Mi familia dice que cada vez estoy peor de la cabeza, y si no fuera por los resultados, tal vez tendría que darles la razón. Afortunadamente, la fe ciega en meteoblue, a veces, se ve compensada.
Y es que cargar el coche el sábado por la mañana con vistas a una salida astronómica, tras una noche de lluvia y una mañana encapotada, tiene su mérito. Y si a ello le sumamos que la tarde anterior te han llamado para advertirte que en el sitio en cuestión ha caído una buena nevada, eso ya no tiene calificativo alguno.
Así somos los astrónomos (en mi caso, novatilla astrónoma), positivos por naturaleza. Ya le comentó una persona ajena a ésto a un compañero del grupo, al ver el coche cargado, que no pensaba que con un telescopio se pudiera observar a través de las nubes. Y es que eso deben pensar al vernos salir en esas condiciones.
En fin, ya en el coche, me encamino hacia el Pinar de Araceli, pasado Puebla de Don Fadrique. No es que me entusiasme precisamente conducir por carreteras de montaña, pero si Maritxu y Comiqueso me aseguran que merece la pena, yo les creo. Y qué ganas tengo de conocer en persona a Maritxu!!!


Si califico el recibimiento de apoteósico por parte del personal del Pinar, no exagero. Para nada! Matías, encantador, fue el perfecto anfitrión, presentándome a sus compañeros en el Pinar e introduciéndome en el grupo que había en el Restaurante, observando el cielo, desesperados, tras los ventanales. Y es que la noche anterior no pudieron hacer nada. Allí estaban el amigo Comiqueso, con su compañero de asociación, Antonio (qué bueno reencontrar a Comi, buena persona donde las haya). También, los nuevos compañeros: Wenceslao y Josesteban y su mujer, gran lectora.
De allí, a la que será mi casita. Qué bonitas cabañas! Madera por dentro y por fuera. Y qué detalle tenerme la calefacción puesta tras haber comentado en días anteriores mi enemistad con el frío. Sobre un montículo y con suficiente privacidad entre unas cabañas y otras, las vistas son espectaculares, y aunque el cielo sigue encapotado, la cosa promete. Optimismo ante todo...
Buen lugar, sin televisión, sin ruidos, ni tan siquiera cobertura de teléfono. El sitio idóneo para evadirte del mundo y vivir por unas horas a solas con la naturaleza y contigo mismo. Inmejorables condiciones para descubrirte.
De mis cábalas me sacan unas risas. Una voz conocida grita mi nombre. Una voz envuelta en una brillante cabellera roja. Es mi amiga Maritxu. No nos conocíamos en persona todavía, pero cumple todas las espectativas: vital, entusiasta, encantadora, cariñosa (que es buena astrofotógrafa ya lo sabe todo el mundo). Viene acompañada por Astrogades, y por ING y su familia (los dos Isidros y las dos Maribeles). Encantada, chicos!!
La comida es a las 2, así que un paseíto respirando el fresco (sobre todo, fresco) aire de la montaña. Nuevos encuentros en la comida: Demonio y familia y Baxter y la suya, viejos conocidos de Martos (pero qué par de niños más guapos!!). A los postres, el amigo FranJua, cargado de ilusión y optimismo ante la noche que se presenta.

Comiqueso (Juanjo) y Baxter (José Miguel)

Astrogades (Jesús) y Antonio

Las chicas de Baxter (Paula y su mamá)
Tras la comida, tertulia, copas y música. Y es que los chicos del Pinar, junto con Astrogades (qué sorpresa, Jesús!) nos amenizan la sobremesa con buenos ritmos. Y es que la viña del astrónomo se enriquece de mucHas cosas, no sólo de estrellas vive el hombre (menos mal, porque vaya inviernito que nos ha hecho...)

Jesús (Astrogades) y Diego a la guitarra y Matías a la batería.
Para enriquecer nuestro espíritu, pequeña excursión por las cercanías. Arbacia hubiera estado orgulloso de nosotros. FranJua, Comiqueso, Antonio, Maritxu y yo dedicamos un tiempo a la búsqueda de fósiles. Lo que mi ojo no consigue, lo hace la bondad de los compañeros. En el campo, Maritxu y FranJua me obsequian con unos bonitos restos y de nuevo en el restaurante, Matías me regala una preciosa caracola fosilizada.

Antonio, Maritxu, Juanjo y JuanFra
Nos vamos reuniendo de nuevo en el Restaurante, unos beben, otros charlan, alguno revela su afición oculta maltratando una guitarra y aporreando la batería. Quizás con algunas clases se pueda convertir en el nuevo Mark Knoffler....

El nuevo batería de U2
Por fin, los últimos en llegar hacen su aparición. Teteca, Oscar y Jean. Tenía ganas de conocerte, Teteca!! Esas crónicas piratas no tienen parangón.
Una vez reunidos todos, se decide montar, pese a que la noche no está totalmente despejada, pero hay buenos pronósticos (ahhhhhh, positivismo ante todo).
Mientras "los grandes" deciden el lugar de plantada, Maritxu y yo nos entretenemos inmortalizando la puesta de sol.

Maritxu dejó su buen hacer en mi cámara,

Verdaderamente inolvidable. Algunos afortunados pudieron disfrutar de un gran espectáculo de la naturaleza: el rayo verde. Aquel breve instante en el que el sol roza el horizonte y exhala su último suspiro en forma de rayo verde.
Cuenta la leyenda, y así lo refleja Julio Verne en su libro "El rayo Verde", que quien consiga verlo, encontrará el verdadero amor.
El perfecto punto y seguido para una jornada memorable y una noche gloriosa.