Nuevos ojos para M-42

[JCS]

Que fortuna sería poder callar siempre, no vulnerar el silencio que nos envuelve y fija nuestras ataduras, casi siempre toleradas o bienvenidas, cuando no reclamadas con exigencia. Ojalá nadie nos pidiera jamás que contáramos lo que conocemos bien o, incluso, lo que ignoramos pero no nos atrevemos a aceptar (la soberbia, una desdicha que acompaña al hombre siempre). Nos obligamos y nos obligan a ser certeros siempre en nuestras opiniones o relatos o, por el contrario, a comportarnos como farsantes y desleales con aquellos que nos piden criterio y expresión. Que mala suerte someternos a la necesidad de vulnerar la confianza y, aún la estima de aquellos que confían en nosotros o bien nos quieren. También, quizá peor, mostrar la arrogancia de nuestro, siempre incierto, conocimiento o saber, que humilla a los menos aventajados o los sitúa en actitud servil o aduladora.

Triste y confusa introducción –bien lo sé- para una supuesta crónica de observación astronómica. Acaso mi ánimo no se halle en el punto óptimo que, invariablemente, me desliza por las humoradas bufonescas a las que os tengo acostumbrados y pido perdón por ello, pero los estados emocionales son cambiantes y caprichosos. No dejan demasiado margen a la elección más oportuna o bien recibida, causando estupor y perplejidad.

El Domingo me hallaba rebuscando dobles en la constelación de Aries. Al final de la sesión reparé en el majestuoso cazador que se me presentaba en toda su esplendorosa belleza. Pese a no ser asiduo de la mera observación y menos a narrar lo contemplado, que ya otros lo hacen con inigualable pericia, no pude evitar dirigir el telescopio a la Gran Nebulosa. Contemplar ensimismado el barroco bucle de finas gasas y delicados velos que envuelven y protegen infinidad de soles que se están gestando o que, acaso, ya vieron la luz (el tiempo, ese truhán que nos engaña y confunde, siempre tramposo en su condición).

Me detuve en las finas hebras en las que creía intuir su delicioso colorido por más que estuviera matizado por los verdes y azules dominantes, al menos a nuestros ojos. En su extensión de mariposa que despliega sus alas antes de iniciar el vuelo. La pequeña y apenas perceptible mancha que, a modo de pico, o mejor, de aguijón (nunca hay que fiarse de la belleza, pude ser traidora y esquinada). Pero, sobre todo, los millones de punto luminosos que la pueblan entretejidos por el fino tapiz de gas. Esos soles, pseudosoles, protosoles o lo que quieran que sean en este tiempo que no es el nuestro (otra desgracia, no llegar a conocer –al menos por ahora- ese rostro mañana).

Ente todos ellos me hipnotizaba el famoso trapecio, que se muestra como una pandilla de adolescentes dispuestos y empeñados en crecer juntos y compartir su destino. Un poquito más alejados otros tres miembros que parecer intentar convencerlos para ser admitidos en su exclusivo grupo por no medrar en soledad.

No sé bien que más decir o, acaso, no sé si quiero decir algo más. Tal y como inicié esta pantomima, nadie debería incitarnos a contar, lo que se sabe, lo que se desea ocultar y lo que se ignora. Callar, siempre callar y solo dirigirnos a nosotros mismos, con reproches o con halagos, que tanto da.

Vuelvo a pedir disculpas por este extravagante relato. Aunque no puedo, honradamente decir que me sorprenda. Y como me va en los genes, no pude menos que tomar una fotografía de la peña.

Trapecio Ori 0063 11-03-20 21-53-18.jpg

Un abrazo a todos.

[SERGIT]

Un precioso relato JCS, sigue así.

Saludos.

Sergi.

[madaleno]

¿Seguro que era M42? porque yo nunca he visto tantas cosas en la nebulosa

Muy bueno el relato

Saludos

[MigL]

Salu2

[almach]

Hola JCS,

Curioso lo de los estados de ánimo. Cuando nuestros pensamientos están más cerca de las sombras que de la luz, a menudo familiares y amigos nos dicen: "Tendrías que animarte". Siempre me ha chocado este consejo... como si el que está triste no lo supiera . La cuestión es cómo. Al final cada cual encuentra el camino hacia un estado más acorde a lo que consideramos felicidad a su manera. Por suerte, al menos en mi caso, sentarme frente al telescopio, en la intimidad de la noche y observar las maravillas de la naturaleza me ayuda a relativizar los problemas cotidianos y a dar gracias por ser capaz de captar y disfrutar ese espectáculo.

