El viernes 6, a las 12 de la mañana, nos disponemos a tirar para allá. Rememorando viejos y añorados tiempos con la Fat Boy, he pensado que en vez de hacer aburrida autovía, voy a tirar esta vez por el interior, por retorcidas carreteras secundarias, pero con bellos parajes naturales, siempre edificantes para el espíritu. Iré colgando fotos, por si alguno del frente gaditano o boquerón vuelve al Pinar y quiere tomarse el viaje con más calma.
Pues nada, a medio camino entre Guadix y Baza abandonamos la autovía, salida de Cuevas del Campo, donde una primera parada en el Pantano del Negratín nos aguarda.




Proseguimos viaje. Siguiente parada, pantano de la Bolera, enclavado en las estribaciones de la Sierra de Cazorla. Increíble entorno natural, te sientes lleno de naturaleza y vida por los cuatro costados. Si llega a haber un bañador por ahí…



Y seguimos, otra parada, esta vez en el río Castril. Paisaje agreste y un bonito paseo suspendido sobre el río. Definitivamente si no tenemos problemas de tiempo vale la pena hacer los mismos kms por el interior, aunque se tarde más tiempo.





Entramos ya en la ladera de la Sierra de la Sagra, donde pasamos por el Santuario de la Virgen de la Cabeza, dejamos el embalse de San Clemente a nuestra izquierda, subimos a la Guillimona y finalmente bajamos a nuestro destino, el Pinar. Muchas curvas pero buena carretera. Qué paisajes, Señorrr. Una maravilla. No paramos en este tramo a echar fotos, zorryyyy!
Al llegar al Pinar saludamos a los conocidos que nos vamos encontrando, llegados de Cádiz, Málaga, Almería, etc, y descansamos un poco. Una larga noche nos aguarda.

A las 8,30 de la tarde el sector fotográfico tiene todo prácticamente a punto para trabajar. Vaya equipazos!!




Los observadores, que no teníamos tanta prisa por montar el chiringuito, buscamos en un primer momento un emplazamiento cercano a ellos sin que nos molestasen los ordenadores, por aquello del “hermanamiento” que debe reinar en un evento de este tipo, pero visto el escaso entusiasmo que algunos mostraron por estar todos juntos, nos pusimos donde mejor nos pareció… En fin, al final estuvo cada cuál a gusto donde quiso, que es lo que cuenta.

Montamos los equipos y nos pusimos a cenar, ya con noche cerrada. Estuvo muy bien, fue una cena entrañable, un puñado de chalados sentados en varias mesas de playa compartiendo viandas a oscuras, con linternas en la frente o lo que teníamos a mano. Para echarnos una foto. Reinó un gran ambiente de camaradería.
Mientras cenamos nos damos cuenta de que, como en mayo, un increíble cielo nos aguarda. Tal vez algo menos oscuro que hace tres meses, pero mucho mejor que en cualquiera de mis lugares habituales de observación.

Uno a uno los Messiers y NGC,s que se van poniendo a tiro van pasando por nuestras retinas, descubriendo en todos ellos detalles, matices, nunca vistos anteriormente desde lugares más polucionados. Es curioso ver cómo la galaxia de Andrómeda es mucho más grande aquí que cerca de la capital, cómo la Omega tiene estructuras claroscuras que nunca había apreciado, cómo se medio intuyen 3 de las galaxias del Quinteto, o cómo ahora sí, se aprecia bien M33 o M101. Es como ver los objetos con nuevos ojos.

Hay un buen ambientillo en el grupo, nos llamamos para comparar objetos con distintos telescopios, intercambiamos oculares, etc. Buena noche.
De igual modo, fue un placer enseñar por primera vez a los curiosos que se fueron acercando por allí a lo largo de toda la noche los objetos más vistosos, como M13, La Laguna, Júpiter, etc., ver sus caras de asombro, intuir más bien, jeje. Es bonito compartirlo.
Y eso es lo que dio de sí el día en el Pinar. A la mañana siguiente para casa.
Gracias por leer el rollete.