado en él, se hubiera podido convertir en el sexto “planeta” conocido (Obviando el Sol y la Luna).
Hacía tiempo que quería observar este asteroide y ser testigo de su movimiento. Y las noches del 29 y 30 de mayo de 2010 tuve oportunidad de hacerlo:

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Estas dos noches Vesta se encontraba cerca de Algieba, en la constelación de Leo. Para localizarlo mejor tomé sus coordenadas del Starry Night y memoricé tres estrellas que me iban a servir de referencia, que no eran otras que HIP 50814 (mg. 7,8); TYC 1423-1267-1 (mg. 10) y TYC 1423-1241-1 (mg. 9,15). El asteroide propiamente dicho debía brillar con una magnitud de 6,8.
Con el ocular de 25mm (50x) localicé fácilmente la zona y pude comprobar que, debido a la contaminación lumínica que sufro tan sólo podía apreciar las tres estrellas de referencia... y el asteroide. En un primer vistazo me dió la sensación que Vesta brillaba con una intensidad similar a HIP 50814.
Decidí poner más aumentos (166x) para ver si notaba alguna peculiaridad del asteroide, pero en principio no notaba demasiada diferencia respecto a la estrella. Fijándome un poco, acabé notando que HIP 50814 "titilaba", mientras que Vesta se apreciaba como un puntito blancuzco/azul metálico bastante definido... y puntual.
De todas maneras, si no supiera que estoy observando un asteroide, seguramente lo tomaría como una estrella más... si no fuera porqué al día siguiente, a la misma hora, pude comprobar que ese puntito metálico se había desplazado de una manera significativa.
Esta segunda noche pude cumplir mi objetivo de confirmar el movimiento de Vesta respecto a las tres estrellas de referencia.
En definitiva, una bonita experiencia observacional de un vecino de nuestro querido Sistema Solar.
Saludos