En cualquier caso, en momentos de tristeza muchos hombres han creado obras de arte de gran belleza, y una prueba más de ello es tu Trapecio y el relato que lo acompaña. Caprichosa que es la vida. Nuestras armas el humor y la alegría.

Saludos

[JCS]

Muchas gracias a todos. De vez en cuando me da por escribir y el resultado varía en función de lo que vaya hilvanando. Soy un improvisador y el método o la simple reflexión no son virtudes que cultive demasiado. En realidad son pocas las virtudes con las que estoy en condiciones de hacer alarde (una lamentable circunstancia). Son retazos íntimos de mi existencia que, en ocasiones comparto con vosotros sin buscar halagos o lisonjas (soy iconoclasta inveterado).

Gracias Sergi (ahora resulta que voy a tener más amigos catalanes que madrileños, pero ¿qué significan nuestras tristes aldeas frente a lo que tenemos la suerte de contemplar? El cosmos que nos empequeñece, disimula y, aún, ignora.

Madaleno, palabrita del niño Jesús que, tampoco yo, he visto así la nebulosa pero nuestra mayor libertad, la que nadie puede fijar con grilletes ni sojuzgar es nuestra imaginación, de modo que séanos permitido ver lo que más y mejor nos acomode.

Miguel, siempre tan gráfico en tus expresiones. Te agradezco de corazón esos inmerecidos “Teleñecos”

Y Oscar los malos ratos se diluyen, las pesadillas dan paso a lo cotidiano (en no pocas ocasiones esa cotidianidad es peor que el sueño más miserable y perturbador), pero como bien dices, al cabo encontramos una minúscula fracción de paz y sosiego. Todo es poner medios y empeño. Por cierto, en lo de obra de arte creo que te pasas un pelo. Unas cuantas frases y reflexiones pseudoexistencialistas, malamente conexas y unidas a otros ojos que pretenden ver y ser inspirados por algo distinto.

Un abrazo a todos y gracias otra vez.

[kothaar]

Que bonito relato JCS. Muchas veces es complicado explicar con palabras lo que observamos con nuestros ojos, a veces estamos tan abrumados con lo que vemos que cuando intentamos plasmarlo en papel nos queda una gran sensación de fracaso al no conseguirlo... es tan difícil... como explicar esos momentos de buen seeing cuando podemos ver la GMR de Júpiter, sus cinturones y todo el planeta con una sensación de 3D que pareces caerte en la imagen...como explicar esos mismos momentos cuando aparecen un montón de filamentos en Orion claramente definidos...como explicarlo con palabras, estar a la altura y dar fe de lo que vemos.
Lo que tu dices, por lo menos dar gracias de poder contemplar estas maravillas

Arriba ese ánimo y un abrazote.

[JCS]

Gracias Kothaar. Ese ánimo se en cuentra bajo, en ocasiones y otras bien alto, pero nunca tanto como las luminárias que deseásemos alcanzar y embelesarnos volando a su través. Pero nos conformamos y su contemplación nos llena de vida.

Un abrazo y, otrra vez, gracias.

[xisco68]

Un estupendo relato, JCS.
He pasado un rato agradable con su lectura. Me ha gustado.

Y la imagen del trapecio muy buena.

Un saludo

[Nachote]

Amigo mio...
Bendigo a los Dioses por haberte dotado con el don de escribir de manera virtuosa...
A mi me dejas sin palabras.
Y aunque me consta tu humildad y bonhomia,
tu generosidad por compartir parte de tu existencia,
con el resto de los mortales,
creo que debe ser reconocida...

¡¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!

Un abrazo.
PD: No se si tendras mas amigos catalanes que madrileños, pero lo que puedes tener claro es que los catalanes (creo que hablo por todos... ) te apreciamos en tu justa medida...Y eso es bastante, te lo puedo asegurar...
Otro abrazo.