En primer lugar, este cambio en el eje es imperceptible a efectos prácticos, así que la alineación al polo celeste no se ve alterada

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No se trata de una alteración de la orientación del polo desde el punto de vista geográfico o astronómico. Los geofísicos tienen un modelo del geoide terrestre, o sea, de la forma verdadera de nuestro planeta. Este geoide, como todo sólido, tiene un eje de simetría, que es distinto del eje de rotación, y viene determinado por la distribución de masas.
Cuando se produce un seismo muy intenso, como los que tiene lugar en un borde de placa continental en el que hay subducción (una de las placas se hunde en el manto terrestre), o sea, los que tuvieron lugar en Chile, y este viernes en Japón, hay una redistribución de masas por la ruptura de roca de la placa superior (lo que origina el terremoto) y un desplazamiento de las masas terrestres emergidas. Esta redistribución es ínfima respecto a la masa terrestre en conjunto, pero los geofísicos pueden recalcular el eje de simetría del geoide terrestre conforme a esta variación, y por ello pueden estimar este desplazamiento de 10cm en el eje (supongo que a partir de su posición anterior) y una variación muy pequeña en la duración del día (solo medible con los relojes atómicos).
Todo esto es independiente de los movimientos de precesión y nutación de la Tierra.