Mensajepor Telescopio » 19 Oct 2005, 09:22
Hola, "Jeudy".
No te preocupes, yo he tenido el mismo problema el sábado por la noche, cuando -aprovechando que el cielo madrileño parecía despejado- monté todo el "tenderete" astrofotográfico con la sana intención de hacer unos AVI de Marte, cuyo disco se mostraba bastante bien en el ocular.
Total, que enchufo la cámara (una Philips Toucam II Pro) al portátil (nuevecito, me lo cambiaron los de Packard Bell tras la "defunción" del anterior por un problema en la placa base), abro el VRecord, apunto al Planeta Rojo, ajusto los parámetros, le doy al botón de grabar y... aparece el mensajito:
... el controlador de la cámara esta tratando de usar mas ancho de banda del USB que el disponible...
"¡Hostias! ¿Y esto?" -me pregunto. El caso es que desde que compré la cámara (de nuevo, por la defunción de la anterior, una Toucam Pro "huevo") sólo había hecho unas pruebas y todo parecía ir bien, grabación incluida.
"¿Habrá fallado el controlador?" -Pues ni corto ni perezoso, lo reinstalo. Por si acaso, reinicio el ordenador y luego vuelvo a preparar la grabación, crecientemente mosqueado con unas espesas nubes que rondan al planeta. Inicio la toma, pero me vuelve a salir el mismo mensaje. Cabreado, agarro la cámara, la miro fijamente y le escupo:
-¡Me cago en tus muertos!
De inmediato caigo en la cuenta de que una webcam no tiene muertos de los que uno pueda acordarse, así que me sereno, y pienso:
"A ver: la cámara ha funcionado bien conectada a otro USB, pero este USB en concreto funciona perfectamente, pues es el que empleo para conectar la cámara de fotos digital. Todas mis 4 conexiones USB son de tipo 2, así que esto debe responder a algún tipo de conflicto de software. Cambiemos pues la webcam de puerto USB"
Dicho y hecho, cambio de conexión USB y ¡¡albricias!! La cámara graba sin problemas.
"¡Bien!" -pienso excitado mientras me vuelvo hacia la ventana- "¡Por fin puedo hacer mis to..."
Un rictus de frustración se me dibuja en el rostro: el cielo esta cubierto.
Total y absolutamente cubierto.
Vuelvo a bramar unos cuantos exabruptos y procedo al desmonte del chiringuito. Luego me voy al salón, donde mi mujer dormita plácidamente en el sofá. Se despierta y le cuento mis penas. Casi se parte de risa.
Vaya noche. En fin, esperaremos unos días a que deje de llover, se reduzca el grado de humedad y la atmósfera se estabilice. Mientras tanto trataré de averiguar dónde está ese puñetero conflicto, aunque tampoco me preocupa demasiado.
Como ves, los problemas de los aficionados suelen ser más o menos los mismos.
Chao