
En fin, bromas de mal gusto a parte, me parece una idea descabellada. ¿Mandar a unos cuantos simios a Marte para estudiar los efectos de la radiación? ¿Tener encerrados en una lata a varios primates durante meses? ¿Nadie se ha parado a pensar que nuestros parientes más cercanos también experimentan el miedo, el terror y la angustia? En 1957 la perra Laika murió al cabo de unas pocas horas por culpa del sobrecalentamiento y del estrés, y sabemos que varios monos murieron durante los primeros días de la astronáutica tripulada. ¿Acaso pretenden comparar las respuestas biométricas de un animal aterrado con los de un ser humano que se ha prestado voluntario para la misión conociendo los riesgos y el objetivo y habiéndose entrenado física, intelectual y psicológicamente para el desafío? Es bien sabido que el estrés debilita las defensas, con lo que los datos no serían del todo fiables.
Si de verdad quieren salvaguardar la seguridad de los futuros astronáutas, que inviertan en investigación en materiales, en campos energéticos y en sistemas de propulsión. Con ellos podrán hacerse naves seguras y rápidas, exponiendo lo menos posible a los tripulantes a las hostiles condiciones del espacio exterior.